Futilísima Ruinosa Satelital
No hay cosa más inútil que dar consejos

El auge de la folletería

"Entre fines del siglo XIX y comienzos del presente, los tipos, temas, ambientes y personajes de los folletines de Eduardo Gutiérrez, como dijimos, sufrieron un curioso desplazamiento hacia un producto más afín con la primitiva "literatura de cordel" francesa y española que con los mecanismos de la prensa diaria. Nos referimos a la copiosa folletería que imprimen, o hacen imprimir, editores como Llambías y Pardo, Salvador Matera, Andrés Pérez Cuberes, Alfonso Longo, etc. Pequeños cuadernillos de 50 a 100 páginas, impresos en papel barato y con tapas de diseño primario y colores llamativos, cuyos títulos recuerdan con frecuencia la producción de Gutiérrez, tal vez con la intención de encabalgarse en su prestigio popular.

Algunos folletos, en efecto, son auténticas reelaboraciones versificadas de los memorables folletines de La Patria Argentina, como Santos Vega (8198), de Horacio del Bosque, Una amistad hasta la muerte (1914), de Policarpo Albarracín, El Tigre del Quequén, de Hilarión Abaca, Hormiga Negra, de Bartolomé R. Aprile, etc.

A este tipo de producción, que "condensa" los relatos de Gutiérrez y los reprocesa en versos de factura algo ramplona, se suma toda una vertiente de textos gauchescos como El Hijo de Pancho el Bravo, de Sebastián Berón, El gaucho de Cañuelas, de F. A. Lamadrid, etc., descriptos por Navarro Viola en su 'Anuario bibliográfico' como "narraciones novelescas, horripilantes, para lectores de campaña; factura especial para estragar el gusto y desnaturalizar la historia".

Otra porción de la folletería de comienzos de siglo es de índole netamente payadoresca, como la que integra la Biblioteca Criolla de Salvador Matera: El payador oriental. Contrapunto entre Félix Hidalgo y Gabino Ezeiza, Canciones del payador argentino, Mi guitarra. El Hijo de Martín Fierro, El hijo del desierto. El gaucho Picardía, etc., o piezas de intención gauchesca o criollista como 'Mis primeras hojas' (1903), de José Betinotti, Ayes del corazón (1907), de Silverio Manco, y Alma criolla (1913), del uruguayo D. V. Lombardi.

En estrecha relación con este tipo de folletería podemos mencionar a una abundante producción de revistas criollistas (más de una veintena entre 1896 y 1916) cuyas representantes más conspicuas pueden ser la porteña La Pampa Argentina, dirigida por Andrés Pérez, y la montevideana El Fogón, dirigida por Alcides De María ("Calixto el Ñato").

Es asimismo contemporánea de la folletería gauchesca y criollista una segunda línea de folletos "lunfardescos", en la que se especializan prácticamente los mismos editores, con títulos como Los canfinfleros o los amantes del día, de J. López Franco, La biaba. Las aves nocheras. Los verdaderos cuentos del tío, etc.; y una tercera línea de folletería colichesca o "giacumina", que remeda fundamentalmente el habla de la inmigración de origen italiano. A este último campo pertenecen un clásico del género, con interesantes connotaciones naturalistas, como Los amores de Giacumina, de Ramón Romero, y otras piezas como 'Nuevas canciones del napolitano Cocoliche', de la Biblioteca Criolla, Los amores de Bachichín con Marianina, de Santiago Rollen, etc." (Jorge B. Rivera)



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Afonía.—Algunos cantantes italianos beben para disipar la afonía un vaso de horchata bien caliente todas las noches en el momento de acostarse.
Para conservar la voz clara y pura no hay más que tomar todas las mañanas en ayunas un par de huevos frescos ó bien beberse un vaso de vino blanco en el cual se haya disuelto de antemano una cucharada de flor de sahuco en polvo.

Angina diftérica.—Enfermedad infecciosa, epidémica, de muy fácil contagio, que ataca particularmente á los niños, trasmitiéndose por intermedio del aire y de la ropa.
Síntomas.—Dolor de garganta, tan pronto débil como intenso, malestar general y calofríos, fiebre; inflamación dolorosa de las glándulas maxilares. Observando la garganta se ven placas de color blanquizco, grisáceo ó negruzco (falsas membranas) Y en cuyo derredor la mucosa forma una corona azulada. Las glándulas del cuello y el cuello mismo se hinchan notablemente. Aliento fétido. Las hemorragias por la nariz indican la difusión á este órgano: la dificultad en la respiración, acusa su avance á la laringe (croup).
Socorros.—Aislar al enfermo en una habitación bien aereada, hacerle gargarizar ó lavar la garganta con agua acidulada con jugo de limón, dándole inhalaciones de vapor de agua. Contra la hinchazón inflamatoria del cuello se hacen en derredor del mismo, compresas Priessnitz (de 6 á 8 estratos de tela esprimidos en agua fresca, sobre los que se pone una hoja delgada de gutapercha).
En el "croup", suministrar de 5 en 5 minutos, hasta el vómito, una cucharada de jarabe de "ipecacuana''; sobreviniendo accesos de sofocación, ó de sopor, salpíquese agua fría sobre la cara y el pecho del enfermo y hágansele frecuentes abluciones á modo de ducha sobre el pecho, la cabeza y las espaldas. Procédase á una escrupulosa desinfección. Sosténgase al enfermo con champagne, leche, caldo, jugo de carne, según su edad. Gárgaras antisépticas.

Angina del pecho. — Neurosis del corazón: "esencial", (por abusos de tabaco, café, epilepsia, etc.), frecuente en los niños y en los adolescente; "sintomática" (por afección cardíaca ó de la arteria aorta).
Síntomas.—Dolor atroz, que oprime el pecho y se irradia en varios sentidos; prodúcese una como suspensión de la vida, con delirio, palidez, sudor frío. Esos accesos, durante los que puede producirse un síncope, duran pocos segundos y terminan bruscamente. El dolor y la sofocación desaparecen, pero el enfermo queda triste, postrado y ansioso. Los accesos pueden repetirse con intervalos más ó menos largos.
Socorros.—Inhalaciones de éter ó de cloroformo (viértanse algunas gotas de una ú otra substancia en un pañuelo, que se pone bajo las narices del paciente). Colóquese al enfermo, con los vestidos desabrochados en el pecho, en posición tal que tenga la cabeza, echada hacia atrás. Si los latidos son muy violentos y el semblante está muy encendido, conviene hacer chupar al paciente terroncitos de hielo; aplicaciones frías sobre el pecho, sinapismos en las espaldas y sobre el mismo pecho; aplicación de sanguijuelas.

No olvide utilizar todas las mañanas el Jabón boratado de Mennen. Preparado especialmente para el tocador, el baño y los niños. Excelente para el cutis y el cabello. Gerhard Mennen Chemical Co. Newark, N.J., E.U.DE A. Fabricantes de los Famosos Polvos de Talco Boratado de Mennen. Agentes: Donnell & Palmer. Moreno 562-566 Buenos Aires

(los consejos corresponden al siglo pasado y se considerarán a todos sus efectos por completamente caducos. Si Vd. los sigue sin consulta médica apropiada ya sabe lo que es)

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