La economía argentina según un radical y un peronista Volver al índice
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—¿El diálogo con el presidente fue positivo o negativo?
ARES: —Positivo y muy franco.
TROCCOLI: —Positivo, cordial, intenso y muy profundo.
—Los cuatro especialistas llamados por el presidente, ¿coincidieron en sus críticas y en sus propuestas?
ARES: —Sí, coincidimos.
TROCCOLI: —Hubo casi plena coincidencia, sobre todo en la formación de un equipo económico de hombres no comprometidos políticamente que den una dirección definitiva a la economía nacional. Para mi, ese equipo debe tener cuarenta o cincuenta hombres, no menos.
—¿Cuáles son las medidas más urgentes que le plantearon al presidente?
ARES: —Por mi parte, establecer un régimen de licencias para
las importaciones, pues hemos llegado a un monto de dos mil millones de dólares y el país puede abastecerse con mil trescientos.
TROCCOLI: —Yo propuse que el equipo económico actúe sin interferencias, cosa que el presidente aceptó sin limitaciones agregando que de ese control se ocupará la Secretaría de Coordinación. También. que si bien las medidas económicas que se tomen deben ser coyunturales, tienen que tener compatibilidad con la política de fondo que adopte el futuro gobierno constitucional.
¿Cuál es la real dimensión de los problemas económicos nacionales?
ARES: —El presupuesto general de gastos es realmente incompatible con nuestro producto bruto. El déficit llega a límites desconocidos y obliga a un sistema impositivo que impide la capitalización de las empresas. Como consecuencia directa, crece la inflación.
TROCCOLI: —Los problemas son graves y deben ser enfrentados
con rapidez, pero no hay que adoptar una actitud tremendista ni hablar de caos. Esa es una actitud de ciertos sectores golpistas. La estructura operativa del país está entera; los recursos existen; la capacidad humana también; lo único que hace falta es una buena dirección.
—¿Cuál es el más grave de los problemas económicos?
ARES: —El desequilibrio de la balanza de pagos.
TROCCOLI: —El tremendo déficit del sector externo de nuestra economía. La Argentina perdió posición en los mercados internacionales, y los perdió con su implícita complacencia. Además, en todos estos años no hemos sabido vertebrar un sistema de reemplazo.
—¿Qué solución proponen?
ARES: —Racionalizar el presupuesto y evitar la concertación de créditos en el orden externo que sirven únicamente para sufragar gastos internos.
TROCCOLI: —Empezar a entender que hay mercados ávidos de nuestros productos: Japón, África, China Comunista, América latina. Esos mercados nos permitirían doblar nuestras exportaciones en poco tiempo y nos darían, además, máquinas, equipos y tecnología que necesitamos con urgencia. Pero hay que abandonar los prejuicios ideológicos: en la época de Onganía, Canadá nos ganó un contrato de venta de trigo a China simplemente porque a los negociadores chinos no se les permitió la entrada en el país. Y aquí quiero hacer un elogio al gobierno por su acercamiento a Chile y a China Comunista.
—¿En qué forma puede contenerse la inflación?
ARES: —Si el estado racionaliza sus gastos desaparecerán una serie de factores que inciden en la elevación de los precios.
TROCCOLI: —El gobierno, en una actitud desesperada, suspendió las importaciones y congeló los precios. Pero ésa no es sino una solución transitoria. La solución real y definitiva es que el gobierno fuerce una política de ingresos concertada entre el sector empresarial y los trabajadores. Se trata de que los representantes de ambos sectores, en un ámbito propiciado o dirigido por el gobierno, pongan sobre la mesa todas las cartas del juego económico. En suma, que ellos mismos formulen la política de ingresos. Únicamente de esta manera el salario mantendrá su poder adquisitivo y se evitará la espiral inflacionaria.
—¿Qué pasa con el mercado paralelo y la cotización del dólar?
ARES: —El mercado paralelo es muy reducido y se maneja muchas veces fuera de la realidad económica, La especulación en ese mercado está llevada por maniobras de perturbación: la mayoría de la gente le da una gran trascendencia a esas operaciones artificiales, pero esas operaciones no señalan de ninguna manera el valor real de nuestra moneda. Creó, sin embargo, que en materia de cambios fuimos muy reticentes en la modificación de nuestro peso, y que en los últimos años lo hemos de-valuado sin necesidad. Debemos aprender a mantener con rigidez los tipos de cambio.
TROCCOLI: —Caemos en lo mismo. Todo eso ocurre porque no hicimos nada para mejorar nuestra estructura económica, exterior. De pronto nos enteramos que la crisis de Gran Bretaña, que la obliga a entrar en el mercado común europeo, nos pone en la alternativa de ver más disminuidas todavía nuestras colocaciones en ese país. La crisis del dólar — que implica por parte de los Estados Unidos una internacionalización de su propia crisis— hace que nosotros seamos víctimas de un tremendo perjuicio. Y así sucesivamente.
—¿Se imponen reformas en el sistema fiscal?
ARES: —Evidente. El desequilibrio entre nuestro presupuesto y
nuestro producto bruto obliga a un sistema impositivo que frena y desalienta el desarrollo de las empresas.
TROCCOLI: —Es fundamental. Tenemos que elaborar una política fiscal racional para no desalentar producciones que nos son vitales. Por supuesto, también hay que contemporizar con las necesidades del fisco. Pienso que si modificamos el sistema impositivo para facilitar al productor agropecuario el acceso a inversiones que aumenten su producción, el sacrificio fiscal vale la pena. Aparentemente, subsidiar a la industria y al campo es un sacrificio fiscal. Pero lo es sólo en una primera etapa. En la segunda, el aumento general de la producción generará naturalmente una mayor recaudación fiscal. En definitiva, creo que hay que intentar ese sacrificio (entre comillas) para poner a la industria argentina en condiciones competitivas con la industria extranjera y aumentar la producción del agro para poder vender más y tener así más mercados donde comprar. Esto es decisivo: si no vendemos no podemos comprar, salvo que optemos por e¡ suicidio económico. Vale decir que hay que racionalizar la política fiscal, detener su avidez: es un error pensar que con un pobre producto bruto interno el país va a mejorar su situación.
—¿Debe mantenerse la suspensión de las importaciones?
ARES: —No es una actitud de gusto sino de necesidad frente a la falta de divisas necesarias para cubrir nuevas importaciones y para satisfacer la amortización y los intereses de la enorme deuda contraída en el exterior. Es una medida heroica y debe mantenerse.
TROCCOLI: —La suspensión de las importaciones era urgente. Importábamos alrededor de ochocientos millones de dólares más de lo necesario, y la deuda externa alcanza los cinco mil millones de dólares, lo que significa un interés de cuatrocientos millones de dólares, una espada de Damocles, pues no tenemos cómo pagarlos. Además, despilfarramos en cosas que no está de acuerdo con nuestras necesidades. Pasa con las computadoras: compramos computadoras y no tenemos técnicos para programarlas. Y lo mismo con la ropa: la gente no se imagina los millones de dólares que cuestan los royalties para fabricar productos de algunas marcas. Mientras tanto, la educación, la salud y el sistema previsional yacen en un abandono absoluto. Mejoramos mucho en materia de infraestructura (comunicaciones, caminos, inversiones), si, pero los aspectos sociales están en total estancamiento. Hay que crear una política educacional coherente, una política de vivienda popular coherente, un sistema previsional coherente. Hace veinte años que en el país no se construye un hospital, y ese problema no lo podrá solucionar jamás la actividad privada, demasiado cara para los sectores más desprotegidos. El problema de los jubilados nos quema, y no nos damos cuenta que jamás será resuelto si no se establece un régimen de seguro social integral. Cada día hay más abogados y más arquitectos, y no advertimos que no existe una plaza que pueda absorberlos. ¿Por qué no fijar una política educacional que atienda a nuestras necesidades reales, que contemple la formación tecnológica de los estudiantes? ¿Cuándo se hará un estudio pormenorizado del presupuesto de la administración pública? ¿Cuándo se evaluará realmente el presupuesto de las universidades? Es imposible continuar en un derroche que no tiene ningún punto de contacto con el país rea!.
—¿Es necesaria la veda de carnes?
ARES: —Por ahora, sí. Tenemos que exportar porque necesitamos divisas. No hay otra salida. Aquí estamos demasiado acostumbrados a una dieta basada en carne vacuna y dejamos de lado el pescado, el cerdo, el pollo, los productos de granja. Hay que empezar a diversificar la dieta.
TROCCOLI: —No hay más remedio. Mientras la mayoría de los países aumentó enormemente su producción de carnes rojas, nosotros disminuimos nuestro stock ganadero y ahora tenemos que pagar las consecuencias. Si no liberamos excedentes de carne vacuna y los exportamos, nos quedamos sin las divisas indispensables. Pero insisto en e¡ problema de la elaboración de políticas coherentes: levantar la veda sin reemplazarla por una política alimentaria disciplinada es generar nuevos perjuicios en el sector agropecuario. Nosotros consumimos ochenta kilos de carne vacuna per cápita, contra sesenta kilos que consumen Estados Unidos, el país más desarrollado del mundo. Pregunto: ¿Es tanto sacrificio bajar de ochenta a sesenta? Y exportar esos veinte kilos de diferencia significaría nada menos que duplicar nuestra actual exportación de carne vacuna, con el ingreso de divisas que eso significa.
—La aplicación de una nueva línea económica, ¿puede resolver los problemas en un plazo corto, o la recuperación económica del país demorará varias décadas, como tantas veces se ha dicho?
ARES: —De ninguna manera. El país tiene salida económica.
TROCCOLI: —Soy optimista. Si aplicamos las medidas urgentes, en cinco o seis meses se notarán síntomas de notoria recuperación. Y en no más de cinco o seis años el país estará en el nivel que jamás debió perder.

Entrevistas:
ALFREDO SERRA y JORGE MONTI
Fotos: KI-CHUL-BAE y GABRIEL ALVARADO

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ROBERTO ARES, 54 ANOS, PERONISTA, MINISTRO DE ECONOMIA ENTRE 1949 Y 1952, Y ANTONIO AMERICO TROCCOLI, 46 AÑOS, RADICAL, DIPUTADO NACIONAL ENTRE 1963 Y 1966, SON DOS DE LOS ESPECIALISTAS LLAMADOS LA SEMANA PASADA POR EL PRESIDENTE LANUSSE PARA CONVERSAR SOBRE EL RUMBO DEFINITIVO DE LA POLITICA ECONOMICA NACIONAL. "GENTE" HABLO CON ELLOS DE IMPORTACIONES, DE EXPORTACIONES, DE BALANZA DE PAGO,
DE INDUSTRIA, DE AGRO, DE DIVISAS, DE VEDA, DE INFLACION, DE PRECIOS, DE SAURIOS, DE PRESUPUESTO, DE POLITICA FISCAL, DE SALUD, DE EDUCACION, DE TODO LO CANDENTE EN LA ARGENTINA, HOY. AQUI ESTAN LAS PREGUNTAS Y LAS RESPUESTAS DE UNA RADIOGRAFIA FUNDAMENTAL
Ares
Tróccoli
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