Atildado, sobrio, con su sola por momentos
perceptible entonación cordobesa, el senador nacional Fernando de la
Rúa (UCR) dialogó extensamente con Redacción. Frente al grabador,
desplegando carpetas y recortes periodísticos, a modo de
recordatorios, respondió a interrogantes sobre la actual coyuntura
política e institucional, particularmente los referidos a
situaciones de moral administrativa. Lo que sigue refleja la parte
central de la conversación:
—En el diario La Prensa del 21 de
octubre último se publicó una carta suya sobre el trámite
parlamentario del cheque de la Cruzada de Solidaridad Justicialista.
Usted señala en ella que hubo despacho de comisión, pero que el
Gobierno no contestó. ¿Cómo ocurrieron realmente las cosas?
—Nuestro bloque presentó el proyecto de constituir una comisión
investigadora para analizar la actuación del Ministerio de Bienestar
Social, la Cruzada de Solidaridad y, desde luego, la emisión del
cheque cuya firma se atribuye a la señora María Estela Martínez de
Perón. El proyecto pasó a comisión. En ausencia del titular de la
misma me correspondió ejercer su presidencia. Hubo dos despachos: el
de la mayoría, aconsejando pedir informes al Poder Ejecutivo y el de
la minoría (que suscribí junto con el senador Cerro) proponiendo la
constitución de la comisión investigadora. El asunto se trató el 29
de setiembre en el recinto y se aprobó el despacho de la mayoría. En
consecuencia se cursó el correspondiente pedido de informes. Todavía
no fue contestado. En la carta a La Prensa yo aclaraba un error del
articulista, quien afirmaba que aún no se había realizado el
despacho de la comisión. —En el debate que se originó con motivo
de la discusión de los despachos alguien dijo que "la tranquilidad
del país vale más de tres mil millones de pesos", al referirse al
cheque de la Cruzada de Solidaridad Justicialista. —Sí, fue el
senador Armando Caro. Eso está publicado en los diarios. Pero quiero
aclarar que nosotros planteamos, mucho antes de este asunto, otros
pedidos de investigación sobre temas importantes y delicados como el
de la violencia, los manejos de la Secretaría de Prensa y Difusión.
Télam y medios de comunicación, por ejemplo. Y lo hicimos porque el
Congreso Nacional debe encabezar la reacción moral que reclama la
República. Todos perciben e1. clima de corrupción que se suma a la
violencia y al desgobierno. No se trata de recurrir a frases hechas
ni a conceptos insultantes. Hay una crisis moral y ello significa,
en primer lugar, sospechas verosímiles de hechos ilícitos o
inmorales. En el debate nosotros hicimos hincapié en la premiosa
necesidad de aclarar todos esos asuntos. Señalamos también que López
Rega se fue y no sabemos si está como embajador, como representante
o como qué. Los manejos de fondos públicos deben aclararse por medio
de profundas investigaciones. —¿Y los manejos relativos a los
medios de difusión controlados por el Estado? —Yo también
solicité informes sobre la Secretaría de Prensa y Difusión y la
agencia Télam, incluyendo el tema de la televisión en colores. El
entonces secretario Villone anunciaba la pronta instalación de ese
sistema. Ello nos parecía difícil dada la situación económica del
país y era, además, crear una necesidad artificial de consumo El
argumento del mundial de fútbol no parecía satisfactorio porque de
acuerdo con informes técnicos que teníamos, se puede transmitir en
color para afuera, sin necesidad de hacerlo dentro del país. Desde
luego, éste no es el primer reclamo nuestro en defensa de la
libertad de expresión. Lo ha habido cada vez que se censuraban
distintas publicaciones. Creo que Redacción recogió una vez nuestro
pedido por la revista Cabildo y por otros diarios que fueron
clausurados. Lo importante es que hacemos referencia al manejo de la
información por parte de la Secretaría de Prensa, a través de las
proscripciones a determinados periodistas o programas o tipos de
información. Esto se maneja a través de los canales oficiales, de
radios oficiales y de la agencia oficial Télam. Este proyecto, que
fue despachado con algunas pocas modificaciones, fue aprobado
también por el Senado. Se libró el pedido de informes que tampoco
fue contestado. En estos días fue separado Villone, y su sucesor,
Stupenengo, ordenó una auditoría contable en Télam. Pero a los pocos
días, estando este proyecto presentado, aparece la noticia de un
préstamo al diario "El Territorio" de Rousselot: que en ese momento
era funcionario de Bienestar Social... —¿Usted sabe que una de
las razones sustentadas por Stupenengo cuando renunció fue la de
oponerse a la televisión en colores, por causas similares a las que
usted dio? —Sí; pero la nuestra fue la primera manifestación en
contra de la televisión en colores. Leí incluso en una revista que
un funcionario técnico, creo que de la Secretaría de Prensa, explicó
todos los planes y costos de la televisión en colores y dio a
entender que la idea ya estaba bastante avanzada, y cada tanto se
vuelve sobre el tema. —Antes de cerrar el capítulo de la libertad
de prensa, ¿podemos decir que, independientemente de todos los
requerimientos, no hubo hasta el presente, a través de los sucesivos
Secretarios de Prensa, ninguna respuesta ni explicación oficial?
—Con motivo de ese proyecto, el presidente de la comisión lo invitó
a Villone a concurrir al Senado. Anunció que iría, pero después se
excusó. Luego de lo cual la Comisión produjo el despacho. Fueron
esos días de junio en los que el país vivió ese clima tan especial.
Después hubo otros problemas vinculados con la libertad de prensa,
incluso un debate en el que se rindió homenaje a la Gaceta de Buenos
Aires y lo fundó el senador Allende mediante un largo discurso. Hay
que tener en cuenta que la Gaceta fue nuestro primer diario pero al
mismo tiempo el órgano oficial del gobierno. Yo me adherí al
homenaje pero no dejé de señalar que en el mismo debate debían
tratarse los temas de clausura de diarios sin decretos y por algunas
restricciones de la libertad de prensa. Sobre el mismo tema, hay
otro proyecto, del 12 de setiembre de 1974, sobre la situación de
LS1 Radio Municipal, exigiendo su pronta y efectiva normalización y
pidiendo que se investigue su administración y explicando que existe
una situación muy tensa provocada por grupos armados que afecta la
libertad de trabajo, y hay que tener en cuenta que todas estas
anormalidades se producían en un medio que pertenece a la comunidad.
Cuando se cerró la revista Cabildo, yo formulé algunas definiciones
acerca de lo que debe ser la libertad de expresión; yo decía que "no
hay todavía clausuras pero hay censuras; se infunde temor por la
gravedad de la represión, si llega el miedo, se habrá matado la
libertad" (25-2-75). —En relación con el cierre de Cabildo y de
la revista que salió luego continuándola, usted recordará las
razones que se dieron para tal acto, imputando una especie de celo
nacionalista muy perjudicial. —Habían publicado en la tapa a
López Rega vestido de comisario y un artículo en contra de él, pero
el gobierno decía que ésas no eran las razones del cierre.
—Además, en los considerandos de esta medida se pretendía
diferenciar entre las razones de cierre de ese periódico y las
razones de cierre de periódicos de izquierda. —Quisiera hablar de
otro proyecto para que la ciudadanía observe cómo funciona el
Parlamento. A veces, por razones de espacio, estas informaciones no
aparecen, pero hay que conocer la función de contro1 del Parlamento.
El proyecto en cuestión es el vinculado con una declaración del
ministro de Cultura y Educación, Oscar Ivanissevich, del 11 de
setiembre de 1974, en la que dijo que el presupuesto para ciencia y
técnica se perdía en la noche del tiempo, agregando expresiones que
significaban un menoscabo para la carrera de investigador
científico, diciendo que la investigación pueden hacerla las
empresas industriales. En nuestro país debemos alentar la
investigación científica para tener nuestra propia tecnología. Este
problema se vincula con la educación general en el país, que no pasa
sólo por la Universidad aunque este sea un aspecto importante.
Respecto de esto, yo realicé un pedido de interpelación al entonces
ministro, el Dr. Taiana, sobre lo que estaba ocurriendo en la
Universidad en aquel momento, distinguiendo lo que eran legítimas
reivindicaciones de lo que era el no imperio de lo legal. De modo
que así como hablamos de esta Universidad puesta al servicio de una
causa partidista, hablamos de la otra, mera administración que
siguió, de signo contrario. Luego hubo otro pedido de interpelación
al ministro de Educación, que fue aprobado por el Senado como pedido
de informes, sobre la situación de la Universidad y cumplimiento de
la ley universitaria, pero sin olvidar la situación de la escuela
media, de la primaria, del plan de construcciones escolares, de la
provisión, de material didáctico, de la situación del personal
docente y su representatividad gremial, la situación de los
investigadores científicos y técnicos, y la idea que había para
realizar el gran debate para la reforma general de la enseñanza,
para dictar la ley general de educación. Este es un debate que hay
que hacer, porque yo creo que el problema de la enseñanza hay que
tomarlo globalmente. —Cuando el actual ministro calificó a la
Reforma de 1918 como "engendro marxista", los radicales, teniendo en
cuenta su importante actuación en dicha reforma, ¿hicieron algún
reclamo? —En dos discursos míos en el Senado, yo señalé que este
ministro tenía que renunciar, pero ningún diario se hizo eco de esta
manifestación mía. Yo dije que si un ministro asume, debe hacerlo
para cumplir con la ley que está vigente, pero si no está de acuerdo
con la ley que debe asumir, si acepta el cargo, pero disiente con la
ley, debe renunciar inmediatamente. Diputados también planteó la
cuestión, y esto consta en el Diario de Sesiones. Hay otros
problemas que nos aquejan en la vida diaria. Por ejemplo, el de las
comunicaciones —Entel, los teléfonos. —¿Cómo se originó el pedido
de informes sobre la Iglesia Católica Ortodoxa Americana? —Esto
lo descubrimos revisando los diarios; La Nación hablaba de una misa,
aunque aparecía cumplida por una iglesia desconocida: Iglesia
Católica Ortodoxa Americana. Hicimos las averiguaciones
correspondientes, y presentamos el pedido de informes ante el
Ministerio de Bienestar Social y el de Relaciones Exteriores. La
ceremonia parecía haber sido organizada para celebrar la Navidad,
por una repartición del Ministerio de Bienestar Social, la que con
un micro especialmente destacado había llevado hasta el lugar a un
numeroso contingente de niños de villas de emergencia. Preguntábamos
también si los padres de esos niños conocían la naturaleza del acto
y si el culto estaba registrado o no en el Ministerio de Relaciones
Exteriores y Culto, y las razones por las que se había aprobado que
representantes de esa iglesia llevara a cabo el acto. —¿Hubo
respuesta a ese pedido? —No hubo respuesta ni despacho de la
Comisión de Relaciones Exteriores. —¿Qué suerte tuvo hasta el
momento el proyecto sobre la investigación de la violencia?. —Eso
fue tratado por la Comisión correspondiente con el ministro del
Interior, Rocamora. Pero en definitiva no se constituyeron las
diferentes comisiones ni se produjeron despachos. Hay otro
proyecto para anular la construcción del Altar de la Patria, tengo
aquí otro más reciente sobre la situación de Aerolíneas Argentinas.
Creo que al hacer una ojeada retrospectiva percibimos la influencia
irritante, en todos los casos, del ex ministro López Rega. Ya en
enero de este año yo había señalado que había que evitar que la
política pasara de la zona de convivencia a la de conflicto. Yo
decía: "Se advierte un centralismo por la transferencia creciente de
poder a un solo ministro. El reciente decreto que asigna facultades
inusuales al secretario privado de la Presidente plantea la
necesidad de un balance sobre el poder presidencia1 y elige la
variante del Primer Ministro". —Para volver al tema de la
convivencia, ¿hubo a su juicio desde el 25 de mayo de 1973
convivencia efectiva entre el gobierno y la oposición? —Yo creo
que la convivencia se logró a nivel popular; han desaparecido las
viejas antinomias políticas que dividían a la gente. Pero el
gobierno no comprendió esto muchas veces, por ejemplo, cuando se
encerró en su aislamiento. —Pero además de la convivencia
popular, ¿la hubo entre gobierno y oposición? —Lo que hubo fue
una voluntad generalizada de que el proceso que había comenzado con
la consulta de la voluntad popular se desarrollara sin problemas y
tuviera resultados positivos. Pero el gobierno fue poco a poco dando
marcha atrás en esto, sin cumplir con sus responsabilidades,
desnaturalizan do su función, y dejando sin respuestas las
inquietudes populares. Así el país se sumergió en la cotidianeidad
mezquina y en las luchas internas. Hay que abandonar este vuelo bajo
y volver a preocuparnos de las grandes cosas. —Debido a los
problemas internos del gobierno, y del partido, el deterioro no fue
progresivo sino más bien convulsivo. El primer conflicto del
gobierno fue en Ezeiza en 1973. —Sobre lo cual también pedimos un
informe. —Llama la atención que cada vez que se habla de
convivencia, no ya en el terreno popular, sino en el ámbito
parlamentario, el oficialismo se refiere a la reforma que le aceptó
al radicalismo en la Ley Universitaria. Y parece ser ese el único
caso en el que la minoría, con fundamento, había presentado alguna
objeción y se la había escuchado. Si este es el único caso que el
oficialismo recuerda, el mérito de la convivencia radicaría en la
oposición. —Creo que eso se da con mayor claridad en las
reuniones que mantenía Balbín con Perón, que algunas veces evitaron
errores, por ejemplo cuando no se intervino la provincia de Buenos
Aires. El último discurso de Perón, pronunciado poco después de una
entrevista con Balbín, revela una gran autocrítica del gobierno.
Este tipo de diálogos, tan productivos, es el que después se
desjerarquiza. Así se agrave el proceso progresivamente. El 22 de
marzo declaré que lo que en un momento se había rotulado como
milagro económico, ahora se transformaba en el drama del
desabastecimiento. Señalé cómo habían crecido la desorientación y
las tensiones, que el gobierno debía salir de su aislamiento, que el
federalismo estaba en crisis, la seguridad restringida, conflictos
provinciales y gremiales, etc. El cuadro completo no era como para
saltar y reír, como decía la propaganda oficial de esos momentos.
—Quisiéramos insistir en el tema de la convivencia en el ámbito
parlamentario. ¿Usted diría que esa convivencia existe cuando los
pedidos de informes jamás fueron contestados? —En el plano
político, la convivencia debe darse en el plano del debate, es decir
que haya libertad para discutir las ideas, existiendo un mínimo de
respeto. Esa es la convivencia parlamentaria. Por ejemplo, es cierto
que el pedido de informes sobre la misa en el Altar de la Patria no
fue contestado, pero por lo menos la ceremonia no se repitió.
Nosotros impugnamos algo que después repite todo el mundo, creándose
así una conciencia popular. REDACCION noviembre de 1975
___
Ir Arriba
|
|
Desde el bloque de senadores nacionales de la
UCR se plantearon numerosos pedidos de informes e
investigaciones sobre irregularidades en diversos
niveles de la administración pública. Le correspondió al
representante de la Capital Federal, por la minoría,
sostener el peso y la responsabilidad de agudos
interrogantes
|
|
|
|