Los asesores económicos de Illía
prefieren las líneas a los planes
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A principios de la semana pasada, los doctores Bernardo Grinspum y Félix Gilberto Elizalde, miembros del estado mayor de Illía para los aspectos económicos, se disponían a partir hacia Perú con el objeto de entrevistar a Teodoro Moscoso, coordinador de la Alianza para el Progreso. Allí le plantearían la necesidad de estructurar, con carácter de urgente, la ayuda económica a la Argentina.
Simultáneamente, el presidente electo había requerido a los miembros de las comisiones económicas de las Cámaras de Senadores y de Diputados que consigan informes completos —por intermedio de la secretaría de la Presidencia de la Nación— sobre el estado exacto de la situación presupuestaria de los diversos ministerios y entes autónomos. Esos informes serán luego estudiados por las comisiones parlamentarias, que harán un primer análisis, y luego — a través del doctor Mor Roig— entregarán sus conclusiones al doctor Illía. Mediante esos memorándum, el presidente electo piensa protocolizar la situación económica al 12 de octubre.
Por otro lado, los integrantes del equipo asesor que está colaborando con Illía en los problemas económicos (Bernardo Grinspum, Juan José Alfredo Concepción, Félix Gilberto Elizalde, Oscar Rial, Germán López) realizan ahora estudios paralelos sobre la base del material ya disponible. Todos los nombrados asesores de Illía, menos Concepción y Germán López, actúan en forma de comisión de estudio del presupuesto, especializándose en las connotaciones inflacionarias del mismo.

La desocupación: mayor urgencia
Para este equipo, lo de absoluta prioridad es el problema de la desocupación. Además de las razones humanas y sociales, entienden que la desocupación entraña reducción del mercado interno, y que reducción del mercado interno significa paralización del comercio y de la industria. Los asesores sostienen que con la actual emisión de 2.500 millones de pesos y la compra de divisas por intermedio del Banco Central —que, en contrapartida, lanza billetes a la circulación— se continúa un proceso de inflación sin un desarrollo económico que lo justifique. Calculan que, de esa manera, al futuro presupuesto tendrá un déficit de 70 a 100 mil millones de pesos. "Los decretos económicos que se están promulgando — dicen — tienden a agravar el proceso."
Como consecuencia de esos puntos de vista, los asesores de Illía opinan que es indispensable detener la inflación. Las expresiones que suelen utilizar son las de "defensa del nivel de precios" y "consolidación de los elementos estabilizadores". En síntesis, la teoría sería que el dólar suba — si es indispensable— hasta llegar a $ 140 ó $ 150, pero que su ascenso no pase de allí. Luego debe ser revertida la tendencia actual.
Por lo demás, los radicales del Pueblo prefieren —por ahora— no hablar de planes económicos, sino de medidas inmediatas. Entienden, en cambio, que hacia 1965 se podría comenzar a estudiar la posibilidad de estructurar un plan de expansión industrial. En otro nivel, piensan que debe organizarse —de acuerdo con las postulaciones programáticas— un Consejo Económico Social que se concretaría sobre la base del Consejo Nacional de Desarrollo, el Consejo Federal de Inversiones, las centrales empresaria y obrera y diversos organismos técnicos.

FMI y petróleo
Los asesores del radicalismo del Pueblo se especializan en remarcar
que su partido nunca habló de "ruptura" con el Fondo Monetario Internacional. Aludió, solamente, a denuncia de contratos, según figura expresamente en el programa. Una fuente responsable de la UCRP especificó que la posición de su partido frente al Fondo puede sintetizarse en dos frases:
• Afirmación, por parte del país, de la decisión de manejar autónomamente sus finanzas.
• Actuación dentro del marco de los organismos internacionales de modo tal que esta posición sea respetada por los otros países.
Según los asesores de Illía, durante la entrevista entre el presidente electo y Guillermo Walter Klein (director del Fondo Monetario en representación del Cono Sur) no se trataron aspectos que hicieran a la cuestión básica. Pero detrás de los episodios protocolares, los hechos serían los siguientes: el acuerdo de stand by vence el 6 de octubre; es posible que el 12 comiencen a adoptarse medidas que no concuerden con la posición del Fondo. Entonces, habría llegado el momento de volver a negociar, tomando como punto de partida —para llegar a un acuerdo — la irreversibilidad de las medidas adoptadas por el futuro gobierno.
En cuanto al problema del petróleo es, según los radicales del Pueblo, uno de los fundamentales (juntamente con el de las relaciones con el Fondo) sobre el cual el país necesita tomar decisión. Hay una frase ya famosa de Illía, pronunciada durante un almuerzo de la Asociación de Prensa Extranjera: "Si se lo estima (al petróleo) como un problema fundamental, es porque no se quiere poner en primer plano otros problemas relacionados con la emancipación. Los contratos representan el 10 % de la actividad de YPF; si la empresa estatal no puede cumplir con ella, haremos contratos de locación de obras mediante licitaciones públicas e internacionales. Mi gobierno ratificará lo que hemos expuesto públicamente".
Esta frase contradice, aparentemente, el juicio permanente de la UCR del Pueblo sobre la importancia fundamental de los contratos petroleros y dio pie para que una publicación especializada — la revista Análisis, que viene sosteniendo el criterio de que Illía no podrá innovar en esa materia— acotara irónicamente: "El mensaje del presidente electo... parece bastante claro: no hablemos más de la nulidad de esos contratos; el punto carece de importancia; debemos ocuparnos de otros asuntos que sí son fundamentales... porque hacen a nuestra emancipación (sic)."
Sin embargo, para el equipo asesor de Illía, la frase del presidente electo es perfectamente coherente y se traduce así: "Los contratos no son tan importantes para nosotros como para que puedan hacernos chantaje con ellos; si no les gusta lo que haremos, lo haremos igual. Ese problema no puede hacer hesitar al próximo gobierno". El petróleo, para los jóvenes colaboradores de Illía, es una cuestión más política que económica, y debe ser resuelta desde dicho ángulo de enfoque.

Radicaciones y créditos
La posición de los economistas radicales del Pueblo en la polémica entre "monetaristas" y "estructuralistas" puede, por su parte, ser resumida así: hay que practicar una política expansionista, y todas las ideas de Illía apuntan a ese objetivo. Tal política expansionista debe ser impulsada por todos los medios. La emisión puede, en determinado momento, resultar imprescindible. Pero no estar destinada a mejorar nominalmente el salario, sino a una mejora real del standard de vida. Los radicales del Pueblo no creen que se desencadene un proceso inflacionario, pero insisten en que el proceso económico debe adquirir la fluidez necesaria que le falta en este momento.
Las radicaciones de capital extranjero son otra prioridad para los asesores de Illía. En este aspecto señalan que las radicaciones deben ser auténticas y no ficticias, "no con aporte de maquinaria obsoleta y mediante la utilización de líneas de créditos nacionales", sino con aportes de créditos del exterior y conforme a planes establecidos previamente.
El Crédito Selectivo es otra de las ideas que pueden ser movilizadas por el próximo gobierno. El equipo de consultores económicos de Illía opina que el crédito es una palanca poderosa para una auténtica política de desarrollo. Lo fundamental, aquí —dicen— es fijar el régimen de prioridades. El crédito debe ser establecido como instrumento de fomento para promover ciertas zonas del país. El objetivo económico nacional debe ser obtener una tasa de crecimiento (por ejemplo, del 4 %) y el crédito tiene que servir a ese objetivo.
En cuanto a los planes para una política agraria, señalan que lo esencial es un incremento inmediato de la productividad. El mecanismo considerado idóneo para tal incremento es la política fiscal: no puede admitirse la tierra mal explotada y debe, por el contrario, ser alentada la producción correcta. El crédito también exige ayudar al máximo aprovechamiento de la tierra. La política bancaria aparece como de primera magnitud en todo plan que tienda a considerar la explotación agraria como una industria más.

En pos de la coherencia
En síntesis: el equipo que tendrá eventualmente a su cargo la elaboración de la política económica del gobierno —aunque de allí no surgirá forzosamente el Ministro de Economía— no se ha apartado de los puntos programáticos del radicalismo del Pueblo y ha fijado gruesas líneas de acción, por las que se propone transitar. Sin embargo, no surge con claridad cuál será la actitud de la UCRP ante algunos detalles y falta, aún, un plan concreto. Los asesores de Illía dicen que no se han propuesto hacer de su política un plan, sino una serie de medidas con un sentido coherente. Muchos sectores argüirán, entonces, que el partido de Balbín confía más en la improvisación y en el empirismo que en los organogramas.
Lo cierto es que, a menos de un mes y medio de la asunción del poder, sólo pueden obtenerse las líneas fragmentarias que han quedado expuestas en la presente nota y que proceden de una encuesta exhaustiva realizada en los últimos días. Es de suponer que el tramo faltante hasta el 12 de octubre apresure las resoluciones y las soluciones.

3 de setiembre de 1963
PRIMERA PLANA

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