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hippies

Tomados primero a risa, se hicieron respetar cuando formaron grupos para llevar una existencia conforme a sus principios o cuando comenzaron a seducir a la juventud con su música, su colorido, su inconformismo.

"En esa casa estaban Kubero Díaz con su mujer, Isabel, la hermana de Isabel, Néstor Paul, María Paz, Luis Leña, otro Luis, el Mono, Kalekin, que era un asistente técnico, y también estaba Morci, lo que pasa es que cuando yo llegué, estaba haciendo la colimba. Cuando volvió al año siguiente, le tocó la colimba a Paul entonces Morci tocó el bajo, siempre hubo como dos bajistas.
La Cofradía de la Flor Solar era como una familia que trabajaba en diversas actividades para solventar toda esa estructura independiente, es decir estaba Luis y dos o tres más que trabajaban excelentemente con metales, hacían brazaletes, animales, todo lo que sería bijouterie artesanal y todo lo que uno pudiera hacer ayudaba. Con nuestra actividad aportábamos para poder tener la posibilidad de vivir solos sin depender de nadie, pagando nuestros gastos, nuestra casa, nuestra movilidad, nuestros arreglos de equipos, comíamos la misma comida y vivíamos en la misma casa.  El Mono Cohen fue siempre nuestro manager y líder de a alguna manera para toda nuestra actividad, era bueno tener una persona que te ayudara a resolver todos los inconvenientes y el Mono fue un ser que estuvo siempre al lado nuestro aportando sus ideas para mejorar la cosa." Quique Gornatti

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Si tengo que elegir un libro "occidental" sobre todo este tema de la búsqueda interior y de lectura "obligatoria"... SIDDHARTA. Han sido muchos los autores que "debían" leerse en aquellos setentas, Hermann Hesse (Siddharta, El Lobo Estepario, Demián, etc.) quizás haya sido uno de los autores que con más fuerza abrió la puerta a otras lecturas de origen oriental
"... Siddharta se inclinó, levantó una piedra del suelo y la sopesó en la mano. 
- Esto - declaró mientras jugaba-, es una piedra, y dentro de un tiempo quizá sea polvo de la tierra, y de la tierra pasará a ser una planta, o animal o un ser humano. En otro tiempo hubiera dicho: <<Esta piedra sólo es piedra, no tiene valor, pertenece al mundo de maja; pero como en el circuito de las transformaciones también puede llegar a ser un ente humano y un espíritu, por ello le doy valor. >> Así, quizá hubiera pensado antes. Pero ahora razono: Esta piedra es una piedra, también un animal , también un dios, también un Buda; no la venero ni amo porque algún día pueda llegar a ser esto o lo otro, sino porque todo esto lo es desde hace tiempo, desde siempre. Y precisamente, esto que ahora se me presenta como una piedra, que ahora y hoy veo que es una piedra, justamente por ello la amo y le doy un valor y un sentido en cada una de las líneas y huecos, en el amarillo, en el gris, en la dureza, en el sonido que produce cuando la golpeo, en la sequedad o humedad de su superficie. "
Esto escribió Hermann Hesse en su libro Siddharta, siendo lo transcripto uno de los tantos conceptos que se ven reflejados en los temas de Arco Iris. "Hoy soy árbol, ayer piedra..." expresa el grupo en el tema Hombre de Madera. "Vasudeva" es otro de los temas basados en el barquero del mismo cuento de Hesse. 

 


El símbolo del Grupo Arco Iris

 

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Gustavo Santaolalla
"nos decían las 'amas de casa' del rock"



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Dana...guía espiritual de Arco Iris
que influyó en el concepto
de mensaje esperanzado
y de búsqueda individual en el grupo.



VIDA MODERNA
LA RUTA DE LOS HIPPIES
Proliferan por centenares en el camino, viajan a dedo, mendigan, comen lo que pueden, contrabandean drogas y van de un lugar a otro, despreocupados como beduinos; se llaman a sí mismos 'freaks', extravagantes.
Todas las generaciones de norteamericanos han tenido sus rebeldes y cada región los tiene ahora, pero las tribus de jóvenes vagabundos son más nutridas y extrañas a lo largo de la ruta costera de California; en algunos aspectos están más alejados de la era tecnotrónica que los Weathermen, los comunistas o el Underground urbano. Para observar su vida desde adentro, Karl Fleming, jefe de la oficina de Newsweek, en Los Angeles, se dejó crecer la barba, empacó y se fue a vivir con ellos. Los apuntes de Fleming: 
A lo lejos, grupos abigarrados de hippies barbudos, con mochilas al hombro, guitarras, flautas, salvajes cabelleras y perros. Donde la Ruta Hippie se convierte en vía libre entre Ventura y San Luis Obispo, los freaks se amontonan; en Santa Bárbara se congregan unos cincuenta en el cruce con State Street, a la espera de algún compañero con camión. La gente nunca los levanta; hacen como que no los ven y les grita: "¡Vayan a trabajar, vagos!"
En verdad, los nómades de la era de las drogas no se aficionan por el trabajo. Permanecen en trance todo el día bajo los efectos de la marihuana, la mezcalina, la cocaína, el ácido lisérgico y otros excitantes o depresivos; duermen en zanjas, bosques, cementerios, edificios abandonados, en la playa.
El auténtico hippie de los caminos tiene, por lo general, cerca de 19 años; abandonó el colegio después de terminar el ciclo secundario o quizás un poco antes. La mayoría proviene de hogares de clase media. Los muchachos superan a las muchachas en proporción de dos a uno; algunos practican una relativa monogamia, pero otros toman su actividad sexual con la indiferencia con que beben agua. Todo se comparte: las drogas, la comida, el dinero. Cuando la droga comienza a escasear, un miembro de la familia se separa rumbo a San Francisco o Los Angeles y trabaja duro un tiempo, lo necesario para hacerse de unos pesos y conseguir el botín de estupefacientes.
Y todos andan de un lado para otro. Los hippies, cuando hacen dedo, no se dirigen a un lugar determinado; sólo buscan un paraje para reunirse. Algunos se paran al costado de la ruta y señalan el Sur con su mano derecha o el Norte con la izquierda; otros se internan en Oregon o Washington, pero el lugar es la Costa del Pacífico.

LA VIDA EN LOS BOSQUES
San Luis Obispo es un escenario opresivo, un desvío hostil de la Ruta Hippie. Es que entre los freaks corre el rumor de que la gente de las granjas y cabañas de la región central los enlazan, les afeitan la cabeza y los arrastran con una soga detrás de sus jeeps. La gente del lugar cree que ellos capturan perros y los comen.
Isla Vista también es hostil; la Policía, luego de una demostración estudiantil que terminó con el incendio de un Banco, reprimió sin lástima. Y prevalece un clima de pánico porque tres jóvenes fueron agredidos mientras se hallaban en la playa, embutidos en sus bolsas de dormir: dos murieron.
En la ciudad, The Switchboard (El Conmutador) es un albergue, como los del Ejército de Salvación, donde trabajadores voluntarios tratan de apartar a los freaks de las drogas; repantigados en estropeados sofás, encuentran un lugar para dormir.
Por la noche, alrededor del campus de la Universidad, los hippies paran a los transeúntes: ¿les sobra dinero? ¿Les sobra comida? ¿Un cigarrillo? "Isla Vista es un bodrio porque la gente allí no está junta", se queja una muchacha robusta, sin corpiño, que pasa en un camión decorado, con su hombre, un descamisado de barba roja y risa fácil, y los animales de ambos, un perro llamado Canabis (la marihuana) y un gato, Sandoz (el laboratorio que fabricó por primera vez el LSD). Casi todas las parejas tienen un perro.
El exterior del camión es verde con un guardabarros rojo, cortinas y trapos desplegados por todas partes. El conductor, Tom, mastica semillas de girasol y de grosellas mientras fuma un cigarrillo. "Soy una especie de comunista. La Policía me enfurece, pero el cochino no es el vigilante individual. Ese es el concepto general. Siempre le hablo mucho de esto a un tipo serio que conozco. Mejora, pero todavía es un capitalista de...", comenta Tom.
La ruta está abarrotada por rudos motociclistas, turistas convencionales en lujosos autos de Detroit, furgones y casas rodantes, con papá y mamá que dedican muecas a los hippies mientras los chicos, en la parte de atrás, les sonríen y hacen la V de la victoria, que también significa paz.
"Vamos donde está la droga", cuenta un melenudo de mirada salvaje que está bajo los efectos del LDS; a veces él y su gente se internan en las montañas y roban una vaca o una oveja, la carnean y cocinan. "Es un lugar macanudo", pondera un adolescente flaco y sucio con una camisa del ejército y botas raídas. "Lo compartimos todo. Hace ocho meses que vivo aquí con una bolsa de dormir y dos dólares. Se puede mendigar y conseguir el polvillo púrpura (aspecto corriente del lds) por un dólar. Y los viernes por la noche, cuando viene la gente del fin de semana, hacemos una fiesta y se liberan."
Uno de los líderes freaks, Honest John, emprendió viaje a México para conseguir cien ampollas de cocaína de laboratorio, pero hay un centenar de hippies que merodean por la tienda Big Sur River Inn, a poca distancia de la ruta, en distintos estados de sopor.
Desde un corrillo se oye cantar La paz sea con ustedes. El hippie Fantasía pregona que los policías están por llegar "para raparnos a todos". White Hawk, un veterano de 30, está sumergido en paraísos de mezcalina y su perro, Shatunga, también está dopado; White se acerca a un turista con el perro que tambalea a su lado y murmura: "Vamos, turista, tengo que ganarme el pan de cada día".
La desnutrición es general y la hepatitis se halla bastante extendida; infecta, inclusive, a los peces del río donde los freaks se bañan desnudos bajo el sol (por cinco dólares per capita los turistas pueden ver a los adánicos hippies, amándose); las enfermedades venéreas son algo común. Los más deteriorados por las drogas se esconden entre los árboles; revolean sus ojos mientras sus compañeros los sacan a dar una vuelta: los cuidan.
Una noche en Big Sur, Jane, una muchacha de 19, se despereza sobre el pasto y medita acerca de la filosofía hippie. "Es dulce estar en el bosque. Tuve una sesión de lds y me sentí mucho mejor; luego fui a la ciudad y pensé en trabajar, pero me hice un gran lío. Eso es meterse en el problema común de la competencia."
"¿Te preguntas alguna vez sobre la gente que va a la ciudad, consigue un empleo y se queda allí para siempre? El hacer planes es un desastre. Yo prefiero quedarme en un lugar hasta que se me ocurra partir", razona otro.
De repente, se oye un ruido de pisadas y un sujeto aparece frente a la hoguera. "Soy una ninfa, una ninfa del bosque", grita. Tiene un par de botas y nada más. Media docena de freaks miran fijo la oscuridad mientras se pasan el cigarrillo de mano en mano. Se pasa una antorcha a la nueva generación. Copyright Newsweek, 1970

HIPPIES (II)
EL CULTO DEL BULIN
"Ahí viene la administradora, quemen la basura o rajamos todos de acá!" Al rato, unos montículos de papeles, restos de comida y excrementos, acumulados un mes, ardían en el tercer piso de Libertad al 500. El olor a podrido llegó hasta la administradora, Angela Colombres (40); otras veces había ocurrido lo mismo y ella podía adivinar que en el tercer piso humeaba la mugre; era casi obvio.
La casona, erigida en 1906, dos años antes que el Teatro Colón, se resquebraja; separada del edificio de Tribunales por la Plaza Lavalle, hasta hace poco menos de una década albergaba oficinistas, pero de pronto algunos pisos fueron invadidos por melenudos que han erigido un Conventillo del Arte.
Eso es suficiente para que el mecenas Roberto Cárdenas (62, 4 hijos), propietario del edificio, haga la vista gorda. "Todos se fijan en la suciedad pero fíjese que en Buenos Aires no hay un lugar para los artistas. Mi padre hizo construir la casa, y él admiraba el arte. Por supuesto que con tirarla abajo sacaríamos una millonada, pero eso no nos importa", confiesa Cárdenas; su empleada, la Colombres, es en cambio mucho más practicona.
Uno de los inquilinos, Alberto Terrani (19), juntado con Margarita (18), cuenta que los náufragos (vagabundos) "empiezan a venir para que los deje dormir aquí, pero los rajo a patadas". "A mí me importa sólo de mí y todo lo demás corresponde a una sociedad que no está hecha a mi medida", refunfuña Terrani, en el apogeo de un tosco individualismo.
Posa de hippie como otros ocupantes del conventillo. En el piso bajo vive Antonio Guas (24), quien fabrica cinturones. "Yo aplico la ley del mínimo. Cuando me gano unos mangos, paro; si quiero viajar, laburo un poco más", dice. "Aquí cada uno vive la suya", susurra Viviana Risser, una chica de 14, compañera de Guas. En el primer piso, al lado de Gerardo Terrel (29, pintor) y Carmen Bonino (27, artesana), conviven Graciela (22) y
Mauricio Davidovich (23), quienes hace ocho meses se conocieron ambulando por Perú. Le dijo a un visitante: "Pasá. Para mí hacer el amor es sagrado, pero tratándose de algo urgente ... Y me vas a tener que tirar una mangos para morfar. Hace tres días que llegamos a Buenos Aires y hasta que no venda algunas de mis canciones, me va a ir como la m...". Revuelta sin misericordia, la pieza desconocía desde hace tiempo la escoba. Una palangana, llena de orín, junto a la cama, atestiguaba que el coqueto baño de cada piso no atraía a la pareja.
El reino tiene a veces visitas inesperadas. A partir de 1968 siete allanamientos policiales interrumpieron la aletargada paciencia de los moradores. "Con la excusa de las drogas entran sin orden de allanamiento y te revisan todo." "Te aseguro que no saben lo que buscan; después te llevan a la tercera y te preguntan si sabes algo del Turco", explica la artesana.
Es que uno de los residentes, especialista en trabajar cueros, no sólo contagió a muchos en el rito de la marihuana (la fumata), sino que con el tiempo se convirtió en un afortunado distribuidor de drogas; descubierto hace un par de meses, fugó con sus dos secretarias. Después cayó preso.
De cualquier modo, los hippies tienen que oblar 160 pesos nuevos por las habitaciones del frente con vista a la plaza y 120 por las del fondo; además, están obligados a cubrir una planilla con datos para la Policía. "La copia la mandamos a la tercera como prevención de malos antecedentes de los locatarios", atestigua, muy serio, Cárdenas, que es inflexible.
Con todo, otras almas más atemperadas ambulan en la frontera entre el arte y el vagabundeo; gastan barbas, pelo largo y se bañan poco, pero todavía no pululan en el mundillo de las drogas. Algunos, como Roque de Pedro y Norberto Charanay, recogieron premios del Fondo Nacional de las Artes con sus cuadros; Lázaro Djibilian (38) es un escultor que atrapó licitaciones municipales para erigir próceres en las plazas; Carlos Badié (30) engendra muñecos cinéticos y Alberto Cabo Sober (26) pespuntea cueros con formas de camperas y pantalones. En la planta baja, Bernardo Bagur (52) se ufana de ser el más antiguo inquilino: es dentista y no siempre cobra.
Tanta benevolencia del propietario por la secta tal vez se justifique: sólo un par de veces tuvo que recurrir a la justicia para percibir los alquileres. En suma, estos extravagantes son buena gente. No se desvisten en público.

Sobre hippies
(y otras yerbas)

Las Comunidades Criollas

Tal vez junto con Arco Iris, La Cofradía de la Flor Solar fue una de las comunidades que más brilló por su permanencia en el ideal hippie de la época. Se mudaron en el año 1971 a la calle Circunvalación de La Plata en la 72 y 122. Debiendo abandonarla por las presiones de grupos parapoliciales que nunca llegaron a entender que la palabra comunidad no era igual a comunismo. "La primera vez  vinieron a reventarnos directamente, nos hicieron poner en el piso y tenían todas las ametralladoras listas para disparar, pero nos salvamos por el Mono Cohen, justo en el momento que nos tenían en el piso, entra el Mono Cohen, que convive con nosotros, entonces uno de los cabecillas del procedimiento le dice -¿Pero vos sos el Mono Cohen, el pintor?- y el Mono le dice -Si, ¿y vos sos Carlitos?- parece que se conocían de algún lado, entonces el cana para todo y nos dice -Váyanse del país porque nosotros los tenemos que reventar- esas fueron las últimas palabras del policía." cuenta Gornatti

CONESA

Cuando gente de la Cofradía de la Flor Solar conoce a Miguel Cantilo al compartir actuaciones y habiendo este alquilado una casa en la calle Conesa comienzan a ensayar junto a Pedro y Pablo. El estudio que había en dicha casa es visitado por artistas como Moris, Pappo, Charlie García y Nito Mestre. "Conesa fue una casa de barrio que alquilamos y donde armamos una gran sala de ensayo. Una casa donde vivíamos, músicos, artesanos...Al principio fue mi casa, la casa de Pedro y Pablo, y después poco a poco se fue abriendo a otros músicos que convivían con nosotros, se sumó parte de La Cofradía de la Flor Solar que venían de La Plata y nos enseñaron un poco toda esa historia de vivir en comunidad, compartir gastos, rotar actividades. Nos enseñaron como se podía hacer para vivir un grupo de gente ordenadamente con una especie de mística y conducta grupal que era también influencia de lo que estaba pasando en el mundo.  Esa alternativa de vivir de la música, de la artesanía, o ser estudiante tratando de independizarte de las familias y buscar un modo de vida diferente con códigos nuevos, donde tenía mucha importancia la rebeldía. Esa rebeldía era a través de vestirse, de tocar, de trabajar, de hablar, había un idioma del que salieron palabras como "la pálida, che loco, se pudrió todo, el reviente..." dice Miguel Cantilo


Jorge Isaac Pinchevsky
(1943-2003)

en el año 1972 siendo suplente de concertino en la Sinfónica, se encontró con el Mono Cohen que lo llevó a la calle 72 donde vivía un grupo de artesanos y músicos que tenían una banda que se llamaba La -cofradía de la Flor solar,  porque quería que viera un violín que estaba colgado en la pared, que no tenía caja y era eléctrico. El violín había pertenecido a un profesor de música de Quique Gornati. De traje y de moñito el tipo fue a esa casa "Yo me quedé mirándolo (al Mono Cohen) , porque en esa época, yo que era clásico, consideraba al rock o al blues como una música menor.. Por eso primero le dije que no, que estaba loco, pero como éramos compañeros de Bellas Artes y era un tipo muy respetado, fue. ¡Para qué! Yo estaba de traje, con pelo corto, entro a la casa y me encuentro con todos los cofrades que eran unos hippies totales de pelo largo que se quedaron mir´ndome sin entender nada.  Algunos me conocían porque asistían a los conciertos del Teatro Argentino, entre ellos Kubero Díaz. Nos quedamos hablando sentados en ronda y cuando paso a la habitación de al lado lo encuentro al Negro Medina que estaba tocando con un Ampex más grande que una heladera Aurora y un baterista que se llamaba Willy Cáceres. Me conectaron el violín que era como una ballesta y por primera vez toqué con un violín eléctrico conectado a un wua wua. Cuando terminamos de tocar un blues, Medina me preguntó ¿Vos donde tocás? -Le dije que tocaba en la Sinfónica y Medina me dijo "a partir de ahora no vas a tocar más en la sinfónica porque vas a tocar con nosotros"...

--o--

En la época de Arco Iris existía en La Plata otro grupo musical que a su vez era una comunidad... una experiencia de comunidad, que se llamaba La Cofradía de la Flor Solar. Como en esa época nosotros vivíamos una revolución personal era como estar en familia pero en otro lado, la síntesis es esa...  Isa Portugheis

DIPLODOCUM

-¿podrías contarnos tus experiencias? Los conceptos que se utilizaban, hablarnos del Mono Cohen y su influencia. No solo las anécdotas son importantes sino también los conceptos que sustentaban la comunidad en aquel momento...
-El tema de las comunidades según mi punto de vista fue por lo menos en Argentina, inicialmente una forma de aglutinar gente que tenia en algunos casos objetivos comunes y ningún lugar concreto donde hacerlo en libertad.
 En lo que a mi experiencia directa conectada con esta cuestión, mi primera conexión fue indudablemente la casa de 41 y casi esquina 13 de la ciudad de La Plata ( primera y original habitat) de la cofradía de la flor solar. Yo participaba del grupo autodenominado psicodélico, DIPLODOCUM  Red & Brown, que incluía en sus huestes a Sky Beilinson, Guillermo Beilinson, Bernardo Rubaja, Topo D'aloisio y muá y coincidimos en un fin de semana del 69, donde el viernes hicimos nuestro primer concierto experimental beat, y al otro día tocaban los de la cofradía en el mismo teatro Opera de la Plata. 
Ese fue el principio de la conexión y a partir de eso pasamos muchísimo tiempo juntos en la casa de la cofradía donde
inicialmente nos reuníamos a zapar con Kubero Díaz y Nestor Paul u otros músicos.
 El mono Cohen, como era un poco más grande de edad y con alma de líder, comandaba la casa de la cofradía, creo que la administraba, managereaba a la banda, organizaba los recitales, era el hombre de la casa, como el padre o patriarca de la tribu.
 El origen de la población de la cofradía fue sin lugar a dudas un lugar común de muchos de sus integrantes, eran casi todos alumnos del interior de la escuela de bellas artes, el mono Cohen también era alumno (en la actualidad es profesor), y era platense; muchos de los otros eran de Entre Ríos, Nogoyá para ser más precisos, como Kubero Díaz, Manija Paz, Nestor Paul, Morci Requena; o sea que para sintetizar en un principio la cofradía fue la casa donde se juntaron a convivir todo este grupo de gente e indudablemente en algún momento se produjo algún clic que convirtió a la convivencia en la primera comunidad platense y/o de argentina. Los muchachos dejaron la escuela de bellas artes y en la casa se había generado un grupo musical, un grupo de artesanías (eran todos participes; quiero decir, por ej. el mismísimo Kubero Díaz, tocaba su maravillosa guitarra y además producía artesanías), una productora de recitales, comandada por el mono cohen, y no se me ocurre en este momento nada más relevante.
 Bueno, después de esta megaintroducción voy al grano de tu pregunta, sobre que era lo que sustentaba a la comunidad: yo
creo que lo básico, era una necesidad de vivir en libertad, de expresarse artísticamente y de no sentirse reprimidos, mejor dicho de no sentir la represión real del exterior, tanto la de la sociedad establecida como la de las autoridades constituidas. Todo esto coincidió con un momento de la historia, donde empezó la historia de los hippies, la revolución cultural en el mundo, un grupo de conjunciones universales que también tuvieron su presencia aquí digamos por generación espontánea, sin necesidad de ser algo importado. 
 Respecto a las influencias del mono Cohen, yo te diría que de alguna manera el mono era el que comandaba la nave, como ya mencioné antes y era el nexo con el mundo exterior; no creo que haya mayores influencias, sí la importancia de aquella persona que sustentaba cara al exterior a ese grupo de gente que participaba de la comunidad artístico musical y artesanal.
Hay mil anécdotas sobre la cofradía o el mono pero la que me parece más interesante de mencionar como para que mostrar un poco una imagen real, fue la realización por parte del mono de la organización de lo que se denominó maratón beat 24 horas, que fue un evento en el club Atenas de la plata, donde participaron artísticamente, Manal, almendra, arco iris ( yo toqué la batería con ellos porque les falló el batero), la cofradía, DIPLODOCUM, de los que me acuerdo, además de una innumerable cantidad de grupos beat de la plata  y aledaños; fue realmente un megafestival donde su realización indudablemente no pasaba por lo económico sino por lo artístico, era como un espejo de la comunidad cofradía, es decir un lugar en donde se pudieron expresar en libertad, decenas de grupos musicales desconocidos y los lideres nacionales del rock, (Manal y almendra + arco iris) y los que de alguna manera liderábamos la música progresiva en la plata, la cofradía y los DIPLODOCUM.
 Bueno,  espero se entienda el concepto. Porque de no ser así y como estamos hablando de historias de hace 30 años, uno se puede acordar de mil historias o detalles. 
Te saludo Tito demoron y hasta la próxima.
Isa Portugheis

"No digas de ningún sentimiento que es pequeño o indigno. No vivimos de otra cosa que de nuestros pobres, hermosos y magníficos sentimientos, y cada uno de ellos contra el que cometemos una injusticia es una estrella que apagamos"
Herman Hesse, que cuentan por ahí que en la Primera Guerra Mundial tuvo una posición pacifista y liberal, su no beligerancia le llevo a ser identificado con las fuerzas nacionalsocialistas de ocupación. No es dificil, a mi modesto escuchar, que la lectura de Demian ha influido conceptualmente en alguna canción de los Arco Iris y tal vez hasta el título del disco: Tiempo de resurrección . Y aunque la asociación libre pueda ser una malapalabra, una búsqueda infructuosa e incierta, ese camino se recorre a diario y aquel dios luminoso y a esta altura hasta mediático, ese dios oficial y exterior que ponía Hesse en las elucubraciones de su personaje, no deja engañar a la reunión de lo demoníaco y divino que en otras culturas se sostiene que todos llevamos dentros. Ese dios que manejamos en este mundo dual y las consideraciones que aporta Hesse fueron bastante denostadas por presumirse que solo promovían una cierta clase de "droga" intelectual para que el presente no nos conmoviera. Este tipo de comentarios no nos es extraño en las referencias al rock de acá... desde demoníaco a luminoso, y ni que hablar de que solo era una isla o una droga, en las referencias que algunos intelectuales inclinados hacia la política aún hoy hacen...
de todas formas, ese dios llamado Abraxas no deja de seguir golpeando ...

vive libre como el aire
como el río que se va
busca la estrella elegida
y entonces veras
como tus dias creceran en paz

" Y me contó la historia de un muchacho enamorado de una estrella. Adoraba a su estrella junto al mar, tendia sus brazos hacia ella, soñaba con ella y le dirigia todos sus pensamientos. Pero sabía o creía saber, que una estrella no podría ser abrazada por un ser humano. Creía que su destino era amar a una estrella sin esperanza; y sobre esta idea construyó todo un poema vital de renuncia y de sufrimiento silencioso y fiel que habría de purificarle y perfeccionarle. Todos sus sueños se concentraban en la estrella. Una noche estaba de nuevo junto al mar, sobre un acantilado, contemplando la estrella y ardiendo de amor hacia ella. En el momento de mayor pasión dió unos pasos hacia adelante y se lanzó al vacío, a su encuentro. Pero en el instante de tirarse pensó que era imposible y cayó a la playa destrozado. No había sabido amar. Si en el momento de lanzarse hubiera tenido la fuerza de creer firmemente en la realizacion de su amor hubiese volado hacia arriba a reunirse con su estrella. " Demian (fragmento)

busca la tierra que sobre el mar
llamándonos está
hermanos y hermanas vendrán
listos para empezar
con una nueva era
que es lo que esperas?... despierta

"... jugueteando con él, lo desdoblé sin pensar. Contenía tan sólo un par de líneas. Al repasarlas distraidamente, mis ojos permanecieron fijos en una palabra. Sobrecogido, leí, mientras mi corazón se contraía ante el destino, como invadido por un repentino helor: ' El pájaro rompe el cascarón. El huevo es el mundo. El que quiere nacer tiene que romper un mundo. El pájaro vuela hacia Dios. El dios se llama Abraxas."

deja que el sol te señale
el camino al lugar
deja que tu alma vuele
y entonces veras
como tus días creceran en paz

queda una estrofa... pero bué...

Tito demoron

 

Hippies y Yippies
por ROLANDO HANGLIN
"PAREN el mundo, me quiero bajar", dijeron unos muchachos en Los Ángeles. Y se bajaron: no respetaron nada. Ni el matrimonio, ni la elegancia, ni la responsabilidad de trabajar, ni de usar zapatos. "Estamos afuera —explica el líder hippie Reginald Buchman— esto es todo. Estamos afuera de este mundo de competencia, hipocresía y corrupción que nos lleva a la guerra atómica. Queremos hacer el amor con la mayor libertad, andar descalzos o desnudos si se nos antoja, gozar de la vida, las flores y la juventud y la poesía... las únicas cosas que vale la pena vivir. No queremos dinero. No queremos trabajar, porque eso seria estar adentro".
Es una actitud respetable, pues en verdad la sociedad es atrozmente competitiva y produce neurosis y úlcera en buenas dosis. Hay que luchar a brazo partido y querer siempre más. Así son las reglas del juego: quien se anima, compite... quien no se anima se queda afuera. El hippismo nació de ese desprecio existencial por el mundo burgués. Pero hay otra cosa: también están los que NO DESPRECIAN EL JUEGO sino los que ABANDONAN PORQUE PIERDEN. Los timoratos, los contrahechos, los incapaces. Luego aducen que ésta sociedad "les da asco" cuando en realidad no han sido capaces de ganarse su lugar. Es el trasfondo de lo que el propio Lenin llamó 'izquierdismo infantil": envidia, resentimiento e inmadurez. Pero estos rebeldes con trampa aceptan las reglas del juego apenas la sociedad les ofrece una migaja de triunfo. El mundo está lleno de comunistas que, ante un buen empleo, olvidan cínicamente sus protestas y no ven al universo burgués tan desagradable. No eran idealistas: eran fracasados.
¿Y qué es esa otra cosa... los yippies? Basada en la sigla del Youth International Power (Poder Internacional Juvenil) este movimiento —aunque exteriormente similar a los hippies— Se lanza a la protesta, a la lucha callejera, a un pacifismo vocinglero que no DESPRECIA a la sociedad constituida sino que la ODIA. Y del odio a la envidia hay un recorrido psicológico cortísimo. Aquí se trata directamente de izquierdismo disfrazado —como dicen los reaccionarios, que en este caso tienen razón —cuya única misión es destruir, porque no propone ninguna sociedad a cambio de la que quiere demoler.
Faltan 32 años para el ano 2000. Estamos en la etapa de preñez de un nuevo mundo que va a nacer. Es decir: ya tiene que existir un embrión. ¿Quiénes serán los hacedores de ése futuro? ¿Los hippies descalzos, los yippies comunistas, o los jóvenes trabajadores —caso Perfumo y Gatti— que se entregan a los estímulos del éxito, el dinero y la vida burguesa? A lo mejor, una mezcla de los tres.
Pero nadie construirá nada si no es auténtico. Quienes desprecian las glorias y las miserias de esta sociedad deben seguir descalzos y vivir como les gusta. Quienes aceptan tanto las glorias como las miserias competirán encarnizadamente —Y NO SERÁ MEJOR NI PEOR, SIMPLEMENTE DISTINTO— con el sueño de ser presidente de una empresa. Una nación... o solamente de un hogar. Se puede ser feliz de ambas formas. Pero los que ODIAN a esta sociedad y rompen vidrieras no serán felices nunca, porque lo que en realidad detestan es su propio fracaso.
revista extra
noviembre 1968

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