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¿Se mecaniza en la interprestación?
Sólo cuando toco con demasiada frecuencia. Me
traiciono y la música es la principal
perjudicada. En octubre del año pasado, luego de
una treintena de conciertos, tuve que tocar aquí
y no quería. Me encerré durante dos horas antes
del concierto para poder "entrar" en la música.
Para colmo, al día siguiente debía ir a Rosario.
Sentía que estaba tocando demasiado. No podía
leer, ir al teatro o al Tigre. El ensayo con la
orquesta rosarina fue un desastre. Le dije al
director que lo suspendiera. Quería ir a dormir.
Pero mis amigos rosarinos —hay muchos pianistas
en la gran ciudad santafecina— querían reunirse
conmigo. Acepté siempre que la velada no se
extendiera más allá de las 23. Se hicieron las 3
y media. Pero fue una mágica comunicación entre
todos. Contándonos nuestras vidas fuera de la
música, sentí que me cargaba nuevamente. Al día
siguiente, con pocas horas de sueño, fui feliz
tocando.
Miguel Ángel Estrella en la Revista Siete Días
Ilustrados, 16.08.1971