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¿Y ese ataque se centraba sobre su
persona o sobre el programa?
—No, el ataque siempre es sobre el éxito. Si mi programa no
tuviera éxito, nadie se ocuparía de él. Pero los ataques ya
no me preocupan. Mí mayor preocupación son las innovaciones,
las mejoras que pueda introducir en el programa. Cada día le
agregamos una cosa más, le damos una imagen clara, sana,
buena, pura. Así nos va bien.
—Tampoco le preocupa la opinión de psicólogos y sociólogos
sobre el fenómeno de Si lo sabe, cante?
—En absoluto. No me interesa lo que diga un señor que por el
hecho de tener colgado en su casa un diploma de psicólogo o
sociólogo se crea con derecho a analizarme. A mí me importa
lo que dice la gente capaz, la gente sensata. Me interesa lo
que dice el pueblo, que nunca se equivoca. En cambio, hay
cada sociólogo y cada psicólogo. . .
Revista Siete Días Ilustrados
16.02.1970 |
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