Los pasquines "El nombre de pasquines con que se desmerece a las publicaciones anónimas que llegan al conocimiento público y que se refieren duramente a gobiernos y gobernantes, tiene como origen la estatua de Pasquino, lugar donde en la Roma del siglo XVI se fijaban esta clase de sátiras. En realidad no se trata de una estatua y mucho menos de Pasquino, sino de un fragmento de ella desenterrado en la vía Governo Vecchio donde se levantaba el taller de un artesano de nombre Pasquino, para unos zapatero, para otros sastre, para algunos maestro del lugar. Vaya como curiosidad que próxima a la estatua de Pasquino se levantaba la de Marforio, personajes ambos elevados así por el pueblo al rango de mudos e irreconciliables polemistas, puesto que cuando se fijaba un libelo en la estatua de Pasquino, era común que apareciera la respuesta pegada en la estatua de Marforio. Es cierto que los pasquines manuscritos no eran exactamente periódicos, tal como los comprendemos ahora con esa denominación, ni por la tirada ni por la periodicidad, dado que se trataba de unos pocos ejemplares manuscritos que tenían una razón momentánea o circunstancial como fundamento de su aparición, pero si tenemos en cuenta que, entre nosotros, se necesitaron muchos años —hasta 1867— para que los periódicos llegaran a los lectores de otra forma que la suscripción, no puede negarse que el pasquín anónimo colonial fue un precursor del periodismo en alto grado de publicidad." (El periodismo político, Victor García Costa) |
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