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Cuatrocientos años después que William Shakespeare
concibió Romeo y Julieta, y por primera vez en la historia
del cine, el casi folklórico drama veronés fue protagonizado
por dos jóvenes cuyas edades coincidieron con los de los
protagonistas creados por el dramaturgo inglés. En el
momento del rodaje del film, que hace pocos meses consagró
al director florentino Franco Zeffirelli (ex colaborador de
Luchino Visconti), Olivia Hussein (Julieta) contaba quince
años y Leonard Whiting (Romeo) acababa de cumplir
diecisiete. Una precisión argumental que no ostentaron las
dos anteriores versiones cinematográficas: la primera
(1935), que el director George Cukor pergeñó para la Metro,
entronizó a dos actores adultos, Norma Shearer y Leslie
Howard; la segunda (1953) fue edificada por Renato
Castellani e interpretada por Susan Shentall y Laurence
Harvey.
La actuación de Whiting y la Hussey (dos honorables
desconocidos para el público internacional) no sólo desató
fervientes elogios de la crítica especializada, sino que
urticó la curiosidad de los espectadores. ¿Quiénes son, en
realidad, estos dos nostálgicos y acaramelados amantes que
pasean su desconsuelo por las tortuosas callejuelas de una
Verona medieval?
"Olivia y Leonard parecen escapados de un lienzo de El
Giotto —comparó Zeffirelli—; exhiben esa dulzura
inaprehensible y serena que se volatiliza en los cuadros del
pintor italiano." ¿Cómo encaja esa apariencia en la
personalidad de los dos jóvenes? Al parecer, con bastante
dificultad. "Me apasiona todo lo que sea ruidoso: las
carreras de autos, la música beat, las minifaldas
escandalosas —se confiesa Olivia—. Además, me gusta reír en
voz alta y gritar cuando no me entienden." Leonard no le va
a la zaga: "Nada hay más estremecedor que un vigoroso Yeah!
proferido por Los Beatles —sostiene—. Yo he sido cantor y
nunca logré un aullido perfecto".
Revista Siete Días Ilustrados
26.05.1969 |
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