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HISTORIOGRAFÍA — En 1960, dos meses después de que John
F. Kennedy asumiera la Presidencia de Estados Unidos,
veintidós psiquiatras estudiaron la personalidad del Primer
Ministro de la Unión Soviética, Nikita S. Kruschev, por
encargo de la Casa Blanca. Bryan Wedge, 60, director de
investigaciones en la Universidad de Princeton, reveló el
lunes 4 que un congreso de especialistas se concentró en
Washington, a fines de marzo, para responder a esta sola
pregunta: ¿Quién es Kruschev? Los psiquiatras se valieron de
informes preparados por la CIA, pero despreciaron su
contenido, "Era un acopio de banalidades", declaró Wedge.
Buscaron fuentes más serias, con la premura del caso, y
compusieron un documento de 1700 palabras. En 1961 se lo
enviaron a Kennedy, cuando el Presidente se aprestaba a
reunirse con Kruschev en Viena, por primera vez. Wedge
asegura que todas las flechas dieron en el blanco: Kennedy,
que había aprendido el informe casi de memoria, se comportó
como los psiquiatras lo aconsejaron: evitó el empleo de
nociones y palabras abstractas, soslayó las declaraciones
vagas y pasó por alto los refranes de origen ucranio que
Kruschev emitía cada tanto. Apeló exclusivamente a cifras y
a datos verificables, sin preocuparse por convencer a su
interlocutor. Así
logró conservar su energía hasta el fin, y conjurar la
estrategia que el Primer Ministro llevaba preparada: un
aluvión de ataques violentos y sostenidos, capaces de agotar
el mejor templado de los sistemas nerviosos.
Revista Primera Plana
12/11/1968 |
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