"...Entonces Mario Fortunato era D. T. de Racing. Y lo mandó
llamar. Pero Perico quería jugar para Boca. ¡Si había nacido
acunado por los gritos que llegaban de la cancha, allí a dos o
tres cuadras, en Aristóbulo del Valle y Patricios! Habló con
gente, buscó influencias. Al fin quedó en Boca. Sin contrato.
Sin recibir un peso. ¡No importa! Ya estaba Ibáñez en la
primera. Otra tapa como la de Domingos. Hasta que un día. . . Lo
de siempre. El cuento repetido de todos los "postergados" que
tienen pasta de cracks...
Quizá Marante no fue Domingos. Aunque no cabe el paralelo,
porque Perico fue otra cosa. No tenía la ciencia fría del
brasileño. No mostraba el desplazamiento elegante del moreno.
Marante era vehemente temperamental, de una personalidad
ganadora. Y su estatura, su cintura extraordinaria, su estampa,
también tenían elegancia. Un atleta, Un perfecto atleta. Para ir
arriba, para recuperarse. Para cruzar. Para llegar a todas...."
El Gráfico
Edición Especial nº 10