|
|
La industria nacional del "chimento" tiene una indiscutida
precursora. Se llama Valentina.
—Los chimentos míos evitan siempre herir a nadie. No uso jamás
la mala intención. Sin embargo me han costado mis disgustos.
Algunas personas que creía amigas mías se molestaron porque no
me ocupaba más seguido de ellas en mis chimentos. Y me dolió
comprobar que no eran amigas. Además están los necios de
siempre, que se ponen fulos cuando un chimento los menciona.
Pero no se ocupan de controlar primero su propia conducta. En
fin, como ve, no todas son rosas. En realidad creo que fui la
iniciadora de los chimentos en las revistas. Nunca lo he
indagado a fondo, pero creo que sí. Por lo menos fui la creadora
de esa forma dialogada y en gotitas. "Gotitas" se llamaba
precisamente mi sección de "Antena". Y no se lo cuente a nadie,
pero muchas veces yo recogía información' que pasaban por radio,
y aprovechando que muy pocas personas tenían radio en ese
entonces escribía esa información para "Antena" y me la
publicaban.
Cuando me recibí de maestra, yo no sabía bien qué era el
periodismo, pero presentía que me iba a gustar. Y me gustó hasta
hoy. Como dice una canción de mis tiempos: "un viejo amor ni se
olvida ni se deja". Escribí en "Suplemento", "Chicas", "El
Hogar", "Selecta", "Mundo Argentino', creo que no hay revista de
Buenos Aires donde yo no haya escrito. Y por supuesto, y por
encima de todo, el diario "El Mundo", mi gran dolor.
Revista Gente y la Actualidad
17.12.1970