—Amelita Baltar, toda una personalidad, ¿no tiene demasiado
miedo a que la identifiquen con Astor Piazzolla? ¿A ser una
especie de segundo plano?
—Sí, claro que tengo miedo. Yo le dije el otro día a Astor que
ya me acostumbré a ser Amelita Baltar. Si hubiera sido una ama
de casa, pegada a la cocina, habría menos problemas. Pero cuando
arranqué con "María de Buenos Aires" ya tenía éxitos como
cantante. Es el ego formidable que una tiene. La verdad es que
no me puedo quejar: Astor, Ferrer, se me han brindado sin
egoísmo. Yo también y el resultado es un respeto una amistad muy
grata.
Revista Gente y la Actualidad
15.01.1970