Fotografías
Rodolfo Walsh, 1969
El Concurso de Autores Noveles, de la Comedia Nacional, ganado
por el escritor Julio Mauricio con 'Motivos' (de reciente
estreno), descubrió a otro autor: Rodolfo Jorge Walsh (La
Granada), que obtuvo la minoría por los votos de Osvaldo Bonnet
y Sergio De Cecco.
El prejuicio que juzga a la sátira menos importante que el drama
jugó "en contra" de La Granada, sutil e ingeniosa burla del
militarismo, de sus intereses y sus absurdos. El autor de
'Motivos' eligió en cambio un tema más trillado: el
enfrentamiento de la burguesía y los humildes habitantes de un
conventillo, perseguidos por el desalojo y la injusticia social,
que en lugar de servir como base de sustento para elaborar la
premisa —como en La Granada—, se hace tan complejo e intrincado
que a veces resulta difícil seguir el hilo de los
acontecimientos.
Su defecto más grave, el desequilibrio en el desarrollo de los
dos temas paralelos (el desalojo del conventillo y la
frustración matrimonial de Elsa y Enrique), hace que la
estructura de 'Motivos' sea endeble y ayude poco a la
comprensión de la obra.
Motivos está bien escrita; su lenguaje, especialmente el del
matrimonio burgués, es eficaz e ingenioso, pero el excesivo
naturalismo de las escenas del conventillo es árido y
desprovisto de teatralidad. "La letra" de La Granada en cambio
es brillante y de una riqueza poco común en nuestros autores.
'Motivos' está dominada por un esquema: Los ricos son
materialistas, insulsos y despojados de humanidad, los pobres,
en cambio, son "simples, maravillosos y buenos", como dice Elsa
(en el 2º acto), cuya repulsión por los negocios de su marido es
excesiva y un poco neurótica. Enrique, si bien está desprovisto
de espiritualidad, tampoco es el típico marido incomunicado con
su mujer.
La Granada, en cambio, ha encontrado nuevos y originales
símbolos para expresar lo que quiere decir. En una etapa de las
maniobras militares donde se debaten los "rojos" y los "azules",
un soldado, por torpeza, le quita el seguro a una granada y
consigue, apretando un resorte, impedir que explote. Sin
embargo, si mueve el dedo, si lo suelta, la granada estallará.
toda la pieza se desarrolla a través de este hecho tragicómico.
La granada es, evidentemente, la violencia, la agresividad que
todos llevamos guardada. Y Walsh lo pone de manifiesto cuando el
técnico de explosivos, Fuselli, le dice al soldado: "Hijo mío,
haga de cuenta que le ha salido un tumor maligno, un cáncer.
Peor: una lepra, porque ya nadie se le va a acercar, ¿comprende?
Esa granada que lleva en la mano, pone treinta metros de respeto
entre usted y el mundo. Parecen nada, treinta metros, pero usted
ya empieza a ver el mundo de otro modo. El miedo es sólido,
soldado. Un muro. No le pida a nadie que camine a través de un
muro. Lo real es que ahora usted está unido a la granada, y la
granada a usted, por un vínculo indisoluble. "La granada es
usted".
Revista Panorama
11/1969
|