|
|
|
—Yo soy actor porque la vi a Bette Davis sonarse
la nariz, por ejemplo. —¿Cómo? —Claro, mi
abuela me llevaba al cine (desde que usaba
pantalones cortos). Las actrices eran todas muy
hermosas; tenían trajes muy lindos. Siempre
había flores detrás de ellas: no parecían
personas. Un día me llevaron a ver una película,
"La gran mentira": la primera aparición Bette la
hacia despeinada, muy ojerosa y resfriada. En
ese momento se sonó la nariz. Y yo pensé: "Se
sonó la nariz! ¡Entonces es una persona! ¡Es
igual que yo!" Quise ser actor. Sentí que YO
TAMBIEN podía serlo. Tendría siete, ocho años, y
jugaba en la azotea de mi casa a cosas que
parecían teatro: veía bichitos, una abeja
muerta, la metía en una cajita, me ponía todos
los trapos o sábanas que encontraba y hacía una
cantidad de ceremonias alrededor de la cajita;
¡una cosa de locos! Era una aventura solamente
para la abeja y para mí, no quería tener
público. Me hubiera dado mucha vergüenza. Era un
misterio mío, un mundo mío. Revista Gente y
la Actualidad 17.01.1974 Foto de Ricardo
Alfieri (h)
|
|