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RICARDO C. GUARDO: "Horas difíciles", edición
del autor, Buenos Airea, 1963. 280 pesos.
Cualquiera sea la reacción de cada lector,
ninguno habrá de negar que este libro es
esencialmente un acto político. Un dirigente
peronista de primera fila se atreve a confesar
que su partido adopta la "línea blanda", como
contribución a la tarea de rehacer las
instituciones. Pero el doctor Guardo, a
diferencia de otros, defiende esa línea dentro
de su sector y no fuera de él. Este es el
aspecto absolutamente novedoso de su obra, y no
constituye el menor de sus méritos el haberla
escrito durante el año 1962, cuando el
movimiento seguía en apariencia la "línea dura".
"Es posible que muchos de mis partidarios no
queden conformes, por esperar un mayor énfasis
en la defensa. Así como muchos me acusarán de
parquedad en el reconocimiento de los errores".
Efectivamente, el autor deberá sobrellevar los
reproches de ambas partes. Pero le queda la
satisfacción de haber abierto "una picada en
este bosque enmarañado de fuertes pasiones e
intereses que hoy cubre toda la patria". No es
una satisfacción sin consecuencias. Meditar
honradamente sobre la historia reciente trae su
recompensa, puesto que ayuda a quien lo hace ver
claro. "Si es absurdo pensar en términos de
1945, 1955 o 1958, lo sería igualmente deducir
que tales fechas no han existido". Este concepto
apunta a la síntesis que algún día hallará el
país, al cabo de un doloroso proceso. El
volumen, de casi 400 páginas, está escrito con
claridad y llaneza, sólo empañadas por algunas
páginas prescindibles sobre filosofía de la
historia geopolítica, y por algunos
"testimonios" personales de simple valor
anecdótico. Se observa una que otra laguna, como
la de los trágicos sucesos de 1956, y se echa de
menos un análisis detenido del movimiento
obrero: es el propio autor quien se reprocha
esta última omisión. El doctor Guardo
consagra 150 páginas al estudio de la economía
peronista. Allí se encuentra, probablemente, la
verdadera causa de la caída. En su exposición no
faltan los aciertos, pero queda la impresión de
que, en definitiva, lo que se hace en estas
páginas es explicar persuasivamente un fracaso.
Pero sus argumentos pueden servir de contrapeso
a la brillante crítica que ejercitó Julio
Irazusta, en un difundido libro, a la
orientación económica del régimen peronista.
aparecido en revista Primera Plana, 07.05.1963
Nota: el Dr. Guardo fue odontólogo y médico.
Diputado Nacional, Presidente de la Cámara,
embajador en el Vaticano, Ministro de Defensa.
Esposo de Lilian Lagomarsino (acompañante de
Evita en su gira por Europa en 1947)
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