EXPORTACIONES
Se hace camino al andar

CEREALES
¿Qué hacer con el maíz?

Exportaciones / Cereales
EXPORTACIONES
Se hace camino al andar


Habitualmente, las actividades político-financieras de un país están íntimamente ligadas a sus sistemas bancarios. Sólo de acuerdo a la versatilidad de éstos se pueden llegar a producir cambios que favorezcan determinadas alternativas. Uno de estos casos concretos es la promoción a las exportaciones, rubro al que la actual conducción económica —encabezada por José Ber Gelbard— otorga una importancia considerable en el equilibrio de la balanza de pagos del país. Hace algunos días, el ministro de Economía mencionaba como cifra aún no -oficializada la cantidad de 3.000 millones de pesos provenientes de las exportaciones durante 1973 y esperaba que para fines del corriente año alcanzara los 4.000 millones de pesos. Hasta hace pocos años, la posibilidad de vender zapatos y bicicletas a Estados Unidos, heladeras y estereofónicos a Sud África y camiones y automóviles a casi todos los países de América latina parecía, cuanto menos, utópica; hoy una cantidad de organismos dedican cada vez más tiempo y esfuerzo a diseñar una política exportadora acorde a la transformación industrial que ha sufrido el país. Una de estas instituciones es el Banco City, que ya durante 1970 creara la gerencia de promoción a las exportaciones. A su cargo figuraba Juan Carlos Bustos Angeloz, quien ya hace cuatro años imaginaba el auge futuro de su departamento. En ese sentido, el banco participó y brindó apoyo logístico a las primeras misiones que viajaron a Sud África y a México, encabezadas por Baldinelli y Coelho de la Cámara de Exportadores, y de ese viaje surgieron los primeros de una serie de contactos comerciales, recuerda Bustos Angeloz. Al año siguiente, el banco propició la fundación de AGEX (Asociación de Gerentes de Exportación) para continuar los trabajos y comenzar contactos nuevos. Según Bustos, en este proceso se dieron tres etapas: la eliminación, por parte de todas las empresas interesadas, de cualquier tipo de inconvenientes contractuales que impidiesen la exportación de productos desde Argentina; como por ejemplo, el caso Cuba. La segunda, en la cual las empresas exportan lo que producen, sin descuidar, desde luego, el mercado interno. La tercera etapa encara la utilización al máximo de la red internacional de comercialización, con la consiguiente posibilidad de exportar, para determinadas firmas, también los productos que no producen.

DESDE PIELES A ZAPATOS. De acuerdo a Cristián Correa, gerente de exportaciones del banco, "ya está superada la etapa de promoción, lo importante es vender". Quizás por eso, el banco City en estos momentos se siente identificado con las firmas que se encuentran en la segunda y la tercera de las etapas anteriormente mencionadas. Correa propone que los rubros más interesantes que ofrece el país son indudablemente los productos industriales de origen agropecuario: té, ropa de cuero, alcohol, calzado, glucosa, además de maquinarias, herramientas, equipos para oficinas y, por supuesto, automotores. Según su óptica, el comprador potencial se encuentra en todas partes, y de allí la importancia que adquieren las 93 filiales que el banco City posee en las principales ciudades del mundo.
Sin embargo, la actual crisis del petróleo complica para Correa el problema de los fletes, ya que existen mercados potenciales muy interesantes para el país —caso Irak, Siria y Golfo Pérsico— adonde, sin embargo, recalan sólo uno o dos barcos argentinos por año. En cambio, vale la pena destacar los logros que la gerencia de exportaciones del banco puede exhibir: 700.000 dólares mensuales de ventas en zapatos que viajan puntualmente una vez por semana en vuelos charter hacia Estados Unidos destinados a un solo comprador, aunque para poder suministrar la cantidad necesaria fue preciso constituir un pool de fabricantes nacionales. Tan importante es esta operación —para el país y para el comprador— que éste tiene contratado permanentemente un diseñador argentino que adapta los modelos al gusto americano. Se trata, obvio es destacarlo, del mercado de zapatos de precio bajo, que en ese país constituye el 85 por ciento. También la exportación de pieles se ha convertido en un ingreso inesperado —y continuo— de divisas, así como los productos lácteos, que a través del banco City la firma Sancor exporta a diversos países de América latina. Para 1974, Correa avizora la exportación agregada de materias primas, ya que en este rubro hay una crisis mundial aunque, por lo tanto, distorsiones en los precios. Los pronósticos parecen auspiciosos. Así las chances para llegar a 4.000 millones de pesos se vuelven cada vez más factibles.

CEREALES
¿Qué hacer con el maíz?


Aparentemente, no hay dónde meter el maíz. Los cálculos más recientes indican una cosecha de 10 u 11 millones de toneladas. "Por parte baja", como dijo uno de los más famosos analistas oficiales.
Para el sorgo granífero los cálculos tampoco son pesimistas. Unos seis millones de toneladas. Entre maíz y sorgo pueden esperarse, entonces, unos 17 millones de toneladas.
Si se tiene en cuenta que la cosecha de trigo arrojó unos 6,5 millones de toneladas, se llega fácilmente a un total de 23,5 millones.
A los que hay que agregar 650.000 toneladas de centeno; 514.000 de avena, y 115.000 toneladas de cebada forrajera. Entre el centeno, la avena v la cebada, suman casi 1,3 millones de toneladas.
Que agregadas a las 23,5 millones anteriores, nos da una cosecha total de granos de 24.8 millones de toneladas. Para redondear, unos 25 millones de toneladas de granos que deben ser almacenados.
Y la capacidad de silos del país no excede los 8 millones de toneladas. Por supuesto que las cosechas normalmente exceden en forma holgada nuestra capacidad de silos. Pero con una diferencia: los silos siempre hacen de pulmón entre el campo y los buques que trasportan nuestras cosechas a los mercados del exterior.
Es decir, a medida que se van llenando, los buques los van vaciando. Y en esta oportunidad los contratos de embarque de maíz todavía no han sido firmados.
Por otro lado, la cosecha total de granos excede completamente las de años anteriores. Es una cosecha extraordinaria para la cual no hay capacidad de silos ni se han contratado buques.
La Junta Nacional de Granos ya ha comprado 4 millones de los 6,5 millones de toneladas que alcanzó la cosecha de trigo. Y con esos 4 millones ya sintió que los elevadores de granos le quedaban justos.
Cuando se terminen de cosechar las 17 millones de toneladas de sorgo y maíz, la Argentina se va a ver en una situación poco vista anteriormente: la de no saber dónde meter la cosecha.
En años anteriores, cuando existía un problema parecido, se ha pagado bonificación para entregar maíz seco. Es probable que, en el primer momento, se rechace el maíz con más de 12 por ciento de humedad. Pero cuando el porcentaje de humedad esté cumplido, ahí va a empezar el problema.
Para peor, los productores no quieren recurrir a las bolsas de arpillera, porque tanto las bolsas como la estiba y los movimientos del cereal encarecen notablemente el producto.
En otras épocas de gran cosecha se ha recurrido a un arbitrio que tal vez pudiera ser usado otra vez. Se trata de los trojes con maíz en espiga. Este sistema permite conservar el cereal en el propio campo de una manera bastante protegida.
Pero existe la sospecha de que ni las bonificaciones, ni las bolsas, ni los trojes podrán resolver el problema de la falta de silos y de buques.
Entre tanto, los productores se preguntan: ¿dónde vamos a meter el maíz?

Revista Panorama
14.02.1974

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