—Mi vocación nació aquí en estos lugares (Parque
Camet), dicen que desde los cuatro años dibujaba
los retratos de la gente que venía a casa,
apenas me acuerdo. Es curioso, hay que tener en
cuenta que acá, en el campo, no había nada donde
fomentar esta tendencia. Realmente fue una
vocación innata. No sólo dibujaba, tuve la
sensación del color, del paisaje, a través de
diversas cosas. En una ocasión vi descender un
flamenco rosado sobre una laguna, atardecía y me
impresionó vivamente. Después leí un pasaje de
Guillermo Hudson sobre ese mismo motivo que me
llamó la atención porque era la misma sensación
que yo había tenido.
Juan Carlos Castagnino
Revista Gente y la Actualidad
15.04.1971