Encuesta Ganan Cámpora,
Balbín y Manrique
Lo que sigue, pues, es un trabajo
científico,
encargado a la firma A&C Investigación, que,
para esta ocasión, contó con una brigada de 28
encuestadores especializados distribuidos
estratégicamente en los barrios de la Capital
Federal y el Gran Buenos Aires. Los distintos
grupos de edades, niveles socioeconómicos,
sexo y zonas de residencia, fueron
seleccionados de acuerdo a la estructura de
cada uno en el área de población analizada.
Así, por ejemplo, la proporción de
entrevistados por cada grupo de edad, es la
que corresponde al peso especifico de cada uno
de ellos en el total de la población. No es
el único mérito de la muestra. Los grupos de
edades estipulados fueron cuatro: de 18 a 25
años, es decir, los nuevos ciudadanos que
hasta ahora no han votado nunca; de 26 a 38,
Ítem que engloba a los jóvenes maduros, de 39
a 58, la "clase adulta", y de 59 en adelante,
en su mayoría jubilados. Las clases fueron
divididas en tres —alta, media y baja— de
acuerdo con el nivel ocupacional y de
educación de cada entrevistado. Panorama
deja constancia de que no intenta convertir a
esta encuesta en una herramienta de predicción
pues, como es sabido, el vuelco definitivo se
produce recién a último momento. De todas
formas, los resultados que se ofrecen en este
número son fruto del único trabajo serio
realizado hasta el momento por una publicación
periodística.
LA PRIMERA VUELTA. Tal
como se desprende del gráfico de la página 23,
el 29 por ciento de los entrevistados votó por
la fórmula del Frente Justicialista,
encabezada por Héctor Cámpora. En segundo
lugar, a considerable distancia, se ubicó
Ricardo Balbín con el 15 por ciento, y muy
cerca, Francisco Manrique, con el 14 por
ciento. Cabe señalar que diferencias del 1
por ciento, como la que aparece entre Balbín y
Manrique, pueden estar contenidas dentro del
error propio de la muestra, razón por la cual
es legítimo decir que, en el momento de la
encuesta, ambos candidatos tenían un número
igual de adeptos. Esto es, sin duda, una
sorpresa, que sin embargo se relativiza a poco
que se tenga en cuenta, que a la hora de la
verdad el radicalismo polarizará a su favor la
mayoría de los votos centristas y no
peronistas. Este fenómeno, típico de las
últimas dos décadas, permite catalogar el 15
por ciento balbinista como una especie de
plataforma de lanzamiento hacia la captación
progresiva de votos, mientras la cifra
obtenida por Manrique difícilmente aumente de
aquí al 11 de marzo. Oscar Alende,
postulante de la Alianza Popular
Revolucionaria —una combinación del
centroizquierda apoyada por el comunismo
tradicional— obtuvo el 8 por ciento de los
votos alcanzando así el cuarto lugar. Tres
candidatos de centroderecha se ubicaron
inmediatamente después: Julio Chamizo, de
Nueva Fuerza y Ezequiel Martínez, de la
Alianza Republicana Federal, conquistaron el 5
por ciento cada uno, mientras que el binomio
Américo Ghioldi-René Balestra, del Partido
Socialista Democrático llegó al 2 por ciento.
Las dos candidaturas de izquierda restantes
—las de Juan Carlos Coral y Jorge Abelardo
Ramos— alcanzaron cada una el 1 por ciento del
total.
LOS INDECISOS. Dentro de este
contexto es importante destacar el alto número
de encuestados que no se pronunció
afirmativamente: el 19 por ciento.
Básicamente, 16 de cada 100 entrevistados
manifestaron no tener una definición tomada,
mientras que un 2 por ciento se inclinó por
votar en blanco o no asistir a los comicios.
Finalmente, un 1 por ciento expresó que iba a
votar por candidatos no oficializados,
haciendo caso omiso del hecho de que semejante
actitud no tendrá valor legal. Hay, pues,
un 16 por ciento de indecisos, integrados por
el 20 por ciento de las mujeres consultadas, y
el 12 por ciento de los hombres. Cámpora
obtuvo su mayor caudal de votos entre los
jóvenes adultos (de 26 a 38 años) y el menor
entre los ciudadanos que aún no han votado. Si
esto constituye una sorpresa —habida cuenta de
la alta proporción de jóvenes que concurren a
los mítines del FREJULI— no lo es que Cámpora
coseche la mayor cantidad de sus simpatizantes
en el nivel socioeconómico denominado bajo: el
41 por ciento de este grupo manifestó que
votará por la fórmula frentista. También es
mayor la proporción de hombres que optaron por
esa solución: lo hizo el 34 por ciento de los
varones, mientras que entre las mujeres
Cámpora sólo atrajo la simpatía del 25 por
ciento. Por lo demás, el binomio frentista
logró en el Gran Buenos Aires el 32 por ciento
de adherentes; en la Capital Federal esa cifra
bajó al 24 por ciento.
LAS CLASES
SOCIALES. En las tres clases sociales
analizadas fue Cámpora quien obtuvo mayor
número de sufragios. Con todo, hay un hecho
destacable: en el nivel socioeconómico llamado
alto, Cámpora conquistó la misma cantidad de
votos que Ezequiel Martínez, quien si bien
obtuvo una baja proporción en el total, en
este grupo social particular emparejó a la
fórmula frentista. El radicalismo, en
cambio, muestra una mayor homogeneidad que los
justicialistas en cuanto al origen social de
sus votos. Las diferencias por grupos de
edades también son poco significativas, aunque
debe anotarse que el menor caudal lo obtuvo en
el grupo que aún no ha votado. El sector de la
clase media fue el que se inclinó en mayor
medida por la UCR; al mismo tiempo, este
partido fue el menos favorecido por la clase
alta. La mayor homogeneidad relativa de los
votos radicales surge del siguiente hecho:
sólo hay un 50 por ciento de diferencia entre
los sufragios que conquistó en la clase media
y los que obtuvo en la clase alta: en cambio,
hay casi un 100 por ciento de distancia entre
los votos que Cámpora logró en la clase baja y
los que atrajo en la clase alta.
MANRIQUE Y LOS JUBILADOS. Del 14 por ciento
ganado en total por Francisco Manrique, merece
destacarse un dato: la mayor cantidad
corresponde al sector de más edad de la
población. En efecto: en este grupo el ex
ministro de Bienestar Social acaparó el 27 por
ciento, cifra muy cercana al 29 por ciento
conquistado por Cámpora en el mismo sector y
muy superior al 16 por ciento de Balbín.
También fue en la clase media donde Manrique
obtuvo más sufragios. Además, y en
contraposición a lo observado en el caso de
Cámpora, fueron las mujeres quienes lo
prefirieron (17 por ciento) contra el 11 por
ciento de los hombres. Otra diferencia
respecto del peronismo: Manrique mostró tener
más simpatizantes en la Capital Federal que en
el Gran Buenos Aires. Con Oscar Alende
ocurrió lo contrario: mientras sólo el 5 por
ciento de los porteños lo votó, el número de
sus adeptos creció al 10 por ciento entre los
habitantes del Gran Buenos Aires. Lo cual se
explica si se recuerda que Alende fue
gobernador de la provincia de Buenos Aires
durante el gobierno de Frondizi.
LOS
ARBITROS. En resumen, el cuadro número 1
confirma un dato de indudable valor político:
serán los indecisos quienes arbitrarán el 11
de marzo. Esta cantidad de votantes,
adicionada masivamente a las huestes de Balbín
o Manrique, provocaría la victoria de uno de
los dos, pues el elegido superaría el 29 por
ciento de Cámpora. Es difícil, sin embargo,
que el total de los indecisos se incline por
una sola candidatura; más lógico es suponer
que se bifurcarán. ¿Y Cámpora? ¿Podrá
conquistar la simpatía de los dubitativos? Si
lo consigue se encontraría muy cerca de arañar
la mayoría absoluta en la primera vuelta Con
todo, esa posibilidad es de problemática
materialización: el 16 por ciento de los
indecisos se encuentra prorrateado por igual
en los tres niveles socioeconómicos, en los
cuales se observan penetraciones muy
heterogéneas del peronismo. Como se ve en
el cuadro de la página 23, los resultados
están divididos según la zona de residencia de
los votantes. No está de más resaltar que las
cifras obtenidas fueron respaldadas por una
representatividad de prácticamente todos los
barrios de la Capital Federal, y de la
totalidad de los partidos del Gran Buenos
Aires.
CANDIDATOS AUSENTES. Los 28
encuestadores trabajaron también sobre una
zona de indudable significación: ¿cuáles son
los políticos que merecerían ser candidatos y
que no participan en estos comicios? Sin
ningún tipo de inducción, se inquirió sobre
este tema —que hace a la pregonada renovación
de los cuadros dirigentes— y el resultado fue
que el 90 por ciento de los entrevistados
mencionó la ausencia de candidatos y se
inclinó por uno o dos nombres cuya
participación en el torneo electoral —dijeron—
daría a la puja mayor representatividad (ver
cuadro página 25). Como era previsible, la
mayor cantidad de menciones en este sentido
correspondió a Juan Domingo Perón. El 32 por
ciento manifestó que el caudillo justicialista
está faltando entre los candidatos. Una cifra
sugestiva: de los grupos de edades, el que en
mayor medida insistió en la candidatura de
Perón fue el de los jóvenes que nunca han
votado (31 por ciento), Estos números dan pie
a la conjetura de que existiría un sector de
la juventud dispuesto a volcarse por el
peronismo, siempre que su jefe fuera el
candidato, pero que siendo Cámpora el titular
de la fórmula, optó por retraerse a otras
tendencias. Llama la atención el 17 por
ciento de menciones que obtiene el médico
peronista Raúl Matera. Esta cifra surge de
todos los grupos de edades y clases sociales,
pero con mayor fuerza de los entrevistados
maduros, de nivel socioeconómico bajo y
habitantes del Gran Buenos Aires. También
el 17 por ciento se inclinó a considerar como
perjudicial la ausencia de Raúl Alfonsín, ex
adversario de Balbín en la UCR; las menciones
en este sentido provinieron principalmente de
los grupos más jóvenes de la clase media, de
sexo masculino y vecinos de la Capital
Federal. Otro político "nuevo", Jorge
Daniel Paladino, llegó tercero en esta
carrera. El 11 por ciento computó su
eliminación de las listas como un hecho
negativo. A este respecto es importante
analizar la composición social de los adictos
al ex delegado personal de Perón: básicamente,
provienen del sector con altos ingresos
económicos. Así, mientras el 19 por ciento de
la clase alta lamentó la ausencia de Paladino,
sólo el 11 por ciento de ese sector social
manifestó lo mismo respecto de la candidatura
de Perón.
¿QUIEN CREE USTED QUE GANARA?
Esta primera parte de la encuesta incluyó
también otra zona de investigación: quién
ganará el 11 de marzo a juicio de los
entrevistados (ver recuadro de la pág. 27).
Sin duda, se trata de un Ítem importante, ya
que ofrece indicios sobre el comportamiento
del electorado en la segunda vuelta y, además,
revela la diferencia que existe entre los que
votarán efectivamente al peronismo y los que,
aun sin sufragar por ese movimiento, de todas
maneras creen que triunfará. Pruebas al
canto: casi la mitad de los entrevistados —el
45 por ciento— sostuvo que Cámpora ganará el
11 de marzo, pero, como ya se vio, sólo lo
votará efectivamente el 29 por ciento. Una
cuarta parte —el 24 por ciento— afirmó en
cambio que Ricardo Balbín será el triunfador.
El resto de los postulantes no obtuvo
menciones significativas, con la única
excepción de Manrique: el 12 por ciento cree
que el ex ministro se alzará con la victoria.
Como surge de la comparación de estas cifras
con las anteriores, la capacidad predictiva de
la población está totalmente condicionada por
la posición política de cada uno de sus
integrantes. Hay, incluso, una ligera
exacerbación, dado que los partidos
efectivamente mayoritarios son percibidos como
ganadores por sus simpatizantes, y también por
los de los partidos minoritarios. Una
reiteración: el 52 por ciento de los
encuestados pertenecientes al nivel
socioeconómico bajo cree que el ganador será
Cámpora: en la clase media esa opinión es
compartida sólo por el 40 por ciento. Casi lo
mismo ocurre cuando se analiza la zona de
residencia de los que ven a Cámpora en la Casa
Rosada: el 48 por ciento corresponde al Gran
Buenos Aires y el 39 por ciento a la Capital.
Consecuentemente, Balbín obtiene su mayor
cosecha en la clase alta: el 32 por ciento de
este sector social cree que ganará la UCR, una
conjetura que sólo comparte el 19 por ciento
de la clase baja. Otra cifra que informa sobre
la clientela de ambos candidatos mayoritarios:
al revés de lo que ocurría con Cámpora, es en
la Capital Federal donde se le asignan mayores
posibilidades a Balbín. El grupo de jóvenes
adultos es el que cree percibir con mayor
claridad el triunfo frentista. Mientras que el
48 por ciento de ese sector se inclina por
suponer que Cámpora ganará, sólo el 39 por
ciento del grupo de los más adultos afirma lo
mismo. Dentro de los que creen en el
triunfo de Manrique hay diferencias
sustanciales: sólo el 4 por ciento de la clase
alta contra el 14 por ciento de la clase
media. Más aún: entre los hombres, el 8 por
ciento ve a Manrique en el sillón de
Rivadavia, situación que, en cambio, imagina
e¡ 15 por ciento de las mujeres.
LAS
INCOGNITAS. En estos momentos (ver página 12)
el poder militar analiza la situación
política. Las decisiones que surjan de los
altos mandos serán decisivas para la marcha
del proceso: están en juego el carácter del
próximo gobierno y la participación castrense
en el mismo. Es indudable que la tensión
político-militar tiene que ver con la actitud
de Perón, y también con la suerte del
peronismo en el torneo del 11 de marzo. Se
abren, pues, muchas incógnitas, y crece
inequívocamente la significación de los
sondeos de opinión pública. Panorama publicará
la semana próxima la segunda parte de esta
encuesta: la que investiga el probable
resultado de la segunda vuelta, un evento que,
según lo previsto, debe realizarse el 8 de
abril. PANORAMA, FEBRERO B, 1973
Ir Arriba
|
|