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Publicidad 1911

Una propagandista
Las mujeres discretas huyen de las vulgaridades y "machonerías" de la política, para dedicarse á otro género de especulaciones y propagandas, más en analogía con las delicadezas de su sexo.
Las Luisa Michel, son la negación más absoluta de la idealidad femenina. Pero así como no comprendemos á la mujer electoral, no tenemos palabras para ponderar y aplaudir á las inteligentes y activas niñas que se dedican á hacer la propaganda de los artículos honestos, sanos, buenos y eficaces, que milagrosamente se han descubierto ó inventado, para mantener ó desarrollar los encantos de su belleza, don supremo con que la providencia ha querido dotar próvidamente á esta hermosa mitad del género humano.
Así cuando una joven, en nombre de los deberes que le impone esa misma naturaleza, pregona las virtudes excelsas de un producto químico como el gran Tricófero de Barry, único tópico que sin charlatanerías ni engaños, limpia, mantiene y da esplendor á los cabellos, encanto sobrenatural de la hermosura de la mujer, nos parece que esa joven llena una misión, pues secunda la obra de la sabiduría, divina, salvaguardando uno de sus supremos dones.
—El Tricófero de Barry, no es una droga—hemos oído decir á una de esas deliciosas propagandistas.—El Tricófero de Barry, es una inspiración celestial, puesta al servicio de los humanos, como uno de esos misteriosos yuyos vegetales, que dan la salud y salvan la vida. Este salva al cabello resucitándolo en su decadencia y tal vez en su muerte.
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febrero 1911

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