Fotos

 



Paloma Efrom "Blackie", Amelita Vargas, Verónica Lake, Alan Ladd, Rita Hayworth, Betty Grable, Eleanor Powell, Carlos Menditeguy
En los años cuarenta un curioso decreto asoló las letras de tango. Por él había que erradicar toda sombra de lunfardo de la canción popular. Los tangos de Enrique Santos Discépolo estaban todos impugnados, pero dada la onda repercusión popular que tenían ninguno de elllos fue prohibido. El tango "Siga el corso", de Francisco García Jimenez, que originalmente comenzaba con: "Decime quien sos vos..." debía decir "Dime quién eres tú...". El tango "El ciruja" se llamaba "El recolector", pero sólo para las grabaciones, porque su difusión radial estaba prohibida. "Shusheta" pasó a ser "El aristócrata". Casi todos los tangos de Celedonio Esteban Flores fueron prohibidos. El humor popular festejaba cada nuevo bautismo de los tangos con algo muy próximo a la carcajada descarada. El pueblo, por ejemplo, había rebautizado a "La viruta", una vieja milonga, como "El rulo de madera", y al tango de Discépolo "Yira, yira", "Dad vueltas, dad 
vueltas". No fue todo: "Corrientes y Esmeralda" donde su autor, Celedonio Flores citaba textualmente: "Cuando un cajetilla los calzó de cross" se cambió por : "Cuando un elegante los calzó de cross". De todo esto nos queda la anécdota. El diferendo se solucionó allá por 1945. 
Los 40s (continuación)
Las plumas, como se ve, no se aquietan. Tampoco las ideas. Son los años de Forja, un grupo que logra reunir a personajes como Arturo Jauretche y Homero Manzi para una militancia intelectual y política que mete sus raíces en un naciente movimiento: el peronismo. Son los años en los que el tribuno Alfredo Palacios enciende pasiones con sus discursos henchidos de fervor. 
Tiempo de los discos de pasta y de revoluciones militares. Ortiz le deja el gobierno a Castillo, a quien derrota la revolución del cuatro de junio de 1943. Rawson toma el poder por unas horas, para entregarlo después a Ramírez, a quien reemplaza el general Edelmiro J. Farrell. A éste lo secunda el entonces coronel Perón. Después las elecciones del 46 con estas cifras: 1.478.028 para la fórmula Perón-Quijano y 1.210.665 para la fórmula Tamborini-Mosca. Los electores del país eran 2.827.227. Para ese entonces habían pasado el 17 de octubre del 45 y la mayor manifestación popular que 
conoció el país. También la tragedia de 1944: el terremoto de San Juan.
Del otro lado de la cordillera Gabriela Mistral gana el Premio Nobel de Literatura, y Antonio Tormo nos contaba aquello de "luciré camisa blanca, mi pañuelo azul celeste, una faja colorada y alpargatas llevaré...", era el clásico Rancho de la Cambicha. Desde lejos llegaba la voz del señor Frank Sinatra con "Night and Day... you are the one". La pieza para bailar largo durante las tardes, en casas de familia, era "Paper Dolí" y el ritmo más sofisticado el Lambeth Walk, que terminaba con una palmada y un gritito. Se filma, la famosísima "La Guerra Gaucha" junto con 56 películas más en un año. Sí, en el cine argentino y en un año: 1942. Azucena Maizani es una precursora del estilo George Sand, claro que algo sui géneris, y entona sus tangos de lengue, sombrero y riguroso traje masculino con polainas. La señora Mirtha Legrand ya es un perfil y una sobriedad que se pasea por el cine, y allá lejos, en la ciudad de Nüremberg, los criminales nazis son condenados a la horca mientras los aliados se reparten Alemania y da comienzo la guerra fría y el bloqueo de Berlín.
En Francia, reconquistada, más específicamente en París, comienzan las barbas y pelos largos, la manera de existir sabiendo que ya todo pasó; el existencialismo, que pregona que lo importante es ser. Muchos se pliegan a la teoría y a sus musas. Jean Paul Sartre y Juliette Greco, quien canta las melodías de Kosmá y Prevert con aquel comienzo de "C'est unne chanson..." 
También en París una mujer menuda y bebedora lleva tras de sí la aureola de símbolo, se llama Edith Piaff. Es la que descubre a un muchacho italiano a quien supone buen cantor, Ivo Livy es su nombre; su padre, un "tano" emigrado a Marsella, siempre lo llama con un giro: "Ivo: monta!", ése será -afrancesado- su nombre de batalla. Acaba de nacer Yves Montand. No es todo lo que nace en Francia. También renace Christian Dior y un reinado de la moda, compartido con la ascética Coco Chanel. Mientras tanto al Lambeth Walk sigue la conga y se mantiene el bolero. Surgen nombres como Tito Guizar, Ortiz Tirado, Pedro Vargas, Juan Arvizu. En otros ritmos se afirman figuras como Enrique Santos Discépolo, Homero Manzi, Cátulo Castillo. Contra todos ellos arremete, despiadado y cíclico, "un baile epiléptico y absurdo"- como lo define Discepolín-; el boogie-boogie.
Desde el Luna Park, excéntrico, vengativo, particular, se destaca un nuevo ídolo: José María Gatica. Ha llegado el espectáculo al boxeo, la gente paga para ver sus peleas a la espera del show; Gatica, que intuitivamente lo sabe, se preocupa por brindarlo. Nunca fue campeón ni lo necesitó. Una huelga de jugadores, en el deporte más popular, se lleva para Colombia a los mejores futbolistas de una generación. No hay que olvidar que ésta es la década que añoran los líricos del fútbol, años que reconocen a Adolfo Pedernera y la "máquina" de River, a Farro-Pontoni-Martino, a Maril-De la Mata-Erico-Sastre y Zorrilla. Este es el tiempo en que Lalo Pelicciari transmite los partidos de fútbol y Luis Elias Sojit noveliza el 
automovilismo aportando decisivamente para un auge que no logra perder todavía. Es el tiempo de los duelos Fangio-Gálvez y de una bohemia por caminos polvorientos y lejanos. Como lejana está, pero cálida y propia, la imagen de Rita Hayworth, la vamp de la década, en competencia con Verónica Lake y su jopo estudiadamente caído sobre un ojo, tal como aparecía hasta en los fósforos Victoria, los de cera.
Desde todos los camastros de todos los buques de guerra de cuanta película llega a Buenos Aires nos sonríe Betty Grable clavada a la pared con dos chinches. Eleanor Powell propone una línea levemente más sofisticada, con algo del "glamour" que se había perdido entre tanta calamidad. Mientras nada lograba alterar el jopo de Alan Ladd, en nuestro país se decide, en un intento por adecuarnos a las costumbres, el cambio de mano: circular por la derecha y avanzar por la izquierda, al par que Charlie Menditeguy se convertía en el elegante de la década.
Hasta aquí llegamos. Nos queda, al igual que en la cancioncilla del dúo Buono-Striano, el anhelo rimado: "si conseguimos hacer olvidar las penas, de Buono-Striano es la gran satisfacción". También nos quedan, afuera, todos los días y las horas de esos decisivos diez años que, vividos, no pueden apretarse a unas líneas y unas fotos. Lo sabemos, pero sabemos que si uno, uno solo de nuestros lectores llegó a entender algo más de nuestro presente revisando con nosotros esta década, podremos sentarnos sobre nuestra frágil memoria, tal como los viejos actores de varieté, "satisfecho por la labor cumplida ante mi querido público".
(Revista Gente - 1972)

Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 

OTRAS IMAGENES DEL SITIO

Celeste Carballo
Dulces 16
Charly García
Gilberto Gil - Charly García
León Gieco
Hidro aero rock (varios artistas)
Isa
Spinetta Jade (1980)
Spinetta Jade (1983)
Los Jaivas
La Banda

 

 

Google
Web www.magicasruinas.com.ar

siguiente en la sección