FAVIO - PERON: ¿UN SOLO CORAZON?
—¿Estuviste en Madrid?
—Sí. —¿Para ver a Perón? —Fui contratado
para trabajar y estando allá tuve la oportunidad
de conocer a Juan Domingo Perón. —¿Cuál fue tu
primera sensación al enfrentarte a él? —¿Qué
sensación sentirías vos si de pronto te encontrás
frente al pasado, presente y futuro de un pueblo?
—¿Lo conocías? —Sí, aunque no personalmente. Lo
conocí a través de sus obras, que creo que es la
forma más profunda en que se pueda conocer a un
hombre. —¿Qué impresión te causó anímicamente?
—Joven. Con una lucidez apabullante. —¿Creés
que tiene la realidad política y social de lo que
sucede en la República Argentina? —No lo creo,
lo afirmo. Tiene quizás una realidad más actual
que muchos de los que estamos aquí. No siempre
partir es alejarse. —¿Creés que pueda volver?
—Creo que a la historia no la detiene nadie. Es
algo vivo, dinámico y constante que marcha a
impulso de la ansiedad de los pueblos. De todos
modos él está latente en el pueblo y lo estará. Lo
que él haga, bien hecho está. Desde su aparición
en el mundo político v social de la América no se
equivocó. ¿Por qué se habría de equivocar ahora?
—Leonardo, vimos por las fotos que publicamos en
esta nota que frente a él no te sacaste tu popular
gorrito. ¿Por qué? —Será porque es lo único que
está sobre mi. —¿Cómo? ¿Y tu ideal peronista?
—Está dentro mío. Lo del gorrito quizá sea un
símbolo: Sobre de mí, mi sombrero... que con ser
grande la tierra, la tengo bajo mis pies".
—¿Qué tomaron? —Café. . . mucho café.
—Whisky, no? —No... el general andaba "pato"
—¿De qué hablaron? —De tantas y tantas cosas...
Desahogué toda mi rabia. Mejor dicho, no
hablamos... me escuchó. . . me escuchó mucho.
Cuando le nombré a Valle, dijo: "¡Pobrecito...
pobrecito!". Se le humedecieron los ojos, y en
ese brillo vi pasar a todos los fusilados. "Yo sé
—me dijo— que usted está en contacto con todos los
jóvenes... deles mis cariños a esos muchachitos".
Lo dijo con afecto como cortando la charla. Al
rato me invitó a pasar a su escritorio y con un
gesto cómplice me dijo: "Tome, guárdese esto,
Leonardo", y me entregó una tallita en hueso del
Viejo Vizcacha. Entonces fue cuando me animé a
pedirle su gorrito él sonrió lo pensó y con un
gesto paternal me lo extendió. Luego nos alejamos.
Cuando salíamos, yo me puse a jugar con un perrito
que había estado al lado nuestro durante toda la
tarde; me dijo cómo se llamaba, y luego, mirando
hacia una lomita, agrego: "Allí enterrado está el
otro... el "Gaucho"... pobrecito... argentino y
venir a morir tan lejos". Yo sentí que se mi hizo
un nudo en la garganta. Le acaricié la mano no sé
con qué pretexto; tenía ganas de tocarlo, de
palpar ese montón de cariño y de historia que
caminaba a mi lado. Y me dio mucha rabia no haber
tenido veinte años y un fusil en 1955.
Revista Extra mayo de 1971
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LEONARDO FAVIO Actor, director,
cantante. Consagrado en sus tres
faces. Parte joven que está haciendo
al país. Y uno de los últimos hombres
que se reunió con Juan Domingo Perón.
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