Una vieja leyenda húngara dice que todas las
casas tienen dos puertas: la primera, evidente,
es la que utilizan los moradores para entrar y
salir; la segunda, siempre escondida, es la que
utilizan los vampiros para sus visitas, después
de una paciente búsqueda que a veces les lleva
años. Según esa historia, sólo el azar determina
que los vampiros frecuenten ciertos lugares y en
cambio asedien otros, en vano, durante siglos.
"No sé si la historia será cierta —ríe Elena
Sédova— pero me parece que la puerta que
encontré yo no es la de todos los días."
Revista Siete Días Ilustrados
03.04.1970