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Actor Ernesto Bianco
—¿Cómo comenzó todo?
—¿Qué? ¿Esta etapa?
—No. Su carrera, como totalidad.
La aclaración era bastante necesaria, porque no hace falta
demasiado tiempo para advertir que el Bianco pretérito y el
Bianco televisivo no son cuerpo y sombra de un hombre sino una
integridad, la que surge sobre la base de talento de un actor
mayor.
—Como la de tantos. Un poco por casualidad y el resto por una
profunda vocación. Mi origen fue bastante humilde, pero me las
arreglaba. Cuando estaba en el secundario tenía un compañero que
influyó mucho en mi futuro.
—¿Cómo?
—Le llevaba comida a su padre, que era utilero del Marconi. Yo
lo acompañaba y de paso me quedaba a ver las funciones. Allí
comencé a descubrir el mundo escondido, el de las bambalinas. Me
fui empapando del trabajo del actor, de sus secretos. Por ese
entonces, algo que no tenía nada que ver con el teatro estaba
muy metido en mí: el fútbol. Jugaba en la tercera de All Boys y
de no ser por ese imán inexplicable que me empujaba o me atraía,
tal vez le hubiera seguido pegando a una pelota. Pero dejé de
jugar para entrar al Conservatorio de Arte Escénico.
Revista Gente y la Actualidad
Foto Juan Fernández
26.11.1970