LA LEY ELECTORAL

 


Nemesio Trejo. Provincia de Buenos Aires (1862-1916). Sainetero, periodista y payador. Colaboró en Caras y Caretas y La Razón. Entre sus saínetes figuran 'Los Inquilinos' y 'Los políticos'.

—Güeno, hable usté, agente, que tiene autoridá y después yo le vos a retrucar a la fija.
— Perfectamente. Yo, señores, hasen quince años que me metí de chafo, no por cuerpiarle al trabajo, sino porque tengo un hueso sacao en el brazo surdo y, como de botón no hay que haser juerza sino pa dormir de parao, le pedí una carta al doctor Morel que en ese tiempo mandaba más que Juárez Celman, y el comisario e la vainte me dio de alta en los rondines.
—El mesmo tiempo que llevo yo de soldao.
—Güeno, ya comprenderán ustedes que en tantos de agente debo e tener callo en los ojos e mirar votasiones y al mando de un superior los mesmo e defendido una mesa con urnias arregladas que el pretil de una iglesia ande llovían las moras.
—Eso es cierto.
—Por lo tanto yo creo que la elesión por distritos es mejor que la de lista corrida, porque cuanto menos bulto más claridá, y es mejor sacar del brete que apartar del rodeo.
—Lo mesmo pienso yo, compañero. Yo soy soldao de la Patria dende hase muchos años. Y cuando la indiada tuavía golpiaba a las puertas de los pueblos lejanos con sus balidos de fiera y las chusas y las flechas le partían el corazón al paisano; yo he vivido en un fortín tostándome las quijadas en verano y cortándome las manos la escarcha en el invierno y siempre contento y sereno como el ombú de mis pagos; resistía todos esos empujes del destino porque craia que cumplía con mi deber defendiendo la vida e los vecinos; pero cuando nos hasían rumbiar pa estos laos a jusilar al pueblo en los atrios, craigame que la mano me temblaba como si cometiera un delito. En esos tiempos se hasía la elesión por listas. La nueva lay de elegir por barrio ha desparramo el moserío y los bochincheros de ofisio se han quedado olfatiando como viejo enfermo el flato.
—Tendrán rasón los dos y no me aparto. Es muy lindo ganar el sueldo sin susto, pero, pa mascar galleta, hay que tener diente duro y es al cuete arrempujar si la puerta está trancada. La elesión por listas, amasada en el comité no es el jugo e'la opinión, sino un masacote de embrollas que los grandes le hasen tragar a los chicos. El shacamento es más a la gurda, porque enjaretando una tracalada e'nom-bres en una lista, tienen que formar por barba y el que acapara el vento que nunca es un otario, se arma de lo lindo como chancho bien embarrao y tan poca verda hay en esa elesión de montonsito como en las matufias de barrio.
—En eso estamos de acuerdo. Yo no defiendo el prinsipio sino la forma, compañero. El diputado que se embarca en un clu político pa morder del turrón, no lleva a la banca, si consigue sentarse, ni un voto e simpatía siquiera. Se ha vasiao los sufragios de tanto por cabesa, amén de las biabas y puñaladas que ha costao la subida al poder. Entonces si tan mala es una costumbre como otras, arrimémonos al lao de la más mansa y saqémosle el bulto a la dañina.
—Tiene rasón el agente y me apunto a su costao. Nosotros los melitares no andamos muy limpios de seriedá que digamos. También trompesamos de cuando en cuando, pero se están ditando leyes pa sacar a la orilla e los resagos malos y quedan los güenos flotando blancos y estiraos como los cisnes del lago. Lo malo compañero hay que pisotearlo y barrer el polvo, porque es mejor trotiar en caballo manso que galopiar en mañero y pa dormir tranquilo hay que limpiar bien el catre.
—Estamos variando mucho sin largar y nos vamos a cansar en las partidas. Yo también me recuesto a su modo e pensar; no soy tan recluta, pa'no conoser lo güeno y lo malo. Soy hombre foguiao en trifulcas políticas y pasionales. Soy de los que renguean pa acortar el paso cuando hase falta y muerdo el pucho pa disimular un estrilo. Yo antes que siudadano soy hombre, porque ha aprendido que el saber no vale nada cuando la suerte no le da una manita y soy de los que piensan que comiendo con ganas el morfil no hase daño, de manera que si yo defiendo la elesión de barrio, mis miras tendré, porque no voy a ser tan otario como aquel calvo que se gastaba la plata en peines finos pa'lisarse el cordón del cogote.
—Esa es otra cosa.
—Así me la ganas.
—Es claro hombre. La elesión de barrio es la mejor pal candiato, si es rico y pa nosotros si es sonso. ¿No compriendes? En la vecindá le formamos un clú y un cuento. Si la ganamos, quedamos limpitos como cubierta e'buque e'guerra; si la perdemos, salimos arrastrando la cola como perro miedoso, pero por lo menos moríamos los del ofisio; lo cual que a los candidatos en grupo se los manejan en el comité los yacarés más tragones.
—Aprobao.
—De acuerdo. Tomaremos otra.
—Si hablando se entiende la gente. Ahura resulta que los tres queríamos la misma prenda y hemos discursiao media hora.
—Yo lo hasía por bajar el guidao.
—Yo también.
—Entonces me han fumao porque he descubierto el juego.

Revista Fray Mocho
Crónicas de Buenos Aires
extraído del Cuaderno de la Revista Crisis
1976

Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 

Fray Mocho
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