"Cuando papá Orizi las mandó a la escuela
normal, Mimí y Norma sobresalían del común de
las chicas. Altas, flacas, nada sumisas, "éramos
dos señoritas a las que nos quedaba chico el
guardapolvo", recuerda Norma. "Si bien nos
recibimos de maestras —agrega la hermana menor—,
ya en ese entonces estábamos predestinadas:
queríamos ser actrices y lo logramos". Y, en
efecto, las dos primeras vedettes del teatro El
Nacional, Norma y Mimí Pons (apellido artístico
que reemplazó a Orizi) no tienen ahora el aire
típico de las maestras normales."
Revista
Siete Días Ilustrados
23.04.1968