El martes pasado estalló una bomba en el Congreso
Nacional: el presidente del bloque parlamentario de la UCRI
frentista, Fernando Pyragine Niveiro, presentó en la Cámara de
Diputados de la Nación un proyecto solicitando el establecimiento de
relaciones diplomáticas con China comunista. Si bien algunos
antecedentes inmediatos podían servir como precedentes —en fecha
reciente el doctor Arturo Frondizi elogió, en un reportaje, la
decisión francesa—, la presentación del proyecto fue sorpresiva
hasta para los mismos integrantes del bloque.
El documento
entró en la Cámara de Diputados el martes 18 por la tarde, después
de aparecida la quinta edición de los diarios. Únicamente el
vespertino 'El Siglo' anunció ese día, en su columna "Confirmado",
que la bancada frondizista se disponía a solicitar el
reconocimiento. Cuando leyó esta versión, el vicepresidente del
bloque de la UCRI frentista, diputado Washington Ferreyra, realizó
una consulta telefónica a su sector para determinar la veracidad de
la misma: se le confirmó la noticia y el parlamentario quedó
estupefacto, pues nada se le había anticipado.
En realidad,
el texto original del proyecto estaba en el bloque desde las últimas
horas de la tarde anterior, pero solamente el titular, Pyragine
Niveiro, y los empleados encargados de sacar copias, conocían su
existencia. Había llegado hasta allí directamente desde la oficina
de Arturo Frondizi y poco después se resolvía que todos los
integrantes del sector firmaran o apoyaran la iniciativa, cuya
presentación fue dispuesta por el propio Frondizi. Desde quince días
antes trabajaron en su redacción algunos de los asesores habituales
del ex presidente en materia de política exterior: Emilio Donato del
Carril, Jorge Gardella, Arnaldo Musich y Gerardo Schamis.
Uno
de los colaboradores de Frondizi señaló que el proyecto tiene por
objeto promover la apertura de una nueva política internacional
"consecuente con la doctrina del desarrollo económico". "Cuando
Frondizi era presidente —explicó— no se daban las condiciones para
un reconocimiento, por razones de política nacional e internacional:
los mandos militares de esa época nunca hubieran aceptado una medida
de ese tipo y, además, la necesidad de incorporar capitales
norteamericanos no permitía una desviación muy pronunciada con
respecto a la política exterior de los Estados Unidos."
Observadores antifrondizistas, en tanto, juzgaron que el verdadero
motivo del proyecto era obligar al gobierno a una definición
embarazosa, dada su actual política de acercamiento con Francia: si
los diputados oficialistas votan a favor —sostenían— provocan una
crisis en las relaciones con los Estados Unidos: si votan en contra,
aparecen como carentes de una política exterior independiente, va
que demuestran que no pueden llevar a la práctica su admiración por
los métodos degaullistas.
Si bien el proyecto de
reconocimiento ha provocado agudas polémicas, no se discuten, en
general, los beneficios de posibles relaciones comerciales con China
comunista. El 21 de febrero, la Bolsa de Cereales censuró que fuera
la Junta Nacional de Granos la que hubiera efectuado una importante
venta de trigo a Pekín, pero subrayó que esa actividad competía a
los exportadores privados. Simultáneamente, la Confederación de
Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP) enviaba una
nota al ministro de Economía, doctor Eugenio Blanco, para "expresar
su complacencia por las operaciones realizadas recientemente por la
Junta Nacional de Granos a un precio superior al común de los
exportadores habituales".
Lo cierto es que la reciente
cosecha argentina, considerada óptima (7 millones y medio de
toneladas de granos) y algunas dificultades para una venta masiva de
cereales y carnes a Gran Bretaña, deben haber sido tenidas en cuenta
en la operación, la primera efectuada directamente con China por un
organismo oficial argentino (hasta ahora, las ventas se realizaban
vía Londres). El respaldo de distintos organismos del Estado quedó
claro inmediatamente: el canciller Zavala Ortiz reiteró una posición
a favor del comercio con todos los países y el Banco de la Nación
otorgó un crédito de 4.000 millones de pesos a la Junta Nacional de
Granos, destinado a financiar las ventas. Hasta ahora, el convenio
se refiere a 750 mil toneladas de trigo, si bien la cifra se elevará
seguramente hasta pasar el millón de toneladas, ya que se incluyen
ventas suplementarias de cebada y maíz.
Por medio de dos
enviados comerciales, los señores T. M. Yu y R. Yen, China hizo
saber a la Argentina su interés en la adquisición de heladeras,
zapatos (en cantidades astronómicas), cueros y productos no
tradicionales de la industria liviana (utensilios de cocina,
licuadoras, cocinas a gas, etc.). China paga al contado y en divisas
fuertes (dólares y libras esterlinas), pero, como todas las naciones
comunistas, aspira al comercio bilateral, equilibrando la balanza
comercial entre los dos países, ya que sus reservas en esa moneda
tienen límite.
Los representantes chinos explicaron, por
ello, que están en condiciones de vender carbón, hierro, soda
caustica, cerdas y colorantes. El problema consiste en descubrir
hasta qué punto una fuerte corriente de intercambio comercial no
implica a la larga una suerte de pre-reconocimiento diplomático de
hecho. La forma de ese pre-reconocimiento podría ser el
establecimiento de una misión comercial, aunque el gobierno
difícilmente se aventure todavía a consolidar una iniciativa de esa
índole. Los funcionarios autorizados de la Cancillería expresaron
que no existe ninguna posibilidad de reconocer, por ahora, al
gobierno de Pekín, ni siquiera en forma indirecta de acreditamiento
de una misión comercial. Sin embargo, la solución depende en parte
del Parlamento, el cual deberá fijar posición frente al proyecto de
la UCRI frentista. Un diputado oficialista como Luis A. León —que,
además, preside la Comisión de Relaciones Exteriores— se pronunció
desde México a favor, reiterando así la posición que había expresado
en su propio proyecto (similar al de Pyragine Niveiro) presentado en
1958. Otros antecedentes son los proyectos de Berta Faigún de
Ferrari (UCRI, Córdoba), presentado en 1959 y de Luis A. Tecco
(UCRI, Córdoba), de 1958. En 1959, dos parlamentarios entonces
oficialistas —la señora de Ferrari y el senador Augusto Bayol—
realizaron una visita a China.
En cuanto a la posición de los
distintos bloques, una rápida encuesta de PRIMERA PLANA permitió
obtener las Siguientes definiciones:
*José de Cara
(demoprogresista, Buenos Aires): "Completamente de acuerdo en que se
establezcan relaciones diplomáticas".
*Luis Antón (UDELPA,
Misiones): "Estimo inoportuno el proyecto".
*Américo Ghioldi
(socialista democrático, Capital): "No tengo opinión formada. ¿Por
qué no lo hizo el frondizismo cuando estaba en el gobierno?"
*Alberto Serú García (Movimiento Popular Provincial, Mendoza): "La
República tiene derecho a mantener relaciones, particularmente de
índole económica, con todas las naciones, sin diferencias de
bloques".
*Vicente Musacchio (UCRI alendista): "A título
personal: en estos momentos hay problemas más graves. Pero soy
partidario de comerciar con todos".
*Luis Ignacio Bobillo
(UCRP, Mendoza) : "Para el reconocimiento diplomático hay que
aguardar con prudencia. Creo que el comercio con todas las naciones
es conveniente y necesario".
*Enrique de Vedia
(democristiano, presidente del bloque): "Lo que interesa
fundamentalmente es establecer relaciones comerciales con todos. En
cuanto al reconocimiento, la posición será fijada luego de una
reunión de bloque".
*Pablo González Bergez (vicepresidente
del bloque de Federación de Centro):. "El problema de las relaciones
diplomáticas con China comunista, principal sustento del régimen de
Castro, involucra cuestiones que la Argentina debe resolver
siguiendo una política internacional adoptada de acuerdo con las
demás naciones americanas".
Revista Primera Plana
23.02.1964
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