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crónicas del siglo pasado

REVISTERO

ATAHUALPA CANTA

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(1971)


 

"Nací hace 62 años en Pergamino, después, crecí..." Con humor teñido de melancólica sabiduría, Atahualpa Yupanqui sintetiza así la trashumante parábola de su vida. Hoy, aunque se resiste a admitirlo formalmente, vive exiliado del país que es su raíz. desde hace 3 años y medio retorna periódicamente a la argentina. su sede habitual: París. Al comenzar este año detectamos uno de esos breves paréntesis. Un retorno casi anónimo, cuyo hermetismo agravó una gripe virósica que lo tuvo prácticamente enclaustrado durante los pocos días que permaneció en Buenos Aires. Lo buscamos para tratar de descubrir detrás de ese rostro tallado a hachazos un síntoma, una clave, que expliquen este distanciamiento. Tal vez íbamos tras algo más ambicioso: una pieza más para armar este conflictual rompecabezas que es el ser-argentino-hoy. Esto encontramos.
- No creo en los profesionales de la canción de protesta. El que quiera gritar sus panfletos públicamente y con música, que lo haga, pero ése no es un artista.
Atahualpa "salta" ante la menor insinuación que pretenda comprometerlo más allá de la instancia que el pueda caber como artista y como hombre. Se huele una dolorida desconfianza. O un sabio replegarse del que se cansó de jugar siempre con todas las cartas sobre la mesa. Y eso nos duele a nosotros.
Y entonces leo la estrofa. Es una de las canciones que suele cantar en Francia, en España, en suiza o en Africa:
Mi padre ha muerto en la mina
sin doctor ni protección.
Color de sangre de mineros
es el oro del patrón.
Lo miro tratando de desentrañar esa mezcla de tristeza, fuerza contenida y tensión de cosas no dichas. el rostro impenetrable sonríe, entiende e insiste:
-Las revoluciones las fabrican las derechas, no los cantores de protesta... Por favor, dejen de tratar de ponerle un sello a las personas. Yo soy un artista que cantó las cosas, los problemas, de mi tiempo: ése es mi éxito. digo verdades que son de todos. Por eso me entienden y me aplauden. Aquí o en suiza...
Pienso en Cortázar. De alguna manera es el mismo argumento: el universalismo. Y sin embargo no puedo entender -ni digerir- el parentesco, si es que existe.
- ¿Cortázar.?... Sí, nos vemos a veces... ¿Amigos?... Bueno, creo que es una palabra demasiado importante para definir una relación... De quien soy muy amigo es de Miguel Angel Asturias...
Pareciera que "huele" la comparación. Y le escapa. Un vaso de vino servido con gentil discreción por la esposa francesa quiebra la tensión, llevándonos a terrenos más apacibles.
-Mi éxito en Europa es parte del éxito provocado por el interés hacia todo lo latinoamericano. Fíjese: un día debía actuar en Poitiers, una ciudad de provincias en Francia. Quien me contrató había alquilado una sala para 600 personas. A último momento tuvimos que mudarnos "de apuro" a una con capacidad para 1300...
- ¿No será sólo atracción por lo exótico, lo pintoresco? Nuevo encrespamiento:
-¡Se acabó la época en que a los europeos les vendían tranvías! Los gauchos disfrazados ya no corren. Ellos quieren y saben apreciar lo auténtico. Y son tal vez más exigentes que nuestro propio público.
...Y se engolosina con la erudición de jóvenes franceses que "saben más del folklore latinoamericano que nosotros mismo", con un grupo que se vino hasta Cuzco para "abrevar en las propias fuentes". Esta reverencia ante lo teórico por contraposición a lo instintivo sorprende hasta tanto no se conocen algunas complejidades:
- A los 13 años me devoré el "Quijote" de punta a punta. Era y soy muy lector. Lo cual no excluye mi pasión por la vida activa, por la naturaleza. No creo que para ser auténtico sea excluyente el intelectualismo.
Hijo de un peón de ferrocarril, anduvo a los saltos por el país siguiendo a su padre y su trabajo. A los 7 años un cura le enseñó a tocar el violín. Después apareció la guitarra. Periodista y asistente de una escribanía en Junín, cuando tenía 14 años. Luego comienza su aventura particular. Es uno más que viene a "encontrarse" en buenos Aires. La ciudad lo esquiva. El camino se hace lo suficientemente largo y difícil como para irlo marcando, definiendo este hombre que esa ahora. Alude a muchos desencantos, a muchas trampas que le tendieron la vida y los hombres. Pero sólo recuerda, concretamente, lo opuesto, lo "bueno que le pasó":
- Me acuerdo en París, en 1948. Yo era todavía casi un don nadie. Me tocó actuar en el mismo espectáculo junto a Edith Piaf, que en ese momento estaba en la cumbre. su humildad hizo que esa noche yo fuera la estrella y ella segunda figura: por imposición de ella yo abrí y cerré el espectáculo. Cosas así, no se olvidan. De ellas sólo son capaces los auténticamente grandes, como la Piaf. Y paradójicamente, los "pequeños" son sus peores enemigos... Es que es así: "el que nació para yuyo no le perdona a nadie que sea árbol..."
Otra vez la amargura. Esquiva, pudorosa, pero que estalla en la canción:
¿Dios vela por los pobres?
Puede ser que sí, puede ser que no.
Mas es seguro que él almuerza
en la mesa del patrón.
En estos momentos Atahualpa cuenta estas cosas en algún escenario de provincia francés. En abril dará 16 conciertos en Suiza... Mientras canta, su auditorio lee la traducción de las canciones. Lee, por ejemplo:"Parce que je ne graisse pas les essieux/on me traite négligent.../ si moi je les aime bruyants, /pourquoi diable les graisser?". Es la primera estrofa de "Los ejes de mi carreta"...
Me cuesta imaginarlo. Mientras recuerdo: "Yo canto las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas, en cualquier idioma y todos me entienden, porque es una verdad universal".
En el pequeño departamento de Palermo queda la esposa y el hijo. También hay una nieta y otra por llegar. Y un perro. Es el hogar. En su país. El hijo de peón de ferrocarril sigue sin poder "parar". Sin embargo, se intuye la añoranza de una estación terminal. Tal vez ésta sea su manera de ser el poeta que canta:
Comparte la vida del pueblo,
mirala de adentro,
primero es necesario ser hombre,
y poeta solamente después.
El buscó, eligió, necesitó (¿qué importa el verbo, en última instancia?), el distanciamiento, para ser hombre, poeta y argentino. "Vida de artista", dicen algunos. "Cosas de argentinos", digo yo
J.S.A.

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"Era un admirador fanático de Ortega y Gasset, hasta que un día vino a la Argentina y dijo aquello de: 'Qué hermoso pueblo éste... y qué anheloso de sometimiento...' "

 

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"El único país donde no me dejaron entrar fue Rusia... Es como para que algunos se den cuenta que entre el blanco y el negro hay muchos grises, ¿no es cierto?"

 

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"Fui y soy un individualista absoluto. Por algo cuando jugaba al fútbol no largaba la pelota nunca. Era el morfón..."

 

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"Quería ser médico, pero no me dio el cuero, ni el bolsillo... Me dolía mucho el dolor de los demás, ver gente envejecida por el dolor.."

 

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"Un chiste que me contaron en París, unos uruguayos contreras: '¿Sabe por qué a Pacheco Areco le dicen Paco Areco?. No. Porque el Che le queda grande...' "