Caso Marisol Roquero
ALGO DOLOROSO, MUY DIFICIL DE COMPRENDER
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EL 3 DE ENERO DE ESTE AÑO, EN LAS PLAYAS DE OLIVOS, DESAPARECIO MARISOL ROQUERO, UNA NIÑA DE SIETE AÑOS. LA MADRE NO ACEPTA QUE SE HAYA PODIDO AHOGAR Y SIGUE BUSCANDOLA. ACUDE A LOS CIENTOS DE LLAMADOS TELEFONICOS QUE DICEN HABER VISTO A LA NIÑA. EL CASO VOLVIO A TENER ACTUALIDAD A RAIZ DE UNAS CARTAS QUE DESDE EL 14 DE MARZO EMPEZARON A LLEGAR DESDE MONTEVIDEO.
EN ESAS CARTAS UNA MUJER, MIRTHA, ASEGURA TENER A MARISOL. TRES CONOCIDOS GRAFOLOGOS ANALIZARON ESAS CARTAS Y DIERON SU OPINION. ESTE ES EL CASO NUEVE MESES DESPUES.

Cree que su hija aún está viva?
—Sí..., estoy segura...
—Señora de Roquero. Han pasado nueve meses desde que Marisol desapareció. En esos nueve meses no hubo novedades. ¿Qué la hace aferrarse a la idea de que está con vida?
—No apareció el cadáver por ningún lado... Ni en Olivos ni en ninguna parte... y el rio siempre los devuelve, ¿no?
—¿Su esposo piensa igual que usted?
—No, él cree que se ha ahogado. Se enoja mucho conmigo cuando creo en los llamados telefónicos de gente que dice haberla visto, que dice tenerla. El no cree. Está convencido de que se ahogó.
—¿Qué ha cambiado en su hogar en estos nueve meses?
—Todo. Ya nada puede ser igual... Todo se va a arreglar en mi hogar si la nena aparece, todo va a volver a ser como balsa de aceite... Nos enseñó muchas cosas esto que nos pasó. Porque ahora comprendemos que las pequeñas preocupaciones que siempre agrandamos a gusto, que nos parecían enormes, quizá porque no teníamos otras cosas en qué ocuparnos, son nada comparado con lo que estamos pasando. Todo lo anterior nos parece la felicidad, casi el paraíso, comparado con esto. Quiero que Marisol aparezca. La necesito..., la necesitamos...
—Señora de Roquera. Entre saber definitivamente que está muerta y saber que aún está viva, ¿usted preferiría lo último?
—Sí, preferiría saber que está viva...
—¿Aunque nunca más vuelva con usted...?
—Sí, aunque supiera que nunca más me la van a devolver. Lo único que me importa es que esté bien, que no le hagan daño, que la críen como a una hija...sí, ya sé que es terrible..., pero creo que cualquier madre en mi lugar preferiría lo mismo..., preferiría saber que está con vida, y que alguna vez.... algún día... quién sabe...quién sabe. ..
—¿Usted es creyente?
—Lo fui hasta que murió mi madre, hace 20 años..., después, no. Su muerte me pareció muy injusta..., me quedé muy sola cuando más la necesitaba..., pero ahora..., últimamente, quiero decir..., he vuelto a rezar... He vuelto a creer en muchas cosas, ¿sabe? Porque ¿quién puede saber dónde está la solución, la verdad? Ya he perdido gran parte de las esperanzas de recuperarla.... pero cada nuevo llamado, aunque sé que es un engaño, me vuelve a renovar la ilusión...es muy difícil sobreponerse a esta esperanza. ¿Cómo saber si entre tantos llamados y citas no hay alguno que realmente me devolverá a mi hija. ..?
—¿Fueron muchos los llamados en estos nueve meses?
—Fueron cientos, fueron miles... Casi todas bromas, pistas falsas, mentiras. Algunos llamados son de gente bien intencionada que me aconseja rezar a Santa Rita, o hacer junto conmigo una novena a San Antonio. También me llaman muchos adivinos que dicen poder saber dónde está una persona a la distancia... o astrólogos. Me han citado a los lugares más dispares... hasta en Mar del Plata...; hice dos o tres horas de plantón y nada... nada... "Señora, —me decían—, venga si quiere saber datos importantísimos de Marisol..." "¿Qué datos? —le preguntaba yo—; ¿usted sabe dónde está, quién la tiene?" "Algo mucho más grave", me decían y cortaban dejándome la dirección. ¿Quién se resiste a ir? Aunque cada vez tengo menos esperanzas, ¿quién se resiste a la posibilidad?. ..
—Señora de Roquero, ¿alguna vez usted se culpó de algo...?
—Me vivo culpando... vivo pensando que sí ese domingo lo hubiera pensado mejor... si lo hubiera pensado sólo por un minuto___
Tal vez no la hubiera dejado ir... pero hacía dos días que habíamos venido de Mar del Plata, donde pasamos 13 días jugando en el agua, jugando a la paleta, caminando 30 o más cuadras por día, y cuando volvimos la casa estaba toda revuelta..., por eso quizá no me detuve a pensar mucho cuando los chicos me dijeron que se iban al río..., quería quedarme a ordenar la casa...
La mujer puede tener 40 años o mil siglos. Es lo mismo. Ya no lleva el pelo suelto, ya no le interesa tanto el arreglo. Es una mujer vencida. María del Carmen Duran de Roquero, madre de Marisol, es una mujer vencida. Me habla todo el tiempo de su hija en tiempo presente, me muestra fotos, piensa que ahora quizá pueda tener unos centímetros más de altura de los 1,25 que tenía cuando desapareció. Continuamente atiende los llamados telefónicos, que se suceden sin interrupción. Anota cada dato en una libretita, pregunta a qué hora puede llegar hasta esa dirección. Puede ser en Córdoba o en la Boca, en Ramos Mejía o en Lanús. La desaprensividad humana en estos casos realmente asusta. Me pregunto quiénes pueden ser esos rostros, esas voces, esos sentimiento que llaman para hacer una broma. Aunque esa broma se traduzca en seis palabras: "Yo tengo a su hija. Venga". Y luego, además de las llamadas, de las citas, de los siniestros juegos con la esperanza de una madre, están las cartas. Una o dos por mes, desde Montevideo. Las cartas.

3 DE ENERO DE 1971
Es un domingo caluroso, asfixiante, insoportable. Marisol Roquero, de 7 años, largos pelos rubios, ojos grises verdosos, nariz pequeña, malla amarilla y zapatillas de goma blanca, sale de su casa de Martínez con sus hermanos Adolfo, de 17 años, y Pablo, de 8. Caminan tres cuadras y buscan a Ana Cruz, de 17 años, novia de Adolfo. Los cuatro toman un colectivo, después el tren, y se bajan en la estación Olivos. Hay mucha gente en las playas de Olivos ese domingo. Por eso deciden cambiar. En vez de ir a la playa Popular, como siempre, se instalan en la playa que está detrás del Círculo Militar, una playa donde casi nunca hay nadie, una playa de difícil acceso, salvo los días en que el rio está muy bajo, como hoy. Son las cuatro de la tarde cuando todos deciden entrar en el agua. Cuando la altura es muy profunda, Adolfo sube a Marisol en sus hombros y prosiguen avanzando. Cinco minutos después Marisol dirá que tiene frío, que quiere volver a la playa, jugar en la arena, aunque sea sola. Adolfo la lleva hasta la playa y la deja. Vuelve al agua. Un rato después se pelea con Ana, su novia, y Ana vuelve a la orilla. La ve a Marisol jugando y se echa a tomar sol. A partir de ese momento nadie vuelve a verla. A partir de ese momento todo es contradicción, misterio, olvido. Es el domingo tres de enero de 1971 a las seis de la tarde, y comienza en ese preciso momento el dramático caso de Marisol Roquero, la la niña de 7 años desaparecida.
La primera carta llega el 14 de marzo de 1971 y es de Montevideo. La firma una tal Mirtha. Dice haber estado en esa playa de Olivos el domingo 3 de enero, haber visto a Marisol, haberle hecho acordar a su hija Paula, de la misma edad de Marisol, muerta en un accidente junto a su marido, y habérsela llevado de vuelta a Montevideo para cubrir el vacío dejado por su hija Paula. A partir de ese momento se suceden una o dos cartas por mes, enviadas por medio de una mensajería. La madre de Marisol pone
una agente de civil en la Mensajería, en Montevideo, pero esa semana no aparece nadie. La carta, sin embargo, llega por la vía normal. Empiezan los llamados de Mirtha a Canal 4 de Montevideo, empiezan las cartas a Nicolás Mancera en Buenos Aires, y a la madre de Marisol. Sonino, un ejecutivo del Canal uruguayo, le propone mantener una conversación telefónica con la
señora de Roquero. La señora de Roquero viaja a Montevideo. La llamada está prevista a las 6. A las 6 y dos minutos llama. Dice que Marisol está bien, que no se preocupe, que es feliz, y que si le entregan a un niño que pidió en el orfanato, se la devolverá. Quizá dentro de dos meses, siempre y cuando la madre de Marisol no haga intervenir para nada a la policía. No quiere mantener una entrevista personal con la señora de Roquero. Sigue amenazándola por cartas de que no haga intervenir a nadie, porque entonces dará muerte a la niña. La señora de Roquero le pide que la deje ver a Marisol aunque sea dos minutos. Nada más. Que no se la quitará. Sólo verla. Que a ella no le hará nada. Mirtha se niega. Cuando se le preguntan datos particulares sobre la niña, no sabe darlos. La madre de Marisol vuelve una vez más a Montevideo, pero los resultados son siempre los mismos: se repiten los llamados telefónicos, las amenazas, pero nada más. Nadie pudo conocer nunca a la misteriosa Mirtha. Sin embargo, se llame Mirtha o no, el personaje existe. Por la voz, una mujer de aproximadamente 30 años. Ni tímida ni insegura, como podrían hacer creer sus cartas. Unas cartas de letras grandes, desparejas, como hechas bajo una gran tensión nerviosa. En una de ellas dice que a la niña la llama Mary, y que le ha comprado una gran medalla con esta inscripción: "Para Mary, de su Mirtha". Sigue amenazando que si alguien avisa a la policía dará muerte a Marisol y después se dará muerte ella. ¿Un caso de mitomanía? Nadie puede saberlo. La madre de Marisol menos que nadie. Porque todo es posible para una madre que ha perdido a su hija y que cree que está con vida. Todo es posible, hasta un fantasma que desde Uruguay envía uno o dos mensajes mensuales afirmando que Marisol Roquero, la niña desaparecida, está con vida...
A las 11 de la mañana del jueves 30 de setiembre suena el teléfono en la casa de la calle Entre Ríos 977, de Martínez. Nosotros estamos ahí.
Cuando María del Carmen Durán de Roquero atiende —como lo hace ciento de veces por día— una voz de mujer grande, desde el otro lado, le da su nombre, su dirección y le dice que en Ramos Mejía hay un matrimonio mayor que desde hace unos meses tiene una niña con las características de Marisol. La madre de Marisol cuelga y nos mira. "Sí, la podemos llevar ahora", le decimos. Y vamos con ella hasta Ramos Mejía. Con ella y con Pablo, el otro hijo del matrimonio Roquero. No hay demasiadas esperanzas en el rostro de la madre mientras hacemos el viaje. "Pero si no voy me quedo siempre con la duda de si podría haber sido cierto...". Al llegar, sus pocas esperanzas se justifican: la dirección exacta no existe, pero sí existe la altura, la calle y hasta el nombre de la persona que un rato antes habló por teléfono. Pero la persona no sabe nada. Dice llamarse así, pero no haber hecho ninguna llamada. Sale el marido y se enoja: Abras acaba de sacarle fotos. La madre de Marisol insiste con la señora a solas. "Quizá no se animó porque estaba el esposo...", dice. Pero el resultado es el mismo. Una vez más una broma. Una broma de algún vecino, de algún conocido, de algún enemigo. Aunque la palabra exacta no sea broma.
María del Carmen Durán de Roquero vuelve más vencida que antes. Quizá el hecho se repita cientos, miles de veces más. Cientos y miles de veces más que ella acudirá, quizá con un poquito menos de esperanza cada vez. Pero acudirá. ¿Cómo pretender que una madre no lo haga? Después de esta experiencia me pregunto si el viaje a Ramos Mejía, el timbre de una casa, la mentira, la tristeza, no fue un sueño. No puedo creer que ese y otros llamados falsos sean ciertos, sean reales, haya pasado. No puedo creer que haya gente que se divierta con esto, o que esto le produzca placer. Se lo quiero preguntar a la señora de Roquero, pero me detengo: esa mujer puede tener 40 años o mil siglos. Es la mejor respuesta. Entonces es cierto. Es cierto. Es cierto. Dios, ¿cómo puede ser posible una cosa así...?
RENEE SALLAS
Fotos: CARLOS ABRAS

QUE OPINAN LOS GRAFOLOGOS
Las cartas recibidas por la madre de Marisol Roquero desde Uruguay fueron sometidas al estudio de tres . conocidos grafólogos. Cada uno de ellos dio su opinión sobre la personalidad de Mirtha, la persona que dice tener en su poder a la niña. Estos son los resultados:

DR. AMADO JUAN BALLANDRAS
Es rector del Instituto Superior de Humanidades, Titular de la Cátedra de Grafopatologia y Grafoterapia en el Instituto de Medicina Antropológica, director de la "Revista de Grafología", médico y periodista.
"Contrariamente a lo que se podría suponer por la deformación deliberada de la onda gráfica, nos hallamos en presencia de una persona evolucionada, dotada de una voluntad dominante, afectiva, particularmente hábil, y dotada de amplitud de criterio, siendo su escolaridad superior a la secundaría, aun cuando incompleta.
La analizada refleja una situación de ligera agresión al medio, debido a una evidente frustración de tipo sentimental y sexual. Esto nos permite comprender el motivo por el cual la analizada se entiende más fácilmente con terceros, que con su núcleo familiar.
Del punto de vista caracterológico diremos que se trata de una persona de biotipo pícnico (Kretshmer) sanguínea (doctor Periot), de movimientos firmes y seguros, parcialmente astuta pero hábil, aun cuando durante los últimos 8/10 años ha debido disimular sus gestos, actitudes y sentimientos, debido a un conflicto afectivo, lo que explica que fundamentalmente se trate de una personalidad con tendencias melancólico-depresivas, viviendo —repito— una muy fuerte frustración."

ENCARNACION ESCRIVA DE MARTI
Es licenciada en psicología, experta en psicoanálisis, profesora de grafología y tests, grafoanalista, consejera social y biorritmóloga. Además es conferencista, asesora de varias empresas y se dedica a la investigación psicológica en forma intensa desde el año 1964.
"El grafismo de esta persona da la sensación de no tener autenticidad. Por la forma de los trazos y la inclinación forzada hacia la izquierda, hace pensar que la escritura no es la habitual, sino simulada para desorientar y a su vez por temor a darse a conocer.
Hay en ella una inestabilidad discordante de sus elementos constitutivos. La discordancia de la inclinación es cada vez más acentuada, se agrandan sus dimensiones, caen los renglones, todo es excesivo, desordenado, sacudido, es un trazado inarmónico.
Salta a la vista en primera instancia un movimiento disparado, arrebatado y todo se reduce a formas y movimientos groseros que inquietan por su violencia.
Puede decirse que el grafismo ha sido realizado por un ser sin escrúpulos en razón de la estructura muy agresiva y con líneas que bajan a la zona de los instintos impulsivamente y con rasgos sumamente negativos.
El impulso instintivo dirige los deseos.
Por otra parte desconcierta observar letras propias de un nivel intelectual deficiente y otras, como, por ejemplo, la letra b de bien y otras concomitantes que daría como resultado lo contrario.
Ya éste es motivo suficientemente valedero para no dudar de que es una escritura disfrazada; no obstante trataré de analizar ciertas características que son bastante evidentes.
Existe una hipertensión nerviosa y brusquedad autoritaria y despótica con pérdida frecuente del dominio de si misma.
Cuando se observa escrituras con deformaciones intencionadas en su trazos, a pesar de todo, siempre revela un residuo personal.
Esta escritura en particular contiene gestos gráficos que denotan una excitabilidad anormal, ya que puede observarse claramente que ninguna de las letras descansa sobre una misma base y la inclinación sufre cambios en toda la página.
La escritura es sacudida, vacilante, sinuosa, propia de un temperamento neurasténico y descontrolado.
La línea básica es despareja y el espaciamiento entre las palabras es escaso, demostración de una mente confusa.
La desintegración de la personalidad puede ser medida por la desintegración visible en la escritura, especialmente en el ritmo de la misma.
Daría a su vez un complejo de angustia y frecuentes depresiones."

HECTOR RIVAS
Es profesor de grafología y tests, aunque su actuación más conocida sea como astrólogo.
"Una de las características salientes de la personalidad analizada, es su tendencia al pesimismo, al abatimiento. Son sin lugar a dudas, estas tendencias depresivas, un factor muy importante en esta personalidad. Generalmente la persona con este tipo de estado anímico necesita un apoyo, porque carece entre otras cosas de independencia, de confianza en si misma. Hay un estado de "falta de serenidad", para enfrentar los hechos que le toca vivir. La escritura, con notable preeminencia en lo referido a la inclinación, de elementos regresivos, ya que es sintrógira, inclinada hacia la izquierda; nos revela que es ésta una personalidad que tiene dificultades, que la tornan temerosa para comunicarse con el mundo que la rodea. Las personas que escriben con este tipo de inclinación prefieren aferrarse al pasado y no enfrentar los hechos que les puede deparar el presente y el futuro. Existe en esta escritura un estado emocional un tanto alejado de la realidad. Por otra parte, el escrito revela una personalidad que no se manifiesta de modo espontáneo. Sino que se encierra en sí misma, simulando en el trato con sus semejantes su estado anímico. Son seres cuyo interés está puesto al servicio de motivos exclusivamente personales. Otra de las facetas dignas de destacar es una propensión a obstinarse con facilidad. Estas son, a mi juicio, las condiciones más salientes.

Revista Gente y la Actualidad
07/01/1971

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Caso Roquero
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