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MUCHA gente oye hablar hoy en el mundo de Courréges,
pero es mucha más la que lo ignora. Yo, por ejemplo, el mes
pasado, fui con mi mujer Karen a un cocktail-party en lo de
una pareja llamados Burt y Betty Bursby. Durante toda la
reunión conversé animadamente con una encantadora nena que
usaba botitas blancas y un vestido extremadamente corto y
que yo suponía debía ser la hija de los Bursby, de ocho o
nueve años.
—Caramba, qué chica más rica tienen los Bursby —le comenté a
mi mujer cuando volvíamos a casa—. Y tan inteligente para su
edad.
—¡Oh, por el amor de Dios¡ —exclamó Karen—. Esa no era una
nena; la chica con la cual estabas conversando era Betty
Burbsy.
—¿Betty Bursby? —pregunté, confundido—. Bueno, entonces ¿por
qué estaba vestida como una nena?
—Pero, querido: ¿francamente no sabés nada? —dijo Karen—.
Betty Bursby estaba vestida según la nueva línea del modisto
Courréges. Es lo más "chic" que hay en cuestión de modas.
Todo el mundo lo sabe.
Revista 7 Días
febrero de 1966 |
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