LA BRECHA ESTUDIANTE-OBRERO
Con esta meta en vista, los
movimientos estudiantiles más organizados han procurado, a cierta altura de su
desarrollo, tomar contacto y concertar acciones con grupos obreros y sindicales, para dar
forma a una protesta integrada.
Por regla general, sin embargo, este concierto no ha llegado a cuajar en
definitiva. Cuando los trabajadores no han guardado una extraña indiferencia ante los
jóvenes paladines de su causa, han intervenido mesuradamente, dejando en evidencia que
las metas perseguidas son, en su esencia, diferentes.
Durante las asonadas de mayo de 1968, Daniel Cohn-Bendit, "Danny el
Rojo", el franco-alemán que sirvió de eje en las revueltas de la República Federal
Alemana y de Francia, al terminar la noche de las barricadas, hizo un llamado a la huelga
general de trabajadores.
Estos, viendo que la ocasión era propicia, paralizaron a Francia durante semanas.
Sin embargo, mientras los estudiantes, con diferentes matices, buscaban en el fondo
la destrucción de \a "sociedad industrial mamada", los trabajadores -hombres de
otra edad, otra cultura, otros valores y, sobre todo, otra dimensión para aquilatar la
realidad práctica del momento- iban evidentemente tras nuevas conquistas dentro del
esquema de siempre.
Y cuando la Autoridad, repuesta finalmente del primer golpe sorpresivo e
implacable, empezó a controlar la situación, fueron los obreros quienes se
desentendieron de sus aliados juveniles.
El movimiento, que, en sus bases, fue espontáneo y estuvo investido de una
sobrecogedora ingenuidad, se deshizo entonces como se disipa una pesadilla al amanecer.
En Alemania, el sector obrero no sólo no ayudó a los estudiantes rebeldes, sino
que en forma mayoritaria se opuso a su acción.
Por otra parte, el Partido Comunista, colectividad que conserva gran influencia en
el mundo de los trabajadores, no ha dado un apoyo decidido a la rebeldía estudiantil; se
ha limitado a reconocer la justicia de algunas de sus pretensiones con una frialdad que,
en el ambiguo lenguaje de la político, equivale a un desaire.
PENA DE MUERTE
París volvió a la normalidad,
luego del agitado mes de mayo de 1968. Muchos agoreros, sin embargo, señalaron que,
aunque transitoriamente dominada, la asonada del Poder Joven marcaba "el principio
del fin", acudiendo a la profética frase churchilliana.
A estas alturas del proceso es difícil decir si tenían o no razón, pero hay
antecedentes, por lo menos en Francia, que hacen pensar que ese fin vaticinado no esta tan
próximo como se podría creer. Cuando la renuncia del Presidente Charles de Gaulle,
justamente un año después, provocó una nueva elección presidencial, Georges Pompidou y
Alain Poher, candidatos cuyo electorado va desde una izquierda centrista, que nada tiene
de revolucionaria, hasta la extrema derecha, reunieron en la primera vuelta electoral el
67% de la votación total de Francia.
El 33% restante se repartió en una multitud de tendencias izquierdistas. Aquella
encarnada por los amotinados de la Sorbona fue prácticamente inexistente.
Se dirá que los rebeldes en su mayoría no tienen derecho a voto o que, de
tenerlo, no lo ejercitarían.
Ante la inmensa mayoría de la Francia adulta, que se pronunció por la
continuación de esa "sociedad industrial avanzada", sin embargo, parece
necesario preguntarse qué ocurre con ese ímpetu revolucionario. En él primó la
generosidad, con toda la violencia destructiva que el amor puede a veces engendrar. Su
vitalidad, empero, parece estar fatalmente condenada a disminuir cuando el censurable
mundo de hoy deba ser mirado por los jóvenes desde dentro, con una responsabilidad en que
lo personal inevitablemente deba anteponerse a lo colectivo.
¿El "condicionamiento del hombre", como dice Marcuse, o la fría y
plebeya madurez disipando los sueños de la adolescencia?
El choque de hoy entre el "Establishment", es decir, lo oficialmente
aceptado, y los rebeldes, es una explosión en la que han entrado en combustión una serie
de elementos diferentes.
CAUSAS DE LA VIOLENCIA
Entre las causas que han
señalado los sociólogos para explicar su especial violencia, figuran las siguientes:
1.- Una alienación, mayor que
nunca antes, entre jóvenes y adultos. El ritmo de la vida moderna, el espejismo de las
grandes metrópolis, con su traumatizante arquitectura vertical, la disminución del
espacio vital. Todo esto ha determinado que en los grandes centros urbanos la convivencia
familiar se haya hecho especialmente precaria para la generación actualmente rebelada.
El respeto de hijo a padre, que otrora tuvo algo de reverente, e incluso fue
investido de cierto sentido religioso, se ha diluido hasta extremos increíbles.
Un predicador protestante, empeñado en mostrar los valores permanentes del
Evangelio, contaba que, al hablar de Dios como padre, se encontró con que sus jóvenes
alumnos no se impresionaban en absoluto. Comprendió esta reacción cuando un niño le
dijo: "Llámelo mejor Amigo; a mi papá yo lo odio".
2.- Un prodigioso avance técnico
que ha permitido que los niños, ya desarraigados del hogar, adquieran una autonomía casi
completa.
Los medios de difusión; la facilidad en las comunicaciones; los adelantos
científicos de todo orden, han permitido que el mundo se abra. Que pierda ese misterioso
hermetismo que hacía necesario el apoyo de los mayores.
El joven de hoy, a una edad muchísimo más temprana que el hombre de antes, se
encuentra técnicamente preparado para afrontar la vida. Esto produce una falsa sensación
de madurez, que permite a personas psicológicamente no decantadas asumir
responsabilidades para las que no están preparadas.
La experiencia ha pasado a ser ahora una virtud del pretérito.
3.- La urgencia impaciente por
encontrar soluciones. Consecuencia de lo dicho más arriba es el apuro vertiginoso por
resolver.
La innegable generosidad y el idealismo un tanto romántico de esta juventud que ha
tenido poco contacto con sus mayores y que está aparentemente tan segura de sí misma, la
han hecho concebir un mundo en el que el pasado no cuenta. Para ellos, el pretérito es
obra del egoísmo brutal de las generaciones anteriores. El futuro debe confundirse con
él presente en la urgencia por crear la nueva sociedad en la que el hombre recupere su
libertad integral.
Lamentablemente, en este proceso creativo sólo se advierte, por ahora, el afán
por demoler el antiguo edificio. No se vislumbran todavía los planos del nuevo.
El propio Marcuse ha sufrido el
impacto de la juventud adoctrinada por él. AI dictar una conferencia en Roma, en junio de
1969, "Danny el Rojo" y sus seguidores lo interrumpieron gritándole:
"¿Cuanto dinero recibes de la CÍA, bufón? Eres un burgués acomodado, un esclavo
vendido".
LA CONTRADICTORIA NOSTALGIA DE DIOS
La bofetada que el Poder Joven ha
dado a una sociedad que, ciertamente, necesitaba de un remezón, ha coincidido con otras
reacciones que no se sabe si han fugado como causas o efectos.
El cristianismo y, particularmente, el catolicismo postconciliar, han abierto los
ojos frente a esta posición del sector mas vital de la juventud. Ese Poder Joven que, en
el fondo de su ser y de manera inconfesa, parece estar actuando impulsado por un
sentimiento en el que hay mucho de religioso, aunque ello resulte paradoja! frente al
vandalismo que, en lo objetivo, lo caracteriza.
Ellos, el Poder Joven, también han esperado de la religión una respuesta
generosa, y con tal objeto la han fustigado.
A comienzos de 1968, grupos de estudiantes Izquierdistas de la Alemania Federal
sostuvieron una campana contra las Iglesias Protestantes de su patria, a las que
criticaban por estar marginadas de los verdaderos problemas del mundo.
Pidieron a los pastores que cambiaran sus oficios divinos por foros en que, en
lugar de insistir en la moral individual, se discutieran temas como el de la perversidad
intrínseca del capitalismo.
La campana culminó con la irrupción de un grupo en un templo, donde, suspendiendo
una ceremonia litúrgica, repartieron folletos con una nueva versión del Padre Nuestro:
"Padre Nuestro, Capital, que
estas en Occidente. Amortizadas sean tus inversiones, Vengan a nos tus ganancias, Crezcan
tus utilidades Así en Wall Street como en Europa, El sobregiro de cada día dánoslo hoy,
Y aumenta nuestros créditos Así como nosotros los aumentamos a nuestros deudores. No nos
lleves a la bancarrota Y líbranos de los sindicatos. Porque tuya es la mitad del mundo,
El poder y la riqueza. Por los dos últimos siglos: Mammón".
Fuera de sus incondicionales y
aquellos que creen que todo lo nuevo debe ser aceptado a priori, la mayoría de los
asistentes al espectáculo del Poder Joven analizan a los rebeldes, atendiendo más bien a
su apariencia que a su realidad intima.
Una universidad invadida, un barrio saqueado, un proscenio roto, son espectáculos
feos.
El repudio agresivo de todo lo establecido -exhibido en la vestimenta, en las
costumbres, en la ostensible falta de prejuicios- molesta a los más.
La adhesión que, en la práctica, manifiestan estos jóvenes por posiciones
políticas extranjerizantes, que los usan para fines puramente nacionalistas, escandaliza. |
Los alienados de hoy
La generosa solidaridad de los jóvenes suele recibir sólo la desconfianza de los
sindicatos y los partidos de izquierda
Los soldados de la violencia sangran y luchan en torno a sus líderes
"Danny el rojo" canta junto a otros líderes juveniles
El desborde masivo de quienes, por emulación, obedecen consignas que no
comprenden, indigna.
Pero esto que resulta antipático para quienes lo observan de lejos, y abiertamente
irritante para los que deben sufrir sus consecuencias, no responde del todo al fondo del
problema.
La tragedia de los jóvenes de hoy es que han crecido sin armonía. Han adquirido
la apariencia de hombres
ESTALLIDO MUNDIAL
A partir del año 1964, la
inquietud universitaria empieza a derivar al terreno de la acción. 1965 encuentra
convulsionados, por razones diversas, a planteles universitarios en distintos continentes.
En Rodesia, la Universidad procuró mantener su autonomía de la independencia de
la Corona Británica proclamada por lan Smith.
A pesar de los esfuerzos del rector Walter Adams, sin embargo, un grupo de alumnos
y profesores, enemigos del sistema segregacionista de Smith inició una acción contra el
gobierno, que, en julio de 1966, terminó con el cierre de la universidad.
No se sabe de luchas callejeras en el caso rodesiano. Es probable, sin embargo,
dada la precaria situación del régimen del Premier rebelde ante la opinión publica
mundial, que la represión contra los integracionistas universitarios haya sido drástica:
Smith no podía permitirse el lujo democrático de admitir disensiones frente a su
política en un momento en que necesitaba mostrar al mundo un frente unido en torno de
él.
Los problemas que el gobierno sudafricano tuvo por motivos similares ese año con
profesores y alumnos de te Universidad de Ciudad del Cabo, por análogas razones, debieron
ser reprimidos de idéntica manera a los de su vecino rodesiano.
En Baviera, el rector de la Universidad de Regensburg se vio obligado a renunciar a
su cargo ante las acusaciones de ex nazi de que fue objeto por parte de los alumnos, en
1965.
En Chicago y Wisconsin, los alumnos se opusieron a las actividades de la Oficina de
Reclutamiento e invocaron la autonomía cuando los funcionarios de ese organismo, con el
consentimiento de los afectados, solicitaron antecedentes para aplicar la Ley sobre
Servicio Militar.
En Tokio, los problemas internos de la Universidad se ventilaron fuera de las aulas
a raíz de una elección para la Federación Nacional de Estudiantes, llegándose a las
vías de hecho.
En Roma, la guerra declaróse entre los estudiantes marxistas y los neofascistas.
Como en Tokio, las disensiones se proyectaron en forma violenta fuera de la Universidad.
El grupo rnarxista llamó a un paro universitario en todo el país como manifestación de
repudio al neofascismo, y a consecuencia de los prolongados desórdenes, el rector de la
Universidad de Roma, Ugo Papi, se vio obligado a renunciar a su cargo.
En España, por diversos motivos tras de los cuales palpitaba un sentimiento
antifranquista, las universidades de Bilbao, Barcelona y Madrid estuvieron convulsionadas
por manifestaciones que culminaron con sanciones para 70 profesores y 38 alumnos. El
gobierno de Franco, luego de aquietar el ambiente estudiantil, concedió a los alumnos el
derecho a voz, ya que no a voto, en los asuntos académicos.
La revuelta universitaria de México en abril de 1966 se convirtió, el cabo de
algún tiempo, en un golpe de Estado. El problema empezó como algo netamente académico,
cuando un grupo de estudiantes de Derecho fue expulsado de las aulas por distribuir
propaganda que fue calificada de subversiva.
En violenta reacción, sin embargo, los estudiantes se tomaron la Universidad y
obligaron al rector, Ignacio Chávez, a renunciar.
En la Universidad de Berkeley, California, los desórdenes originados por los
estudiantes que querían hacer política en las aulas tuvieron un tono similar al de todos
los de las universidades de .países desarrollados y democráticos: la linea de Marcuse,
que era profesor precisamente allí.
De ahí salió el primer grupo de jóvenes que, dejando la onda de beligerancia
redentora de mis congéneres, se lanzó al mundo a vivir su vida, al margen de lo que
ocurriera con el "establishment", condenado irremisiblemente a perecer: los
hippies.
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