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Después de 180 días de fajina y polémicas, la porteña calle
Florida lució remodelada, convertida en el paseo peatonal tan
anhelado. Esa metamorfosis operada sobre las doce cuadras de la
arteria céntrica, como todo cambio, arrojó durante el lapso de
gestación saldos letales. El más notable, quizá, consistió en la
defenestración de dos alcaldes, ambos generales retirados. El
primer edil caído fue el promotor de la trasfiguración, Manuel
Iricíbar; el segundo, Tomás Caballero. Por fin, la ejecutividad
del actual lord mayor, Saturnino Montero Ruiz, pudo más que el
fárrago de papeles que circuló por dependencias de Obras
Sanitarias (encargada de reentubar Florida), la comuna y la
empresa constructora que tuvo a su cargo las tareas. Doblando
las jornadas de labor, S.M.R. anticipó el estreno en un mes y
pudo inaugurar con una caminata —el 1º de julio de este año— la
flamante calzada a un solo nivel, tachonada con 100 maceteros
(de los que emergen arbustos y flores) y futuristas quioscos de
acrílicos ideados para la venta de revistas y diarios.
Revista Siete Días Ilustrados
23.08.1971