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"Y Luis María Aguilera, a pesar de su acento
español, a pesar de su deseo, a pesar de sus
"Pues si es que astamos charlando, pues que no
tiene importancia, pues tú dirás" no puede
olvidar que nació en una esquina de Buenos Aires
donde se dan bofetadas Parque Patricios y
Constitución. "A los países los hacen los
afectos" dice, y mira a su madre, Juana María,
que parece no terminar de sorprenderse de tener
a su lado, sano y salvo, al hijo. "Y esos
afectos, de pronto, un día le descubren a uno
que no ha andado los caminos en vano, que uno ha
dejado cosas por ahí y en un momento determinado
de tu vida —como podría ser el mal trance que
pasé— esas mismas cosas se vuelcan sobre uno con
tal cariño, preocupación, ternura, amistad, que
uno no puede menos que llorar. .. si, llorar. ..
y agradecer a Dios que le haya permitido
comprobar, por lo menos una vez en la vida, que
todo lo bueno que tú vas dando no se olvida...,
aunque a veces te parezca que ya se han
olvidado..."
Revista Gente y la Actualidad
23.12.1971
Foto de Gabriel Alvarado