Futilísima Ruinosa Satelital
No hay cosa más inútil que dar consejos

Records
El gol del año

Amadeo Carrizo ya comenzaba a imaginar que sus 42 años eran un talismán, propiciatorio de records. Tras su insuperada serie de partidos oficiales jugados (hasta la semana última sumaban 516) , acababa de destronar a Antonio Roma, prolongando la cantidad de tiempo durante el que impidió que el arco de River Plate fuera vencido. Llevaba 760 minutos de pericias y peripecias en pos de una virginidad que, como nunca, es hoy pauta de méritos en el fútbol argentino. Repentinamente, un jovencito cabeceó la pelota y el record quedó fijado.
Se llama Carlos Bianchi y, curiosamente, su casa está separada de la de Carrizo por quince cuadras. Tiene 19 años; su séptimo partido en la primera de Vélez Sársfield fue la ocasión que utilizó para convertir ese gol con historia. "Yo estaba seguro de que le iba a hacer un gol porque, en todas las divisiones en las que jugué, siempre se los hice a Argentinos Juniors y a River. El domingo anterior había conseguido —¡por fin!— meter uno en primera: contra Argentinos. Con River no podía fallar."
No imaginó —es lógico— el irregular trámite mediante el que iba a recibir, de rebote, un hálito de popularidad: "Yo no me moví cuando Gallo pateó al arco; estaba seguro de que era gol. Enseguida, me encontré con la pelota de vuelta del travesaño; le di el frentazo y entró".
Bianchi es un atacante natural. Su organismo necesita del gol: "En el vestuario, antes de jugar contra Argentinos Juniors, tenía ganas de vomitar. Es que si no hago goles me vuelvo loco". Siete días después ingresó en la cancha cubierto de una inmensa calma; al finalizar el partido con River le esperaban, aún, dos sensaciones: "Me puse a llorar, de rabia, porque no habíamos ganado, y, Recio me dijo: «Confórmate; demasiado que le empataron a River». Era para matarlo". Algo de consuelo recibió cuando Carrizo le dedicó un: "Muy bien, seguí así". Luego aclaró: "Yo era hincha fanático de River; terminaba de jugar en tercera y salía corriendo hasta la cancha, donde jugara, pero desde que perdió 4 a 2 con Peñarol, en Chile, le tomé bronca".
En cinco años de fútbol, su gol a Carrizo era el número 103; no obstante su magro físico (1m80, 73 kg), el destino futbolístico de Bianchi parece condenarlo a modificar scorers: desde 1964, cuando fue incluido en la 9ª de Vélez, anotó goles en todas las divisiones en que actuó. A pesar de haber faltado en siete encuentros, mantiene la mayor efectividad en tercera, con 15 goles. No se considera un amuleto, pero recuerda que Vélez nunca perdió en primera cuando él jugó en el equipo. Rechaza hasta la intención de burlarse de Carrizo: "No lo hice con nadie y menos con él, que es un fenómeno". Revista Primera Plana 23/07/1968

Como siempre, luego del recordatorio, á con los consejos ruinosos.Seguimos con las manchas.

Manchas de sangre — La sangre se quita con el agua caliente. Mojar el género en agua fría adicionada con amoníaco, hasta que la mancha desaparezca. Después lavar como siempre.
Sobre seda, humedecer con agua fría y decolorar con agua oxigenada. Enjuagar. Entalcar para secar.

Cuellos engrasados— Embeber un trapo sin pelusas, con agua adicionada de amoníaco. Frotar la parte sucia. Cambiar el trapo cuando se mancha. Planchar con trapo muy mojado, sin aplastar mucho el hierro. Colgar en la persa y dejar secar.

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