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—¿Qué tiene que ver el potrero en su vida?
—Todo. Ahí me inicié jugando a! fútbol cuando no era más que
un pebete de seis años que se escapaba de la escuela,
colgaba en un árbol el delantal que le había almidonado la
vieja, y se entregaba al único lujo que le estataba
permitido. Un lujo que a veces se llamaba pelota de trapo.
Angel Clemente Rojas y su hija Marcela Beatriz (11/1968) |
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