—¿Es legítimo emplear la violencia para lograr la justicia?
—La violencia número uno, la madre de todas las violencias, nace
de las injusticias. Se llama injusticia. Así, los jóvenes que
quieren interpretar a los oprimidos reaccionan contra la
violencia número uno con la violencia número dos. Y ésta, a su
vez, provoca la violencia número tres, la violencia fascista. Yo
no acepto ninguna de esas tres violencias, pero a la violencia
número dos puedo comprenderla. Detesto al que se queda
pasivamente, al que se calla, y amo sólo al que se bate, al que
se atreve.
Helder Camara, 1970