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Ese cómico llamado
Alfredo Alcón


DE ISRAFEL A CALIGULA, NUESTRO "MARTIN FIERRO" ALIGERA EL PESO DE SU LABOR CON UNA DISPARATADA COMEDIA DE MIGUEL MIHURA: "TRES SOMBREROS DE COPA", EN SU CICLO TEATRAL 69 DE CANAL 11. EL ENCUENTRO SEÑALA -ADEMAS-LA PRESENCIA DE UNA DE LAS MEJORES ACTRICES ARGENTINAS: NORMA ALEANDRO. UN EXTENSO ELENCO LLEVO A CABO LA GRABACION, QUE PRESENCIO "GENTE", BAJO LA RESPONSABILIDAD DEL ACTUAL DIRECTOR DEL TEATRO SAN MARTIN DE BUENOS AIRES: OSVALDO BONET. ARRIBA EL TELON. SEA TESTIGO DE ESTE HECHO INSOLITO.

Alfredo Alcón

Caminamos desde el set destinado por Sono Film para las grabaciones de canal 11 hasta el comedor. Es alto, sin duda; de una buena contextura, calzado con un par de pantuflas marrones, un traje gris sobre las rayas del viejo pijama. Es su vestuario para la mayor parte de la comedia que está grabando. Por primera vez un canal de televisión proyectará la imagen del actor más "serio" y talentoso de nuestro país, Alfredo Alcón, metido en un vodevil.
—¿Cómo surgió la idea de una comedia para Alfredo Alcón?
—En realidad, hace tiempo que tengo ganas de hacer comedia, sólo que no encontraba un libro que me gustara. Después, cuando leí las obras completas de Mihura, se me apareció ésta que es ideal para televisión.
—¿Quiénes son los encargados de elegir las obras para el ciclo?
—Se eligen entre Osvaldo Bonet, la productora Devill, del Boca (que es el director de cámaras) y yo. Después van surgiendo los actores ideales para cada papel. Si no están ocupados se los llama. Es el caso de Héctor Alterio, por ejemplo, que es un magnífico actor, yo siempre tuve ganas de trabajar con él. No tenía idea de que estuviera haciendo televisión hasta que lo vi con el grupo de Stivel en Cosa Juzgada.
—¿Le gusta ver televisión?
—Sí, me gusta, me entretiene y me descansa también. Lo veo a Stivel, como le dije; ¡ah!, y a veces veo El Botón porque me divierto muchísimo, sobre todo con Olmedo. Pero prácticamente no tengo tiempo para ver televisión.
Nos sentamos a una mesa del comedor de los estudios. Alrededor de nosotros los integrantes del elenco de 'Tres sombreros de copa', de Miguel Mihura, parecen los Cómicos de la Legua. Vestidos de las formas más diversas, se entremezclan un cazador con un negro, un acaudalado señor de levitón y polainas, la mujer barbuda, las "girls", muchachos endomingados y un viejo con su gorra calada hasta las cejas. Parece una troupe lista para salir detrás de su carromato en dirección al próximo pueblo de provincia. También Alcón participa del clima de viejo circo con su pelo muy despeinado y su manera expresiva de decir.
—Me siento muy bien, es la primera vez que grabando teatro tengo hambre. Cuando parábamos, haciendo Calígula o Israfel, yo sentía una opresión. Arrastraba la angustia del personaje y me costaba comer. Pero este ritmo de la comedia me hace sentir bien.
—¿Es difícil hacer comedia?
—Sí, claro, no es fácil. Porque la comedia tiene esa chispa que hay que captar en seguida. Utilizar el gag, pescarle el ritmo. Nosotros hicimos el mismo trabajo que para las demás obras. Ensayamos durante 20 días y la grabamos con todo cuidado. Osvaldo (Bonet) hace la puesta y la marcación de actores, y del Boca el trabajo de cámaras.
—¿Después ve en su casa el programa?
—No, no lo veo cuando va al aire porque todavía tengo muy fresco todo lo que hicimos en la grabación. Necesitaría un año, por ejemplo, para verlo con la inocencia del espectador, sin acordarme muy bien de cada secuencia.
—¿Desde qué hora está en el estudio?
—La grabación empezaba a las ocho de la mañana, pero hay que estar antes para maquillarse, vestirse y prepararse. Así que yo a las cinco puse el despertador, para no tener que levantarme en seguida que suene. Hoy estaremos hasta las nueve de la noche más o menos. Cuando hicimos Calígula terminamos a las dos de la mañana. Es francamente agotador. Son 100 minutos de película que hay que grabar en un día. 100 minutos en cine se hacen en tres meses. Claro que en televisión hay diferencias, porque el cine es fundamentalmente trabajo del director. En cambio, en televisión el actor puede crear hasta el mínimo detalle de expresión. Como en los teatros chicos, no se requieren gestos ampulosos para que se vean desde la última fila. El trabajo es más cuidado, se aprovecha mejor.
Dentro del set, tres cámaras accionan sobre dos escenarios separados por una medianera de rigurosa utilería. La "troupe" en pleno ensaya sus partes o está atenta a los monitores. Fernando Vegal, corneta en mano, se pasea como un lindo viejito, loco y mimoso. Menchu Quesada, desde su increíble mujer barbuda, teje con toda tranquilidad, como corresponde a su personaje. El clima de Tres sombreros de copa es disparatado. La mayor incoherencia parece recorrer la obra, que mantiene pese a su locura una línea hasta el final. Dionisio (Alfredo Alcón) es un tímido muchacho que se enreda desprevenido en el ambiente de los cómicos. Walter Santa Ana es el iracundo negro que acompaña a Paula, una "girl" alegre y sentimental creada en forma impecable por Norma Aleandro. Todo se conjuga para hacer un gran "show" del año veinte, muy rococó y juguetón.
María Ammi
Fotos: Luis Gemelli
Revista Gente y la actualidad
05.06.1969

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