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TITA MERELLO. Acaso no haya actriz argentina
capaz de entablar un diálogo tan desinhibido con
el público ni personaje de la farándula que haya
conseguido instalarse tan cómodamente en la
cúspide de la fama; y por tan largo tiempo.
Poseedora de un atractivo que sólo infunden los
artistas más sinceros —y por lo tanto más
comunicativos—, Laura Ana Tita Merello puede
regodearse, a los 67 años, de recoger los
aplausos más estentóreos de la actual temporada
teatral marplatense. Plato fuerte en el show de
tango y música folklórica que ofrece La Carpa
del Pueblo, junto a Hugo del Carril, ella
desgrana con medida elocuencia su repertorio
arrabalero, pero también dialoga con el público,
bromea y se emociona, da muestras, de su
esplendorosa vitalidad, se permite seguir siendo
Tita Merello, sin preocuparse demasiado por los
reflectores, una virtud nada frecuente en el
ámbito que ella transita. Parece justo,
entonces, tributarle este reconocimiento, no
sólo por lo que ella ofrece cada noche, sino más
bien por lo que ella significa: por ser un
perdurable ejemplo de fidelidad a si misma,
constituye el vinculo afectivo más elocuente
entre el arte popular y sus degustadores. El
espectáculo de La Carpa, una idea que Hugo del
Carril concretó en Buenos Aires, el año pasado,
incluye otros números: entre ellos, Los
Arribeños, un afiatado conjunto folklórico, Alba
Solís y el propio Del Carril. Y entre todos,
solidariamente, irradian una corriente de júbilo
autóctono en medio de tanta frivolidad
veraniega. Foto de OSVALDO DULINI Revista
Siete Días Ilustrados 31.01.1972
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