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MARCHA
Cuando en las primeras horas de la
tarde del viernes 28 de abril comenzaron a
despoblarse las calles del radio céntrico de
Buenos Aires, los pocos transeúntes que aún
permanecían en ellas asistieron a un espectáculo
inusitado: tropas del Ejército y efectivos
policiales montaron un gigantesco operativo que
prácticamente copó la city.
El motivo del
singular despliegue —algo nunca visto antes—era
la Marcha del Hambre, una manifestación
orquestada por el Encuentro Nacional de los
Argentinos, la Comisión Nacional Intersindical y
la Federación Universitaria Argentina como
protesta por el incesante aumento del costo de
la vida.
Aunque los responsables del acto
especificaron que éste iba a tener
características pacificas, el gobierno
—previendo la posibilidad de disturbios— lo
prohibió;
al severo dispositivo de seguridad
agregó los asuetos universitario, administrativo
y bancario. En realidad, también las empresas
privadas optaron por la suspensión de tareas; es
que los comunicados oficiales propalados por
radio y televisión eran
ciertamente agoreros:
desde el día anterior anunciaban restricciones
en los servicios de
trasporte y hacían un
dramático llamado a la prudencia.
Con todo,
los incidentes no se hicieron esperar: pasadas
las 17, una corrida en Plaza de Mayo —el lugar
proyectado para la concentración de los
manifestantes— prolongaba una
noche de
refriegas, gases lacrimógenos y tensa
incertidumbre.
Hacia la madrugada —ya
definitivamente frustrado el mitin—, un
comunicado oficial evaluaba el saldo de la
¡ornada: fueron detenidas 434 personas (mayoría
de menores) en
la vertiginosa sucesión de
razzias realizadas casi siempre por policías de
civil en los
alrededores de plaza Once, Plaza
de Mayo y Constitución.
El Ministerio del
interior emitió después un documento señalando
que las fuerzas de
seguridad habían actuado
"con preferente sentido preventivo, pero también
con la firmeza y
energía propias de las
circunstancias".
La comisión organizadora de
la Marcha del Hambre precisó, en un memorial
dirigido al
presidente de la Nación, que la
demostración "tenía el único propósito de
reclamar pan y
libertad en absoluto orden".
A rrfediados de la semana pasada, la mayoría
de los detenidos había recuperado la libertad.
Revista Siete Días ilustrados
08.05.1972