Fue un ídolo cabal y uno de los más dramáticos que recuerda nuestro deporte. Justo Ramón Suárez llevó consigo una frase que lo pintaba entero: "el torito de Mataderos". Larga gloria para quien debió escalar una vida corta en donde las penas fueron largas. Billy Petrolle, el 11 de julio de 1931, lo noquea en Nueva York y su estrella se apaga. Muy pronto también su vida. Al igual que 2 de sus 23 hermanos, lo consumió la tuberculosis. Murió el 10 de agosto de 1938. Su sonrisa iluminó una época. Su final alimentó otra historia. De penas. (Revista Gente 1974)

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