Futilísima Ruinosa Satelital
No hay cosa más inútil que dar consejos

La maffia

Es el siglo XVIII el que marca el comienzo de la hermandad que hoy conocemos bajo el nombre de "maffia". Nace esta secta con un movimiento de resistencia clandestina contra la tiranía del extranjero. Durante muchos años los maffiosos sicilianos resistieron la dominación de austríacos, franceses y españoles. El modo de actuar de los maffiosos era el de golpear allí donde más lo sintieran sus opresores: robo a los recaudadores de impuestos, muerte a los agentes de policía. Pero era necesario sobrevivir al mundo de violencia y por lo tanto esta hermandad se resguardó de delatores y espías con la confección de una "Tabla de ley" muy particular. Esta tabla consta de cinco mandamientos y se la conoce bajo el nombre de la "omertá" o conspiración del silencio.
1) El maffioso debe acudir en auxilio de su hermano en desgracia con todos los medios que estén a su alcance.
2) Debe obedecer ciegamente las órdenes del consejo de hermanos más antiguos que él.
3) Debe estar listo para vengar, a cualquier precio, la ofensa que un extraño infiera a cualquiera
de sus hermanos.
4) Nunca, bajo ninguna circunstancia, debe apelar a la policía o a los tribunales en busca de justicia.
5) Bajo pena de muerte, nunca debe confesar la existencia de la sociedad ni hablar de sus
actividades con extraños, ni revelar el nombre de un hermano.
En 1860 Italia y Sicilia quedan unificadas bajo una misma corona, por lo tanto la maffia ya no tendría razón de ser. Pero no opinan de la misma manera los maffiosos, que mantienen sus actividades, ahora en provecho personal. En las décadas que siguen los maffiosos se convierten en una especie de poder secreto que exige contribuciones forzosas, sobre todo a los sectores populares de Sicilia. De aquí pasa a América, pero al emigrar se transforma. Pues la Maffia siciliana es, desde luego, un hecho histórico; se conoce su papel en la vida de la isla y son evidentes sus conexiones con los inmigrantes sicilianos en América. Pero igualmente evidente que su utilidad para la instalación del régimen de gansters en la circunstancia de que la Maffia tiene que funcionar en América de modo distinto a como lo hace en su propio país. También participa de aquella ambigüedad que tan característica era del crimen en los años veinte de Chicago. Ciertamente es una antiquísima asociación de reglas tradicionales; pero, al mismo tiempo adquiere una semejanza sorprendente con las organizaciones del supercapitalismo con los "cartels" y los "trusts". Sus asambleas son tan secretas como las de una sociedad "holding", su disciplina es tan severa como las de las más importantes firmas petroleras, y merece el nombre de conjura tan poco, o tanto, como cualquiera de los convenios corrientes contra la legislación antitrust.
En los Estados Unidos, la tradición maffiosa se vio visiblemente alterada en sus normas y costumbres cuando los negocios se superpusieron con la lealtad interna de la organización. Nadie dudaba que la "omertá" o el respeto a la esposa de otro maffioso, fuesen violadas en cualquier circunstancia por alguien no perteneciente a la organización. En cambio resultaba casi imposible suponer que desde la misma organización fuesen violadas las normas que en un medio extraño como los Estados Unidos la protegía y le permitían a sus adeptos vivir al margen de la ley pero dentro de una ley no menos férrea.

No te creas que las cosas cambiaron mucho. Las reivindicaciones del partido gobernante porteño macrista parecen indicar que la cosa sigue. Volvé a leer los mandamientos más arriba.
Vamos a quitar manchas mejor.

-Las manchas de tinta se quitan de los tejidos blancos aplicándolas una pasta hecha con sal y zumo de limón. Pasadas seis ú ocho horas, se quita la pasta con un cepillo, y se repite la operación si la mancha no ha salido del todo. Cuando la tinta ha desaparecido se lava la prenda.
-Las blusas de seda deben humedecerse para plancharlas.
-Las manchas en la franela blanca son difíciles de quitar. Lo mejor es mezclar, á partes iguales, yema de huevo y glicerina, y aplicarlo á las manchas media hora antes de lavar la prenda.
-Para quitar el olor á una sartén donde se hayan frito cebolla ó sardinas, se pone á la lumbre con agua clara, y cuando hierve ésta se apaga en ella un ascua. Después se friega como de costumbre. 

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