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crónicas del siglo pasado

 

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Patxi Andión

VOCES
DE DUDA Y DESCONFIANZA
Patxi Andión aterrizó en Buenos Aires hace dos semanas con un LP, varios éxitos europeos, un repertorio de 17 canciones prohibidas en España, y una premisa: "Hacer un arte revulsivo, nunca protestón". Como Unamuno y Baroja, nació en Guipúzcoa. Ahora tiene 22 años y también como ellos se propone "romper los dos mil años de quietud estética" de su pueblo. Porque todavía se prohíbe en España el vascuence, y aun, en académico castellano, hablar de la hipocresía, de la justicia social, de los regímenes carcelarios y de "todos aquellos temas que se evitan en una conversación normal", eligió cantar.
Antes de eso supo abandonar la casa paterna (su padre, Francisco Andión, es un acreditado hombre de leyes, actualmente defenestrado de toda función pública) para pescar bacalao en Terranova y extinguir incendios en los bosques del Guadarrama. También asistir a las veladas de Jacques Brel y Georges Brassens. Así se explica, quizá, que las breves estadías en Madrid, en el despojamiento de su bohardilla de la calle Ferraz, lo ocupen temas como Rogelio, A quien corresponda, La Jacinta.
Se burla de los "intelectuales de posters", de los falsos ídolos que "ejercen sólo la función admirativa". "Para pensar es necesario que nadie se esté quieto", consiguió atemorizar a algunos ejecutivos del Canal 9, la semana pasada, en vísperas de la renovación de su contrato. Seguramente por eso sigue empeñado en recordar a Unamuno.
PERISCOPIO Nº 39 • 16/VI/70

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