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¿Qué es lo que grupos como Jethro
Tull, Yes, King Crimson, ELP, Génesis, tienen en común? Ser ingleses, renegar del blues
y la música "para bailar", querer hacer del rock una música cultural, tal vez
la sinfonía del siglo veinte. Y saber como nadie montar sus sonidos en escena, en una
especie de teatro rock-and-rolliano donde se desarrollan, muchas veces, como payasos
inteligentes en medio de estrellas de cartón.
Las ambiciones de los intelectuales del rock inglés: ¿intentan generar un gran
panorama, o una síntesis? A Lennon una vez le preguntaron: "¿Cómo describirías la
música de los Beatles?", y Lennon respondió: "¿Qué debo entender por la
música de Los Beatles? ¿'I Am The Walrus' o 'Penny Lane'? ¿'I Want To Hold Your Hand' o
'Revolution Nº 9'? Es muy diversa".
Por supuesto: todo empezó con los Beatles. A partir de "Eleanor Rigby"
(editada hace ya casi diez años) y de "Sgt. Pepper's", todo fue posible. Las
ropas rutilantes, los álbumes dobles, los discos conceptuales, las tapas
extravagantemente imaginativas, las orquestaciones rebuscadas, la utilización de todas
las corrientes, todos los estilos, todas las tradiciones, todas las estéticas. A los
Beatles se debe que hoy se llame rock a un género en el que están contenidos igualmente
Génesis, Slade y Third Ear Band, el music-hall, las opuestas sintonizantes y las
búsquedas electroacústicas.
INTRODUCCIÓN
Un panorama no es un catálogo,
ni una síntesis es una definición. Hipótesis aparte: el rock no existe. Entendámonos
bien: todos los ensayos tradicionales pseudo-serios parten siempre de esta pregunta:
"¿De qué se va a hablar?". O sea, científicamente: determinación del objeto,
con lo que se trata de eliminar todo lo que no sea una definición más o menos rígida,
aunque a veces el resultado se convierta en una monstruosa reducción de una realidad
siempre irreductible. Tratemos entonces de definir al rock: el rock es... todo (es decir,
nada).
Musicalmente hablando, todos los criterios estéticos se han vuelto -desde hace
mucho tiempo (Beatles, East Of Eden, Nice, King Crimson)- inadecuados para rendir cuenta
de un fenómeno, de un producto que no es pasible de definición más que en términos de
mercado, circulación, moda, o técnicas de producción, difusión y consumo; nunca la
definición de rock puede hacerse sobre la base de diferenciaciones estructurales o
formales.
Por lo tanto, lo que interesa no es definir, sino escuchar cuidadosamente cada tema
(como saboreando un bocado único), alargar los telescopios particulares hasta acercarlos
a las estrellas, y afilar la punta del escalpelo de viviseccionador-crítico. Así,
profundizar las zonas de disolución de los géneros, de desvanecimiento, de hibridación,
donde la música clásica y la contemporánea se confunden y se desdefinen, pierde toda la
consistencia propia (?) del rock de la que tal vez sus mejores representantes sean
Génesis, Jethro Tull, la galaxia crimsoniana (Yes, Peter Hammill, McDonaId & Giles,
Gentle Giant), Procol Harum, ELP y otros.
ROCK/TEATRO
No se puede hablar de cierto tipo
de rock -el de Génesis o el de otros "grupos-espectáculo"- sin evocar la larga
tradición del music-hall. Esta es una invención puramente inglesa, londinense, que data
de aproximadamente un siglo (Charles Morton abrió su primera sala, dedicada a ese tipo de
show, en 1848). y consagrada 70 años más tarde en Broadway por los hermanos Minsky
(entre otros), los Procters & Gamble del espectáculo popular. Fue ahí donde los
corderos ("lambs") de Seigneur se alimentaron de lo que Henry Miller llamó el
"teatro de burlesque".
En realidad, todos los grupos dedicados al rock-espectáculo están relacionados,
de una u otra manera, con esas viejas raíces del music-hall, tanto los de gusto dudoso
(Alice Cooper como arquetipo) como los que están en contra (Génesis, Jethro Tull).
El music-hall reposa sobre una monstruosa mistificación que parte de la base de
que todo lo que distrae y entretiene es, necesariamente, un subproducto debilitante de las
expresiones culturales instituidas como serias o de calidad, que debe ser fabricado sobre
la base del desprecio por el público. Probablemente éste sea el único factor que
diferencia al artista del vendedor de sopas en lata, y es también, justamente, el factor
contra el cual se ubican grupos como Génesis o Jethro Tull (la reacción de lan Anderson
ante las críticas injustas a su obra maestra, "A Passion Play", muestra
claramente la voluntad de ciertos músicos de ofrecer, antes que nada, lo mejor de ellos
mismos). Es en este sentido en el que estos grupos y algunos otros son reales
representantes de una cultura popular que intenta NO ser a la música lo que el teatro de
burlesque es al teatro.
Ampulosidad, deshonestidad y fascismo
No se debe considerar al
music-hall, dentro de este conjunto de músicas y tendencias (a pesar de que constituye
una gran parte del negocio del espectáculo), como una forma de expresión popular, de la
misma manera que no se considera expresión popular a ciertos cantantes sensibleros o a la
mayoría de los programas de televisión, que buscan explotar deshonestamente la parte
"dulce" o "vulnerable" de los espectadores. No es que esta actitud sea
una muestra de elitismo snobista, sino todo lo contrario: se busca dejar de considerar los
valores populares como los elementos marginados del arte.
Hay cosas que resultan chocantes, no solamente porque son inmorales como muestras
de una humanidad ajada y decadente, sino sobre todo porque políticamente son
reaccionarias y manipulatorias. Ese es el caso, aunque en dos niveles diferentes, de Alice
Cooper y ELP.
Alice Cooper desprecia abiertamente a su público: "Lo que nosotros hacemos es
reflejar la realidad de la clase media norteamericana, y con eso, aunque sea mostruoso,
los hacemos gozar. Y si el público encuentra placer cuando les orinamos encima (fascismo
puro), y si nosotros podemos ganar dinero con eso, tanto mejor. Después de todo, somos
parte de la Industria del Entretenimiento". Si citamos especialmente a Alice Cooper
es porque es el grupo norteamericano más representativo de la especulación deshonesta
con el público.
Dentro de los grupos ingleses, Emerson, Lake and Palmer son los que encabezan la
lista de las futilezas y vanidades, aunque en un tono muy diferente y bastante menos
peligroso que Alice Cooper. A pesar de que hay una búsqueda artística real, aunque
pretendan fundarse sobre el respeto público, a pesar de que hagan cosas válidas, ELP
encierra muchas contradicciones personales, muchas incoherencias. Por ejemplo: Greg Lake
se acerca a una actitud despreciativa a través de sus pretensiones magníficamente
desdeñosas, mientras que Emerson -que es un verdadero showman y que podría fácilmente
pasarse de la grandilocuencia de un decorado a un aporte realmente importante a la música
contemporánea- no solamente no se ha volcado a elaborar las piezas para las que tiene
capacidad, sino que ha contribuido a la degradación y el desmoronamiento del grupo a
partir de "Tarkus", monopolizando el interés y las preocupaciones del público
y los músicos, respectivamente. La personalidad fuerte es, indudablemente, la de Lake, y
es lamentable que su mediocridad haya podido influir a un músico tan potencialmente
genial (sobre todo después de las promesas del primer long play) como Emerson, al punto
de hacer de ELP un grupo totalmente estéril. Keith Emerson está constantemente tironeado
por dos mundos incompatibles: el del music-hall y el de la música llamada
"seria", y por lo tanto hay muy pocos y raros momentos en los que se manifiesta
plena y auténticamente.
Es por todo esto que Alice Cooper y ELP son una especie de payasos tristes. Pueden,
a pesar de todo, tener un poco de energía, pero no es ni eficaz ni fulgurante.
En contra de las actitudes de los grupos "brillosos" se sitúan Génesis
y Jethro Tull y también Hawkwind y, en menor medida, Pink Floyd y Peter Hammill. En estos
casos es necesario considerar la teatralidad como un énfasis de la puesta en escena, de
la escena misma, y como una parte más del sonido, como un aditamento natural a los
instrumentos y el juego de los músicos.
Salubridad pública
Génesis, Jethro Tull y los pocos
que los acompañan son una especie de gran empresa de salubridad. La tradición del
music-hall, el espectáculo de salón donde las "chicas más bellas" son al
mismo tiempo las prostitutas, han vuelto, enriquecidos y depurados sin haber sufrido una
descarnación. Esta purificación Génesis la ha realizado apelando a ciertos medios que
se parecen extrañamente a los del llamado "nuevo teatro": singularidad del
protagonista, extrema simplicidad de la puesta en escena, casi ausencia de decorados,
dramatización por medio de máscaras, ropas fastuosas y un simbolismo poético muy
elaborado. El juego (la actuación) del cantante Peter Gabriel ya no se ve como una
gimnasia cirquera, sino como uno de los elementos principales, junto con la música, de la
construcción de un medio, de una sensación, de un mensaje: "Génesis es un grupo
que dice historias, cada una de las cuales debe estar individualizada, tener una
atmósfera propia; nosotros utilizamos todos los medios que juzgamos mejores para lograr
esa atmósfera" (Peter Gabriel). Si hay algo por lo que Génesis se caracteriza es
por la perfecta coherencia entre todos los elementos de la dramatización, ellos y la
historia contada.
Las preocupaciones de Génesis, como las de Jethro Tull, son las de una sociología
salvaje y demente de los valores y de la mitología populares; su tendencia estetizante
revela su voluntad de no ver ese patrimonio degradarse en la papilla habitual de lo que se
llama despectivamente "cultura de masas". Ahí es donde Peter Gabriel es el
mago, el que haca realidad los cuentos infantiles de las escrituras bíblicas o de los
laberintos neoyorquinos; ahí es donde lan Anderson es el obispo de los locos de las
fiestas medievales, salido directamente de la imaginación popular para rehabilitar a los
personajes que tiene en los bolsillos. Jethro Tull es el término medio entre Génesis y
Hawkwind.
Pero toda la teatralidad del rock no es solamente visual; también está en la
intensidad dramática que crea el golpe emocional. Una música puede ser intensamente
expresiva sin que apele necesariamente a ningún recurso de representación escénica. Es
el caso de Peter Hammill. En realidad, el verdadero teatro del rock está en la música,
aun en los grupos más comprometidos con el espectáculo total. De otra manera no podría
explicarse el hecho de que -aún sin ver el show escénico, sin leer las indicaciones de
la tapa, y sin saber las letras- la música de "The Lamb Lies Down On Broadway"
muestre sensiblemente las peripecias de Rael y toda la videncia y la opresión de Nueva
York.
La música y los poderes y habilidades expresivas de cada grupo cambian de acuerdo
con la realidad que cada uno quiere comunicar: una historia que hay que contar con
veracidad (Genesis), la comedia satírica de una clase y un medio social (Jethro Tull), la
pasión mística (Mahavishnu Orchestra), la puesta en escena de las emociones narcisistas
y los dramas de la personalidad (Peter Hammill), los sueños nostálgicos (Procol Harum).
Pero, sean cuales fueren los cambios de uno a otro músico/grupo, en el rock siempre hay
algo de tragedia, drama, comedia humana.
ROCK/MÚSICA CLASICA
La orquesta sinfónica, como
"compañera" de interpretación de una banda de rock, es la otra cara (en
realidad la cara negativa) del "gran espectáculo"; es otra forma de la farsa
(Nice, Deep Purple). Los fines para la utilización de este recurso pueden ser, además
del dinero, la dignidad y el reconocimiento por mayor cantidad de público; tocar con una
orquesta sinfónica puede significar -según la suposición de algunos -hacerse de un gran
nombre y lograr la admiración de una élite (o sea la de los "serios", la que
puede otorgar "honores"). Pero en realidad este sistema no funciona, y sólo se
reproduce y tiene su mínima repercusión entre un publico timorato, ávido de
justificaciones culturales ("Este no es un grupo cualquiera; ¡graba con la
sinfónica de Londres!").Dejando da lado unas poquísimas excepciones más o menos
considerables, se puede afirmar con seguridad que los grupos de rock y las orquestas
sinfónicas son incompatibles en la práctica, y que sus tentativas de fusión -o de
simple amalgama- aparecen la mayoría de las veces como un enfermo e inútil berenjenal
anacrónico.
Pompa y nostalgia
Hay que ponerse de acuerdo en que
Gary Brooker no es un músico de rock, y Robert Fripp tampoco.
Paréntesis: Si Emerson, Jon y lan Anderson, los hermanos Shulman (Gentle Giant),
David Cross, John Evan o Patrick Moraz se dedican al rock, es probable que lo hagan por
una elección estética, por una necesidad social; no solamente por ganarse la vida más
que correctamente, sino sobre todo para crear una música socialmente viviente, por
oposición a una cultura elitista y desencarnada que se refleja en la pompa burguesa de
los conciertos clásicos o en la mórbida morosidad de la música contemporánea
institucionalizada por el establishment. Fin del paréntesis.
Brooker, precisamente, encuentra placer en esa clase de pompa, en el barroquismo
decorativo. Su música está hecha a la imagen de su nostalgia un tanto aristocrática por
los valores perdidos. La esencia de su música está en los medios tradicionales; no hay
otros grados de captación o profundización; no hay ninguna fisura que pueda evidenciar o
hacer presentir rupturas con lo establecido. Y es por eso que su música parece grandiosa
e invulnerable. Además, la música de Brooker tiene una autoridad intrínseca (ya que
Procol Harum es un grupo sin una imagen "fabricada") de la coherencia de los
propósitos y los medios con que los emplea.
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La orquesta bien usada y las influencias
clásicas
"Star's End", de David
Bedford es, según él mismo, "la primera obra clásica enteramente concebida por uno
de los integrantes de la verdadera vanguardia en composición". Es, en realidad, un
disco interesante, aunque no tanto como "Hergest Ridge", de Mike OIdfield,
porque este último tiene un gran mérito: OIdfield ha usado la orquesta, pero de una
manera diferente de la que la usó Lord, por ejemplo: OIdfield no compuso su obra al
servicio de la orquesta y los coros (visión limitada y regresiva), sino que ha puesto la
orquesta al servicio de la obra sacándola de su lugar supuestamente privilegiado (visión
totalizante y progresista).
Esta actitud es más o menos la misma que ha tomado lan Anderson en algún momento:
al no darle un valor privilegiado a las orquestaciones que hizo David Palmer para Jethro
Tull, éstas se vuelven discretas, eficaces e indispensables para la elaboración del
sonido del grupo en temas como "The hare who lost his spectacles" y sobre todo
en "Queen & Country", "Sea Lion", "Bungle in the
jungle".
En resumen, los únicos casos válidos de fusión orquesta sinfónica-grupo de rock
son aquellos en los que la orquesta aparece y está tratada como una necesidad interna de
la obra, como un elemento indispensable de la coherencia de su construcción, de la
calidad, de la intensidad de su atmósfera, de su sentimiento. Es decir: las obras en las
que la forma está sumergida en el fondo, y en las que ambos elementos son indisociables
el uno del otro; las obras que no han sido digitadas por imperativos técnicos o
financieros.
Pero en realidad, como cuando nos referíamos a la teatralización, estaríamos mal
encaminados si negáramos la existencia de un elemento clásico en casi todas los obras de
los músicos "elaboratistas" contemporáneos de rock. Ese elemento clásico debe
buscarse -más que en la presencia o ausencia de una sección de cuerdas o de una orquesta
más o menos sinfónica- en las dimensiones y la estructura de temas. Por ejemplo: la
construcción "sinfónica" de "Tales From Topographic Oceans", de Yes;
la forma de sonata de ciertos temas de King Crimson como "The Battle of Glass
Tears" (del album "Lizard") o "Fracture" y "Trio" (del
álbum "Starless And Bible Black"); la estructura rítmica del bolero de
"Abbadon's Bolero", de ELP y de "The Peacocks Tale", de King Crimson
("Lizard"). Los toques clásicos también pueden encontrarse en el nivel de las
técnicas de composición (como por ejemplo las serias experiencias de Robert Fripp en
"In The Wake of Poseidon"), o en las simples influencias más o menos
reconocidas, más o menos difusas, de un músico de una escuela clásica sobre un grupo de
rock (los impresionistas franceses sobre Robert Fripp, Várese y Satie sobre Zappa, Orff
sobre Christian Vander).
ROCK/MÚSICA CONTEMPORÁNEA/ELECTROACUSTICA
PROGRESIONES
Si le hemos dado tanta
importancia al problema del empleo de la orquesta sinfónica en la música de rock, es
porque nos hemos basado en un principio bastante general: una música no progresa más que
por la integración y el avance de todas las técnicas musicales y de todos los materiales
que hacen a la técnica. En un momento dado, la vanguardia (o sea los músicos que buscan
conquistar nuevos materiales) empezó a tratar de resolver las contradicciones inherentes
a los medios de que disponen. Una obra de vanguardia exitosa es una obra donde el músico
se apropia de un elemento nuevo (inexplotado hasta el momento, o extraño en el dominio en
el que ese músico se desenvuelve, el rock: orquesta sinfónica, electrificación de un
instrumento acústico, melotrón, sintetizador, ecoplex, sobreposición de bandas,
etcétera), y lo pone al servicio de su propia finalidad, de su sentimiento, sin limitar
su libertad de compositor, sino, por el contrario, aumentándola.
En última instancia, su trabajo de pionero y la importancia de sus conquistas y
los nuevos senderos que abre, son los factores que hacen al valor de un grupo (Beatles,
King Crimson) o de un músico (Wyatt, Hammill). Evidentemente con esta condición, con
esta principio básico que no sacrifica ni la personalidad ni la sensibilidad del artista
a las artificialidades de la moda, se puede lograr una obra que sea nueva y valiosa en sí
misma. Por el contrario, si ese principio (el de poner los elementos al servicio de la
obra, y no componer la obra para el lucimiento de esos elementos) no se tiene en cuenta al
componer una obra con materiales nuevos, al resultado será regresivo, o por lo menos
inválido. Porque en estética no avanzar significa regresar, volver atrás. Usar el
melotrón para imitar a una orquesta o el moog para lograr los sonidos de un órgano (es
decir: no usar esos elementos nuevos para hacer algo también nuevo) es una regresión.
La mayoría da las críticas que ha recibido ELP (aunque muchos no las tengan en
cuenta) se basan sobre todo en ese criterio. Tomemos por ejemplo "Cuadros de una
exposición": una nueva versión de una obra vieja se justifica solamente cuando no
tiene nada que envidiar a las versiones de sus predecesores (Moussorgsky. Ravel,
Rimsky-Korsakov) y, si además, aporta una nueva dimensión por medio de la tecnología o
de las mismas estructuras musicales. La aproximación de Emerson a "Cuadros de una
exposición" no es en absoluto la de sus trabajos con Eger. (trío + orquesta), ni
tampoco la de sus "préstamos" más o menos camuflados pedidos a la música
clásica, sino una verdadera reinterpretación moderna de la obra de Moussorgsky. En ese
trabajo se hace evidente la falta total de rigor de Emerson, pero, al mismo tiempo, uno
puede darse cuenta de cuánto mejor podría ser si su obra tuviera un poco más de
maestría. Su manera de tocar el moog tiene tanta libertad que por momentos da la
impresión de que todo lo que saca de ese instrumento fuera producto de un infantilismo o
una virtuosidad pianística estéril. Sin embargo, ninguna de sus ideas es gratuita, al
contrario de las de Lake cuyas participaciones en guitarra y letras son aberrantes y
vanidosas, ya que destruyen constantemente la armonía "electrónica" del
conjunto. La mayoría de las cosas que hace Lake son simples "viajes ególatras"
sin ninguna función creativa.
La importancia de Fripp
Tal vez Robert Fripp es el
único, en la escena del rock, que .pueda realmente ser llamado músico contemporáneo.
Porque es el único que asume una reflexión real sobre el mundo y sobre la música:
"Lo que me interesa es lograr un equilibrio entre la expresión de una emoción y la
expresión de una ideología, además de una cierta estabilidad en el interior de todo un
mundo en movimiento... un equilibrio dinámico". (R. F.)
Con Fripp, el eclecticismo del rock está pensado, restituido; integra el conjunto
de la tradición musical occidental desde la música de cámara hasta la improvisación
jazzística. Este trabajo de reconstrucción y de apertura es el que hace que King Crimson
tenga una posición central dentro de la elaboración del nuevo rock, sin hablar de
influencia directa, ha originado el movimiento más importante después del que
engendraron Los Beatles; de ese movimiento salieron grupos como Yes, Génesis, Van der
Graaf Generator, Gentle Giant, McDonaId & Giles, Sinfield, Ange, y también un
formidable grupo italiano poco o nada conocido entre nosotros que, con la bendición de
Premiata Forneria Marconi, hizo una valiosa síntesis de los aportes de Crimson y ELP:
Banco.
Todo lo que Emerson ha emprendido torpemente desde Nice a ELP, o sea, integrar su
cultura musical a un modo de expresión rock, Fripp (con McDonaId, cuyo papel es
primordial en los dos primeros álbumes) lo ha superado arrebatadoramente: comparemos la
pesadez elefantesca de "Abbadon's 'Bolero" ("Trilogy") con la
inventividad de "The Peacocks Tale" ("Lizard"), a pesar de que ambos
temas reposan sobre los mismos principios (el "Bolero" de Ravel). A pesar de
"Prelude" se le debe a Fripp la liberación del melotrón de su papel de
sustituto de la orquesta que le dieron los Moody Blues; con la introducción de su
originalidad inigualada, Fripp dejó abierto el camino para las audaces disonancias de,
por ejemplo, Steve Howe, La característica fundamental de King Crimson es haber
desarrollado su búsqueda en todas las direcciones, desde Debussy a Monk, desde la
composición más compleja a la improvisación más libre, y de haber elaborado una obra
de la que el álbum "Red" encierra todo el contenido.
Audacias y frustraciones
El hecho de que Robert Fripp sea
el responsable de "Starless And Bible Black", "Lizard" y "No
Pussy- footing", y de que John McLaughIin haya producido tres álbumes de
inspiración tan diversa como "My Goal's Beyond", "The Inner Mountain
Flame" y "Apocalypse", prueba ampliamente (además de que las
clasificaciones son estériles en la mayoría de los casos referidos al rock) que hay más
de una tendencia en la fusión de los estilos, una apasionante disposición hacia el
eclecticismo y la apertura hacia nuevas perspectivas musicales. Uno de los rasgos
salientes de este tipo de rock es su imperialismo. Si su característica fundamental es
lograr una aproximación más o menos culturalista y estetizante de la música
(particularmente europea y opuesta a la aproximación energética y funcional
norteamericana), por medio de la utilización de un material electroacústico propio en el
que la técnica se elabora cotidianamente; si progresa tanto por la fusión de los
géneros como por la integración de nuevos medios, entonces hay que rendirse a la
evidencia de que dentro de este último dominio los grupos están inhibidos, si no
frustrados. En efecto, los grupos "intelectuales" o "progresistas" se
distinguen mas por sus búsquedas a nivel de las formas musicales (sonoridades,
construcciones complejas, ambición sinfónica en Yes, arreglos detallistas en Jethro
Tull; tratamiento sintonizante de los instrumentos y las voces en Peter Hammill) que por
las conquistas a nivel de los procedimientos técnicos.
Fuera de la electrificación de los instrumentos (que ya se ha realizado casi
completamente), quedan las técnicas de estudio que se han desarrollado en relación con
su potencial musical. Las técnicas de grabación (8, 16, 32 canales), producción y
mezclado han tomado una importancia capital en cuanto al trabajo del que depende el sonido
de un grupo. Buenos ejemplos de esto son los álbumes "Dark Side of the Moon",
"Relayer", o las diferencias en materia sonora de los discos de Van der Graaf
Generator y Peter Hammill producidos por John Anthony y los producidos por el mismo
Hammill.
Y nos falta el sintetizador: a pesar de que muchos músicos lo usan desde hace
mucho tiempo, con mayor o menor habilidad y/o imaginación, últimamente se está haciendo
evidente que ninguno de los virtuosos de los teclados que experimentan con el sintetizador
(Wakeman, Moraz, Banks, Baton) juega un papel realmente preponderante dentro de la música
de cada uno de los grupos en que se desarrollan. Los teclados son, probablemente, los
instrumentos más ricos en posibilidades, pero, paradójicamente, son los menos explotados
por la música contemporánea. Salvo muy pocas excepciones, todas las
"sintetizaciones" están todavía en un estado balbuciente, del cual sólo
Patrick Moraz (que tiene todas las cualidades de Emerson y Wakeman pero no sus defectos)
puede emerger brillantemente, porque es un verdadero pionera de los instrumentos que toca.
Se ha criticado la presunta "frialdad" de Yes, pero no es tal. Lo que
sucede es que Yes es el único grupo totalmente eléctrico-electrónico de la escena
inglesa después de la separación de King Crimson. Sus sonoridades y sus arreglos
demuestran que la electricidad es la esencia del grupo, aunque eso no les impide ser
emocionante y desbordantemente líricos ("And You And I", "Soon Oh
Soon", al final de "Gates of Delirium") o hermosamente profundos
("Close To The Edge", "Tales From Topographic Oceans") y hasta
violentos ("Sound Chaser").
Conclusión
"Uno debería preguntarse,
también en la música, por qué los hombres, desde que están en libertad, se fabrican el
sentimiento de que hay que imponerse un orden... Uno se imagina que hace falta imponerle
un orden a la libertad, en lugar de dejarla organizarse por si misma, sin obedecer ningún
criterio exterior que mutile su posibilidad de desarrollarse libremente". Teodoro W.
Adorno.
Libro del año Pelo 1976
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