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"Entre tanto escribo (dos, tres por día) esas
pildoras homeopáticas que ya coleccioné en
"Falsificaciones" y en "Parque de diversiones".
Hoy ensarté al hilo "Tres versiones del pecado
original" y un "Cuento policial" de media
carilla. ¿Quieren conocerlo? No es gran cosa.
CUENTO POLICIAL
Todos los días, dos veces por
día, yo pasaba delante de esa casa con balcones.
En un balcón estaba ella, leyendo un libro.
Nunca me miró. Yo trabajaba en una tienda
ubicada a doscientos metros de la casa de los
balcones. Nunca la mujer que leía un libro vino
a la tienda. Un día oí la conversación de dos
dientas de la tienda. Hablaban de aquella mujer.
Decían que vivía sola, que era muy rica, que
todos los primeros de mes desfilaban por su casa
una punta de inquilinos y deudores (porque usted
sabrá que es prestamista, dijo una de las
dientas) y que al otro día la mujer llevaba la
plata al Banco que está enfrente de la tienda
donde yo trabajaba. El día 2 vigilé y pude
comprobar que, en efecto, la mujer que leía un
libro en el balcón entraba en el Banco con una
enorme cartera. En la noche del primer día del
mes siguiente no me resultó difícil forzar la
cerradura de la puerta de calle. La mujer se
despertó y tuve que matarla porque se le dio por
gritar. En un cajón del escritorio encontré
medio millón de pesos. Los agarré y salí de la
casa. Nadie me vio. Pensé que nadie iba a
sospechar de mí. Qué me iba a imaginar que esa
mujer llevaba un diario íntimo y que ese diario
intimo en realidad era una novela. Fíjese que
escribió que yo, el vendedor morocho y de ojos
verdes de la tienda, era su amante y que esa
noche, justo la noche en que la maté, iría a
visitarla. Estaba loca, esa loca. La cuestión es
que ahora estoy aquí para e| resto de mi vida.
No, no es gran cosa. Seguramente irá a parar al
canasto de los papeles."
Marco Denevi en
Revista Gente y la Actualidad
1º de junio de
1972