Economía
En busca del justo medio entre la inflación y el estancamiento
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Los colaboradores inmediatos del ministro de Economía recordaban, hacia la mitad de la semana pasada, el adagio italiano "tradutore, tradditore" (traductor, traidor) aplicándoselo a periódicos que habían interpretado con excesiva imaginación las escuetas declaraciones de Martínez de Hoz del día martes. Partiendo de la rotunda afirmación de que ninguno de los problemas de la rehabilitación económica sería encarado con medidas inflacionarias, el jefe del gabinete económico había expuesto sintéticamente su política. Pero algunos diarios no se conformaron y formularon conjeturas, en gran medida desvinculadas de la realidad.
Así, por ejemplo, El Mundo y Buenos Aires Herald aseguraban que ya estaba decidida la emisión de medios de pago (técnicamente, expansión del crédito) por encima de los topes actuales de 2.000 y 500 millones de pesos por mes para el sector oficial y el privado, respectivamente, y que esa decisión se mantendría aunque hubiera que transgredir el acuerdo firmado con el FMI y romper las relaciones con este organismo. También insinuaban la posibilidad de una eventual implantación de un régimen de control de cambios.
La Nación, en cambio, encasillaba a Martínez de Hoz como monetarista típico al interpretar que la determinación de no tomar parte de los encajes bancarios, para pagar sueldos, obedecía al temor de que esa masa de dinero desbloqueada diera un nuevo impulso inflacionario a los precios internos.
La realidad no se conjugaba demasiado con ninguna de estas interpretaciones y era, acaso, más sencilla. Estaban determinados los objetivos de urgencia (puesta al día de los pagos a la administración pública y jubilados del Estado y comienzo de solución para el problema de las deudas a proveedores, pero se continuaban analizando los métodos pragmáticamente, con absoluta desvinculación de tiranías ideológicas.
Luego de varias reuniones del gabinete económico quedó en claro la siguiente estrategia:
• Se iniciaría de inmediato el pago a los acreedores del Estado, para lo cual se sometía a fines de semana el correspondiente decreto a la firma del doctor Guido. El plan en su conjunto está trazado para cancelar deudas por 15.000 millones de pesos en el término de un año, pero de manera que los acreedores no cobren todo de una sola vez; se les entregarán títulos con cupones descontables mes por mes, con lo que los empresarios tendrán la sensación cabal de que Se está cumpliendo con ellos; los recursos para esta operación provienen de los fondos descongelados de los bancos, que éstos entregan a cambio de los nuevos bonos oficiales creados al efecto. Pero sobre cada pago se retiene un cincuenta por ciento que, dividido en dos mitades, va a saldar deudas con organismos (25 %) y bancos (25%) estatales.
• Para el pago de sueldos a la administración pública, los recursos naturales (recaudación impositiva y de otros gravámenes) si bien no podrían alcanzar para cubrir todas las necesidades (unos 3.500 millones de pesos), sí para la mayor parte de esa suma. En esta semana se verá si basta con la recaudación habitual, si se puede solicitar un adelanto transitorio de días a los bancos oficiales para llenar el resquicio o si hay que hacer alguna emisión moderada. En esto, Martínez de Hoz ha dicho claramente que no hará cuestión de ortodoxias.
• Entre tanto, se tratará de urgir la concreción de los acuerdos financieros gestionados con éxito por Otero Monsegur, para contar con mayor respaldo de divisas a corto plazo. Las tenencias actuales son del orden de los 120 millones de dólares, pero la suma de los fondos de absoluta libre disponibilidad es más reducida. Los créditos y las renovaciones obtenidas por el presidente del Banco Central se podrán utilizar a medida que se suscriban los
respectivos convenios con representantes de los gobiernos otorgantes; para esta semana estarán finiquitados los dos primeros acuerdos, con Italia y Gran Bretaña.
• Si hay un límite para la expansión monetaria, deberá buscárselo en el mercado cambiario antes que en cualquier cartilla teórica, y éste es el problema que preocupa a las autoridades económicas que saben, por ejemplo, que aun entre modestos ahorristas se ha difundido la práctica de invertir en las cuentas bancarias de depósitos en moneda extranjera (en la semana pasada una de esas instituciones tenía una congestión tal de este tipo de ahorristas dispuestos a depositar, extraer o renovar, que era forzoso aguardar un turno de dos horas para operar). No obstante, el gabinete económico confiaba en no tener que utilizar el anterior método de vender divisas en el mercado para detener el alza de su cotización. Fundamentalmente se confiaba en una racha de confianza del público y se observaba que desde el ascenso del nuevo ministro la cotización del dólar había descendido en más de dos pesos, consolidándose el signo argentino. Se descartaba totalmente cualquier medida de control de cambios, ni al nivel bancario ni al de las agencias.

Medidas de fondo
A pesar de que los temas expuestos, concernientes al cumplimiento de compromisos pendientes del sector estatal, absorbieron la atención de la opinión pública durante los últimos días, otras medidas conducentes a la recuperación y revitalización de la economía se ponían en marcha; la primera, hecha pública a mitad de semana, constituía la solución largamente esperada para los medianos exportadores de carne, cuya situación fue contemplada al sancionarse un régimen de distribución de bodegas en el que, por primera vez en todo el curso de la historia nacional, se contempla especialmente" esa perspectiva.
Inmediatamente, se aceleraban las gestiones con las instituciones financieras de la Alianza para el Progreso para complementar el programa de PROAGRO de creación de pasturas permanentes y para financiar el ambicioso plan de transformación agraria. Estos resultaban ser entonces el cuarto y el quinto proyecto específicos presentados a los organismos de la Alianza, sucediendo al de caminos, al de viviendas y al de silos y elevadores para la campaña.
Pero también se iba plasmando una nómina de iniciativas descartables momentánea o definitivamente. Las sugerencias para volver a adoptar medidas en defensa de los tenedores de títulos del Empréstito 9 de Julio no encontraban mayor eco, porque se consideraba que la aceleración del rescate ya dispuesta en la gestión de Méndez Delfino había rebultado la única medida posible en las actuales circunstancias.
En cuanto al Consejo Económico-Social, cuya creación merece particular simpatía del doctor Guido, el proyecto no estaba en consideración al nivel del gabinete económico.
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CONFIDENCIAL
Temas para la esperanza
Por Horacio Rodríguez Larreta

Antes de desplegar el tema de hoy, quiere esta columna transcribir una versión. Pese al recato en los anuncios y al escepticismo de los que aguardan, el ministro de Economía estaría dispuesto a llevar a cabo una decidida política de reactivación económica. Ella se instrumentaría con los medios que ya se han dado a conocer —actualización de sueldos y jubilaciones, compensaciones fiscales, cumplimiento escalonado con los proveedores, compra de divisas y movilización de expansión—, sólo que en magnitud progresivamente superior a la anunciada. Más aún, y como prueba de lo dicho, Martínez de Hoz habría estado preparando su viaje a Washington a principios de semana, a efectos de discutir con el Fondo Monetario los nuevos márgenes de emisión. Finalmente se habría desechado el viaje optándose —por fin— por formas de comunicación con el Fondo más ajustadas al orgullo. Sin perjuicio de un futuro regreso a la cuestión, nuestra expectativa adquiere desde ahora un sentido de esperanza.
Y ahora, al tema de hoy. Se integra en la misma realidad y tiene también signo positivo: Anticipamos desde ya que YPF se encuentra considerando seriamente la negociación de nuevos contratos petroleros. La decisión surge como respuesta a la declinación en la producción que puede esperarse al vencimiento de algunos de los contratos de perforación prontos a expirar. No es una novedad, por otra parte, la incapacidad financiera estatal para sustituir a los contratistas en la tarea de mantener los niveles de autoabastecimiento. De ahí los nuevos contratos. La forma de los mismos, podemos también adelantarla: serán similares al suscripto —e incomprensiblemente nunca cumplido— con la compañía francesa FOREX, cuya fórmula lo convierte para YPF en prácticamente autofinanciable. Fórmula simple, por otra parte: el "timing" de los pagos por metro perforado varía de acuerdo a las curvas de rendimiento en cada zona de producción. YPF no paga, en consecuencia, por un pozo que producirá más adelante. Dicho de otro modo, no financia.
Subsistiría, sin embargo, un obstáculo para el caso en que se concreten los contratos. YPF está dispuesto a exigir el cabal cumplimiento de las cláusulas de aprovisionamiento de material petrolero en la industria nacional. Ello es más que justo, imprescindible, y esta columna así lo ha sostenido. Pero para que a su vez sea posible y no oneroso para el ente estatal, es también imprescindible procurar un dispositivo de financiación.
Veamos por qué. Las empresas petroleras que suscriban contratos en los términos descriptos estarán financiando a YPF. Es lógico entonces que pretendan a su turno financiar sus adquisiciones de equipo y material de perforación. Al mismo tiempo, lo sabemos, esa necesidad no pueden satisfacerla en sus propias compañías o gobiernos, dada nuestra situación política. De su lado, la industria nacional, asfixiada y sin mercado, reclama pagos aquí y ahora.
Sólo procurando una financiación a nuestra industria se desata el problema. Problema que, resuelto, genera uno nuevo: la fuente financiera. Porque hoy, tanta y tan penosa es la falta de fe externa en nuestro sentido del derecho, que una empresa argentina no puede llevar al redescuento exterior un documento avalado por YPF y el Banco Industrial. Simplemente, no lo consideran.
Las compañías que estarían dispuestas a suscribir contratos de perforación y las que les suministrarían los equipos nacionales han concebido una solución. Afianzar la aceptabilidad de los documentos de financiación con un aval que no se discuta: el del Banco Interamericano, por ejemplo. En estos días habrá novedades. Las producirá la llegada de un fuerte ejecutivo europeo, el Dr. Peccei, de Italconsult, que ha considerado el problema en una suerte de "comunidad atlántica" del sector privado internacional que opera entre nosotros y a la que nos referiremos pronto.
Resta decir que si esa fórmula resultara idónea, nuestras autoridades deben volcar su apoyo para facilitarla. En la encrucijada: el petróleo aún inerte y la industria nacional. Dos temas ajenos entre sí, que se entrecruzan en la trama de una única realidad. Dos urgencias de una Argentina impostergable.
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PANORAMA
La sugerencia de Prebisch
Por Julio Goltheil

El doctor Raúl Prebisch es, sin duda, quien puede hoy opinar con más autoridad sobre la situación económica argentina y lo que puede hacerse para mejorarla. Por eso mucha gente tuvo curiosidad por saber qué había hablado el economista con el presidente Guido y qué había escrito después como recomendación. Cuando se conoció el texto de la recomendación, muchos se sintieron defraudados. El pensamiento de Prebisch es conocido (PRIMERA PLANA hizo una excelente síntesis en su número anterior); sin embargo, preguntado sobre una aplicación de sus ideas a la Argentina no nos dice concretamente qué debemos hacer, no nos da soluciones inmediatas y llenas de la magia que cabe esperar de un hombre ilustrado; Prebisch tampoco es capaz entonces de rescatar al país de la depresión en 15 días.
La recomendación de Prebisch tiene mucho más jugo de lo que a primera vista parece. Una de dos: o Prebisch ya se ha olvidado (de tanto vivir en nivel internacional) de cómo somos sus compatriotas, o nos conoce tan bien que nos ha querido dar una profunda lección. Veamos qué nos dice Prebisch en la superficie: 1) que está de acuerdo con que planifiquemos nuestra economía; 2) que está de acuerdo con que se cree el Consejo Económico y Social, como cuerpo asesor del Estado, a través del cual se podrá canalizar la opinión de todos los sectores interesados en el proceso económico; 3) que puede mantenerse la iniciativa privada en un mundo económico planificado.
¿Qué nos dice Prebisch sin palabras, como simple resultado implícito de sus afirmaciones, si se las confronta con nuestra situación y actitud?: a) que estamos donde estamos porque no hemos hecho las cosas bien, es decir, con racionalidad y plan, en el pasado; b) que debemos dejarnos de desear soluciones para dentro de 15 días, porque de paliativo en paliativo seguiremos yendo de deterioro en deterioro;, c) que lo que profundamente falla en la Argentina es la actitud de los argentinos, unos porque no quieren cambiar, otros porque no saben cómo llegar a cambiar, ni saben adonde quieren ir con el cambio. Nos dice entre líneas que hay que aprender a pensar a largo plazo (dos años es un plazo corto); que hay que ponerse a trabajar en serio (trabajar en serio no es lo mismo en boca de Prebisch que de las señoras gordas. Para éstas son los obreros quienes deben ponerse a trabajar; para Prebisch es la clase dirigente la que no está cumpliendo su función).
Si el doctor Prebisch leyera estas líneas podría tal vez negar mi interpretación. No importa. Lo que aquí se le atribuye como afirmación implícita surge de nuestra situación vista desde adentro por quienes la vivimos. El memorándum de Prebisch es decepcionante porque nos corta una vez más la ilusión del remedio fácil y rápido. Recordemos con qué avidez quisimos creer en las promesas del ingeniero Alsogaray: pasar el invierno (y después el maná fluiría nuevamente).
¿Por qué somos así? ¿Por qué teniendo todavía (por muy poco tiempo) el nivel de vida más alto de América latina no somos capaces de mejorarlo? Algunos lo atribuyen a nuestra raíz inmigratoria, que no tuvo ni tiene arraigo de patria, actitud de colonia que nuestro virreinato tenía más marcado que ninguno por la extracción plebeya de sus pobladores. Otros señalan el reblandecimiento que a nuestras vidas trajo la riqueza fácil que dio a los argentinos la pampa húmeda desde 1880 hasta 1930. Otros dicen que la clase que vivió en la riqueza como dueña de esa pampa quiere seguir viviendo de esa manera e impide que se operen las transformaciones necesarias para que el país progrese y alcance nuevas formas de riqueza (el doctor Prebisch parece sugerirlo cuando dice que sólo planificando se podrá dar el cambio de estructuras; que sólo quienes no quieren el cambio no quieren la planificación). Lo cierto es que ya estamos tan al borde del punto máximo de tensión, que las causas dadas se van diluyendo poco a poco: los inmigrantes y sus hijos se ocupan hoy de los temas del país con interés; la pampa húmeda ya no nos da riqueza suficiente para que nos ablandemos; al contrario, la estrechez nos está forzando a una actitud activa; la clase terrateniente ya medita acerca de si va a ceder ante impuestos que debiliten su fuerza o ante confiscaciones.
Podemos ser optimistas: los problemas que padecemos nos van a obligar a salir del estancamiento.
PRIMERA PLANA
04.06.1963

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 Partiendo de la rotunda afirmación de que ninguno de los problemas de la rehabilitación económica sería encarado con medidas inflacionarias, el jefe del gabinete económico había expuesto sintéticamente su política. Pero algunos diarios no se conformaron y formularon conjeturas, en gran medida desvinculadas de la realidad.
Martínez de Hoz
Horacio Rodríguez Larreta
Julio gottheil