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¿Cómo eran las cosas en el rock en las primeras épocas de Mana!?
Eran muy difíciles. En mí había una enorme fe, todo lo que yo
estaba haciendo partía de un movimiento interno mío, de una
necesidad de expresarme con algo que yo sentía profundamente y
con lo cual me identificaba. Me sentía muy grande en cuanto a
las ganas y al potencial que yo podía desarrollar, pero muy
pequeño en cuanto a cómo canalizarlo. Me acuerdo que veía al
rock americano o al inglés que ya estaban en una etapa de
grandes equipos, Hendrix, Cream, y aquí estábamos con el pequeño
Robertone. Además estábamos con un circuito de trabajo muy
limitado que eran los clubes, y que fueron quienes nos dieron la
fama. Después vinieron los recitales. Yo veía que todo eso iba a
tener proyección, fiero sabía que iba a pasar mucho tiempo hasta
que llegara. Efectivamente, fue así. Pero yo lo veía con fe,
pese a que las grabadoras y la gente de producción estaban en
otra cosa, se preocupaban por hacer covers de afuera y trabajar
con música elaborada en el exterior. Incluso el rock de afuera
era un rubro muy pequeño. A nosotros nos miraban como a locos.
Se burlaban y reían porque pensaban que era ridículo hacer rock
en castellano. Nosotros nos sentíamos un poquito como los
profetas, que nadie les da bolilla pero que saben que tarde o
temprano van a demostrar lo que dicen. La pauta de que no
estábamos equivocados la daba el público, que nos apoyaba y nos
daba una respuesta válida. La producción no, no nos daba nada...
fragmento de reportaje en la revista Pelo a Javier Martínez
julio 1982