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Haciendo memoria
Siempre ocurrió lo mismo. El arquero es considerado como un
verdadero valor cuando consigue -a costa de cualquier
esfuerzo- mantener su valla invicta. Es que él debe ser
efectivo cuando todos fallan; él tiene que acertar cuando
todos yerran: debe estar sereno cuando todos están nerviosos
y debe hacer, con su acción, inútiles los esfuerzos de la
delantera contraria. Para él los hombres llegan, pero la
pelota no debe pasar. Tal el caso del famoso guardavall del
Rácing Club Juan Botasso, a quien evocamos desde estas
fotografías de nuestro archivo y que por esa fecha era
calificado como "el menos elegante, pero el más efectivo". Y
todos estuvieron de acuerdo.
Revista PBT, 03/1955 |
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