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"Hijos míos, vosotros sois cristo" (el Papa a los
campesinos)
Un beso en el recalentado asfalto del Aeropuerto, una marcha
firme, de pasos largos y brazos en alto, una sonrisa
constante y unas palabras de bendición. Así entró Paulo VI
en América latina. Con sencillez y humildad, con plena
conciencia de la trascendencia histórica del acontecimiento,
con los ojos firmes sobre la porción de continente que por
primera vez recibía la visita de un Papa; con la emoción de
centenares de miles de colombianos que eran testigos de un
hito en la historia de la Iglesia.
Ayer Tierra Santa, India, Estados Unidos. Hoy América
latina. En junio del año próximo, Africa. Paulo retoma la
tradición da las sagradas escrituras y se convierte en
Peregrino. Y ahora recaló en América latina, puso el pie en
una porción del territorio mundial que vive su presente con
efervescencia, con contradicciones, con aciertos y fracasos,
con frustraciones y pasiones; en una palabra, que vive, que
busca lo que va a encontrar: el destino que tiene merecido.
(Samuel Gelblung-Antonio Lagarreta, agosto 1968) |
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