Guerrilleros
Los problemas de la seguridad nacional
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Prácticamente han concluido las operaciones contra los guerrilleros en la zona de Salta. Es la primera vez en este siglo que en la Argentina se producen acontecimientos de este tipo. Esto crea una serie de interrogantes en tomo de un asunto delicado: la seguridad nacional, Sobre este tema, dos redactores de PRIMERA PLANA efectuaron un reportaje a quien dirigió las operaciones contra los guerrilleros del norte, el general Julio Alsogaray, director nacional de Gendarmería, A continuación, la versión taquigráfica del diálogo:

PRIMERA PLANA: Señor general, ¿podría calificar con la mayor exactitud posible el real peligro que reviste la actividad de los guerrilleros en nuestro país?
General Alsogaray: Es muy posible calificar ese peligro que usted menciona. Esto requiere una exposición no muy corta. Es un hecho nuevo en nuestro país, con mucha similitud a los que ya han ocurrido en otros, especialmente en nuestro continente. Digo esto porque la técnica y táctica utilizadas, incluso en los mínimos procedimientos, son casi iguales a hechos producidos en otros países. Hasta es similar el aspecto físico de las personas que han actuado.
Si apreciamos entonces la evolución que las acciones guerrilleras han tenido en otros países y sus resultados, comprobamos que aquí también pueden tener la misma evolución y llegar a los mismos resultados.
Evidentemente, hemos tenido la suerte, o el acierto, de atacar este proceso incipiente en plena organización al descubrir al grupo de hombres que actúa en Salta. Algunos errores cometidos por ellos y la eficiencia con que ha actuado el personal de Gendarmería, nos han llevado al éxito de la empresa.
La eficiencia puesta de manifiesto por todo el personal de Gendarmería ha aportado sus buenos resultados. La acción guerrillera estaba en una etapa incipiente, ya que no estaba en condiciones de operar, o emplear sus armas con todo acierto, y eso hizo abortar este primer intento organizado de guerra subversiva.
Momentáneamente, puedo afirmar que en la zona en que actuó Gendarmería: Orán, Urundel, Yuto, etc., puede darse por terminado tácticamente el peligro, ya que ha desaparecido o se ha destruido el órgano táctico de dicho grupo. Se continúa la búsqueda y se realizan patrullajes, de tal manera que por esas razones expreso que el peligro ha desaparecido.
P. P.: Cuando señala que el peligro ha terminado con la eliminación de los guerrilleros por la vía militar, ¿implica que quizás el peligro no ha terminado políticamente?
Gral. Alsogaray: Exactamente. Pero esto requiere una breve explicación. En nuestra terminología, el término que acompaña a lo táctico es lo estratégico. El hecho táctico ha quedado solucionado. Estrategia y política son expresiones más o menos aproximadas. De modo que, respondiendo a su pregunta, tácticamente hemos tenido éxito, con el consiguiente fracaso de ellos. Estratégicamente, ellos han obtenido una ventaja, dado que han demostrado que en la Argentina existen guerrilleros.
Todos los que ideológica o románticamente se sienten atraídos por esas actividades saben dónde pueden ir e incorporarse a esta gente. Ellos ya tienen dos héroes o mártires, que son aspectos que se pueden explotar, y nosotros, a la vez, hemos demostrado que existen guerrilleros en nuestro país. Esto es importante desde nuestro punto de vista, porque considero que para todas las personas que tienen que tomar cartas en este asunto, lo ocurrido es un toque de atención. Ahora tienen la verdadera imagen del problema.
P. P.: Este hecho puede ser decisivo, porque tengamos presente que en Cuba, Venezuela y Colombia, las actividades guerrilleras comenzaron siempre por grupos minúsculos, quizás románticos, que luego han tenido una continuidad política. En Cuba, con los resultados ya conocidos. En Colombia, desde hace años existe lo que se ha dado en llamar "la violencia", que es una verdadera guerra civil, y en Venezuela continúan las actividades guerrilleras en forma permanente. El hecho de que el país se haya dado cuenta de que existen guerrilleros, desde luego es importante. Sin embargo, los periodistas notamos que en las esferas de gobierno, y en algunas civiles y políticas, existe un cierto escepticismo sobre la profundidad de estos operativos. ¿Ha notado usted esa actitud de indiferencia ante la peligrosidad real de los episodios?
GraL Alsogaray: Sí, evidentemente lo he advertido claramente. Como expresé antes, este hecho es nuevo en el país, y los argentinos creen que no puede ni debe ocurrir aquí. La gente de la llanura o de la ciudad piensa que esto es imposible que pueda ocurrir. Diré más, piensa que esto es cosa de otro continente y hasta de otro planeta.
Yo mismo, que fui al terreno a ver los acontecimientos de la primera etapa, volví con una idea mucho más clara de la realidad, y me costó bastante convencer a las esferas oficiales y también a otros círculos de que estos hechos han existido y que revisten suma gravedad. El que no ve estos hechos en el terreno, o en la realidad, y que sólo los sigue a través de las noticias de los diarios, no vive la real situación.
Usted ha expresado que en otros lugares, estas actividades se iniciaron con un pequeño grupo. Aquí ha ocurrido algo similar. Al parecer, este pequeño primer grupo se estaba organizando para formar los conductores o "líderes" y ampliar el movimiento e incorporar a otras personas en forma masiva. En ese sentido habían elegido bien la zona por su topografía, ya que permite el ocultamiento así como llevar una vida al margen de la sociedad, y por la ubicación económica de la
región. En los próximos días, por un tiempo bastante prolongado, van a aproximarse a la zona todos los trabajadores del azúcar. Muchos de ellos provienen del país vecino del Norte, y pese a que existe un control del ingreso de esta gente, no es del todo minucioso como para impedir que parte de ellos vengan con ese fin y se incorporen a las actividades guerrilleras.
Para darle una idea, se calcula más o menos que 25.000 hombres llegarán a esa zona en pocos días. Muchos de ellos pueden incorporarse para formar parte de los grupos guerrilleros, e integrar así un conjunto numeroso que, dirigido por gente adiestrada, podría crear problemas mucho más graves.
P. P.: En 1960 ó 1961, cuando aparecieron los grupos del comandante Uturunco, se pensó que no podían tener éxito dado que tropezarían con un problema insuperable, el logístico. General, ¿cree usted que ése es un problema insuperable para estos brotes?
Gral. Alsogaray: No, de ninguna manera.
P. P.: Algunos técnicos expresaron que Sierra Maestra, en Cuba, se encontraba en un lugar apto para el abastecimiento de los guerrilleros, por estar en zonas montañosas pobladas, condición que no se da en la Argentina. Algo similar a Sierra Maestra podía ser la Cordillera de los Andes, pero quedarían completamente aislados y no costaría gran esfuerzo rodearlos, ya que no podrían solucionar el abastecimiento de las tropas.
Gral. Alsogaray: Esto requeriría una explicación de cómo sería el procedimiento. Si tomamos los hechos de Orán, vemos que si hubieran podido aguantar 15 días más, se hubiesen organizado mejor y habrían podido saquear una comisaría, ya que son hombres aptos y decididos, e incluso, hubieran intentado asaltar un cuartel, es decir, que el hecho hubiera tomado cuerpo desde el punto de vista militar-guerrillero.
Lo importante, para tener un apoyo logístico adecuado, es captarse la simpatía de la población, ya que es una zona poblada y donde hay muchos medios de subsistencia, con zonas adyacentes importantes y la cercanía de la ciudad de Salta. Vale decir, que ellos tratan de captarse la simpatía y voluntad de los pobladores para organizarse. Tenga en cuenta que fueron a los mercados. Una misma persona realizó compras importantes que llamaron la atención, hecho que contribuyó a llevar a esta gente a este primer fracaso. A poco que obtengan el apoyo mencionado, el problema logístico lo tienen asegurado.
P. P.: En estas primeras escaramuzas o encuentros, la experiencia que ha recogido Gendarmería debe de haber permitido llegar a alguna conclusión. Si bien este hecho aparentemente es un peligro terminado, la Gendarmería en lo que respecta a armamento, ¿está en condiciones de enfrentar situaciones semejantes? Ha quedado demostrado en toda América latina que estos problemas se reproducen por razones políticas y sociales. ¿Qué capacidad tiene Gendarmería para enfrentar estos peligros en lo sucesivo?
Gral. Alsogaray: La capacidad que tiene Gendarmería para actuar contra estos sujetos está basada en dos cosas: la aptitud del personal y su adiestramiento, y el equipo.
Lo primero está ampliamente cubierto, porque muchos gendarmes, oficiales y suboficiales son de la zona, conocen el medio en que actúan y están acostumbrados a sus inconvenientes; además, tienen un elevado espíritu y gran patriotismo para actuar y resolver estos problemas.
En donde tropezamos con un déficit importante es respecto del equipo en general: transportes, comunicaciones, equipo personal, buena ropa, calzado y algunos elementos propios de la vida en la selva como ser mosquiteros, suero antiofídico, etc., cosas que los guerrilleros tienen en abundancia. Nuestro equipo es corriente, bastante disminuido por razones de presupuesto. En general, en la Institución, el equipamiento está en malas condiciones.
No obstante, al aparecer este brote se llevaron más medios, aportados por el Ejército en parte. Podemos decir que estamos operando en condiciones aceptables. Pero si esto se prolonga, requeriría un reequipamiento total, porque hasta la ropa se destruye rápidamente al actuar en la selva.
P. P.: Estos acontecimientos implican seguramente que a partir de ahora la Gendarmería tendrá que ser de un nuevo tipo, tener nuevos objetivos. Antes, su misión era la custodia de fronteras; ahora entra a jugar un nuevo ingrediente, como es la vigilancia de estos procesos políticos guerrilleros. ¿Está Gendarmería en condiciones humanas, de presupuesto, de armas y equipo como para enfrentar esa nueva situación que se ha producido en el país?
Gral. Alsogaray: -Contestarle con un monosílabo sería un poco complejo, porque tendría que optar entre un sí o un no, y ante esto debo expresar que no está en condiciones.
P. P.; ¿Y eso no resulta peligroso para el país?
Oral. Alsogaray: Sí, evidentemente. Pero resolver en forma efectiva este problema requiere una serie de medidas. En este momento, dadas las condiciones de economía deteriorada que afronta el país, es imposible contar con disponibilidad de dinero como para lograr un nuevo reequipamiento.
P. P.¿No cree que hay ciertas prioridades? Terminamos de vivir un episodio en la Argentina, que incluso ha llevado al combate y costado vidas humanas, por primera vez en muchos años. ¿No cree que eso determina una situación completamente nueva, casi diríamos revolucionaria en nuestras costumbres y modo de ser, y exige o plantea al gobierno la obligación de resolver el problema? ¿Se ha planteado esa inquietud?
Gral. Alsogaray: Sí, señor periodista. Personalmente lo hice en repetidas oportunidades y con la mayor claridad posible. Gendarmería depende orgánicamente de la secretaría de Guerra, autoridad donde expuse toda esta situación. De modo que por vía de la secretaría de Guerra y del ministerio correspondiente tiene que venir el apoyo material indispensable para desarrollar esa actividad.
Podemos citar cifras concretas a fin de tener una idea del conjunto, que como ya expresé anteriormente tienen su fundamento en la situación económica deteriorada. Dejando a un lado gastos en personal, sueldos, todos los demás gastos —vida, evolución, capitalización y funcionamiento de Gendarmería— en todo el país alcanzan a 250.000.000 de pesos anuales. Con esto hay que vestir, alimentar, adquirir materiales, realizar desplazamientos de efectivos y hacerlos operar en zonas difíciles. La sola mención de la cifra es sumamente clara. Las autoridades competentes están tratando de aumentarla, pero por el momento Gendarmería no cuenta más que con esa cifra para desenvolverse.
P. P.: ¿Se podría hacer una comparación del armamento con que cuenta Gendarmería con el de los guerrilleros?
Gral. Alsogaray: El armamento individual de la Gendarmería está basado en la pistola calibre 45, y como arma larga en la carabina o fusil 1891 y 1909, y pistolas ametralladoras Halcón (arma corta de tiro rápido). Esta última es muy apta para el combate en esa zona. A los guerrilleros se les tomó armamento distinto, por ejemplo el fusil automático liviano (F.A.L.), arma muy moderna que utiliza la NATO, también nuestro Ejército y en muy poca cantidad, Gendarmería.
Se les tomaron también pistolas ametralladoras y gran cantidad de explosivos como ser granadas de mano, antipersonal, antitanque, todo material sumamente moderno de fabricación extranjera y algunos con inscripciones rusas. Además, se tomó buena cantidad de explosivos como ser trotil, mechas, etc., para ser empleados en voladuras y en actos de sabotaje. Para aclarar el concepto y extremando un poco los términos, tomemos por ejemplo la muerte del gendarme Romero, que iba armado con una pistola calibre 45 y una carabina modelo 1891; en cambio, los guerrilleros estaban armados con F.A.L.
P. P.: Es evidente que la actividad de los guerrilleros tiene relación con las actividades políticas. Es el resultado de una actitud política; luego, debe tener sus conexiones con grupos políticos del país, porque no puede haber surgido de la nada. ¿Se han tomado medidas para determinar cuál es el sector político que ha dado lugar al nacimiento de las guerrillas? ¿Quiénes han educado a sus partidarios para ir a las guerrillas y les han dado instrucción?
La anulación de las guerrillas, ¿no debería comenzar antes del momento del combate?
Gral. Alsogaray: Eso requiere algunas aclaraciones previas. En forma directa, poder afirmar que el sector político tal apoya o dirige a estos guerrilleros es difícil. Probar que el dinero sale de tal o cual sector, que los hombres pertenecen a tal o cual partido, y que son afiliados de tal o cual organización no es fácil decirlo, dado que hay que probarlo. La acción indirecta es evidente. Poniéndole un título, se puede decir castro-comunista. El aspecto físico de la gente es un detalle probatorio. Ellos se autocalifican de nacionalistas de izquierda. Es lo que me han dicho. Quizá se cuiden de la palabra comunista, porque ésta en nuestro país no tiene todavía aceptación, y por eso le colocan ese nombre. De acuerdo a las circunstancias, se los
puede calificar de castro-comunistas.
En el Ejército hemos dividido teóricamente lo que se llama guerra revolucionaria en cinco etapas, que no deben producirse obligatoriamente en forma correlativa, pero pueden mezclarse en una u otra etapa.
1) Despliegue e infiltración de las personas que entran al país, es decir la gente que viene al país adoctrinada, la que se despliega infiltrándose en las instituciones, en las universidades, en los centros industriales, en las esferas de gobierno, etc. Esta es la primera parte: infiltración. Ya ha ocurrido en nuestro país.
2) Consolidación de los elementos y desarrollo de su actividad. Tomando contacto se organizan y desarrollan sus actividades. Suele ser acompañada esta etapa con sabotaje, terrorismo selectivo o sistemático, desórdenes callejeros populares, que también ha vivido nuestro país.
3) Intensificación de la violencia por el terrorismo y sabotaje.
4) Formación de bases donde hacen pie para arrastrar al país a la subversión. Y finalmente, la acción de las guerrillas. Teóricamente, estamos en la tercera etapa, pero las dos primeras que han ocurrido son el sustento ideológico y político de ésta.
Cuando un funcionario del gobierno declara: "yo no soy castro-comunista", a mí me parece que esto no tiene sentido. El funcionario no debe decir eso. Es probable que no lo sea, pero el solo hecho de que lo diga, de que hayan conseguido que lo diga, lo pone en la situación de lo que ya es común llamar "idiota útil".
Cuando un funcionario dice que "la infiltración comunista en la Argentina no es vasta ni penetrante" y por el otro lado tenemos hechos a la vista como el presente, puedo afirmar que es muy penetrante y vasta, puesto que ya tenemos muertos en la Argentina.
En el sentido del apoyo, captación o deformación de la mente ciudadana, aparecen esas organizaciones raras con nombres muy importantes y humanos: "Defensa de los derechos humanos", "Defensa de los derechos de la mujer", "Pro-Paz", "Defensores del petróleo", etc., que confunden a la opinión pública y pareciera que son los únicos que quisieran defender al país. Estos hechos no son cosas nuevas y es una de las técnicas para lograr el desprestigio del funcionario, atacando su honestidad. Pareciera que en este momento de la vida política ningún funcionario es honrado, y así se crea un escepticismo de la masa popular y también una división entre la masa y el dirigente. Esa es la técnica utilizada por el comunismo.
P. P.: Quizá se puede establecer la siguiente relación de circunstancias: Esa actividad subsiste y estos individuos pueden determinar un clima por el cual un joven de 20 años crea que una forma de luchar por la defensa del país sea directamente las guerrillas. Es decir que en este caso la guerrilla es un resultado espiritual utilizado por toda esta demagogia o deformación ideológica.
Y así se explica que haya actividades terroristas en las grandes ciudades argentinas, y en el norte del país, guerrilleros con grandes depósitos de armas. ¿Cómo es posible entonces que ante esta situación no se haya definido aún el gobierno? Hubo una definición de Gendarmería, que tuvo que luchar; una definición de la Policía, que debió actuar contra asesinos y grupos terroristas. Lo que no hay es una definición de la instancia máxima del país. Tampoco hay una mecánica actualizada y orgánica para poner fin a esas actividades: cada sector lucha en su esfera. ¿No debiera existir una organización nacional que aúne todas estas fuerzas?
Gral. Alsogaray: Eso tendría que lograrse rápidamente y requiere ante todo el convencimiento por parte de la autoridad de que el movimiento guerrillero existe y que el problema es grave. Es decir, que si se va a iniciar una acción, hay que hacerla con entusiasmo. Crear un comando que trate el problema y que requiera las medidas militares de Gendarmería y FF. AA. en una faz final, y también que se requiera la figura jurídica que encuadre perfectamente esas actividades. Ya ha habido muertos, es decir que se los encuadra por homicidio. Pero antes de eso era difícil encuadrarlos legalmente. Existe un decreto ley llamado represivo, pero las penalidades del mismo son muy leves.
Los medios materiales los tenemos y los podemos mejorar. Hay convencimiento de que hay que actuar y está en marcha la acción; lo que falta todavía es el encuadramiento, o sea darle el nombre correspondiente porque el término guerrillero no figura en ningún código. Dejarse crecer la barba e ir a vivir a la montaña no es motivo de encuadramiento legal.
P. P.: Si tenemos ya la realidad de un guerrillero combatiendo en la selva, estamos casi en la guerra civil.
Gral. Alsogaray: Sabemos que la actividad existe, sólo falta darle el nombre y prever las variantes. Creado el enemigo, hay que atacarlo con todos los medios necesarios, materiales y jurídicos.
P. P.: En dos ocasiones, dos diarios distintos vincularon directamente a personal del Ejército, sin dar nombres, con estas actividades de guerrilleros. ¿Cree que existe infiltración en la superioridad del Ejército?
Gral. Alsogaray: Rotundamente, afirmo que no. Si hay algún integrante del Ejército que tenga esas ideas, no puedo afirmar que sea imposible. A título personal, él lo sabrá y pertenece a su conciencia. En cuanto a que un general en actividad tenga contacto con estas acciones, le puedo asegurar categóricamente que no. Estas versiones forman parte de lo que ya hemos hablado, del desprestigio de las autoridades y funcionarios, de las instituciones, ante la opinión pública.
P. P.: ¿Prevé nuevas actividades guerrilleras para el futuro?
Gral. Alsogaray: Creo que sí. Hay que prever que, con los hechos ocurridos y de la zona que se trata, muy cerrada, del tiempo transcurrido entre la primera etapa y la segunda, en que no hubo novedades hasta la muerte del gendarme, un capataz y dos guerrilleros, no sería nada raro que dentro de algunos días, a lo mejor mañana, pueda haber algún otro choque dentro de la zona grande en que estamos actuando.
Como expresé anteriormente, en la región de las operaciones puede darse por terminada la acción. Pero aunque no hay pruebas terminantes, es muy probable que existan organizaciones en Formosa, Chaco, Santiago del Estero y norte de Santa Fe; y con menos fundamentos en Catamarca y Mendoza, pero no se ha podido confirmar.
P. P.: La experiencia de América latina y los acontecimientos de los últimos años demuestran que en este continente se ha llegado a un punto crítico en materia de actitudes subversivas: las guerrillas, punto máximo de la actividad subversiva; luego viene la guerra propiamente dicha. ¿No ha llegado el momento de dictar una ley de seguridad nacional para reemplazar el escepticismo y la forma liviana con que se enfoca este problema?
Gral. Alsogaray: Eso es una necesidad nacional. Crear una ley que sea un respaldo jurídico para actuar. Nuestras leyes y la Constitución hablan de guerra y paz. Si hay guerra intervienen las FF.AA. y todo el país; en la paz, no hay problemas, cada uno se dedica a sus actividades de paz.
Hace muchos años que en el mundo no se vive ni en paz ni en guerra, sino en lo que se ha dado en llamar guerra fría, y esto es lo que no está configurado jurídicamente.
En estas circunstancias, vendría muy bien una ley de seguridad nacional que prevea todo este tipo de guerrillas, conmoción interior; en fin, el nombre no interesa mucho, pero sí la finalidad. Eso sería muy saludable y evitaríamos también una deformación de la opinión pública, porque la sola palabra represión es desagradable ya que da la impresión de coartar la libertad individual.
¿Qué le puede perjudicar a un obrero que se imponga la pena de muerte? Al que no es delincuente, no le importa esta medida. Aclaro que no propicio la pena de muerte, pero pongo esto como figura máxima. ¿Qué le puede perjudicar a un hombre honesto que al que no lo es se le imponga una pena de 20 años de cárcel?
Una ley como la que se menciona, desde el momento en que es promulgada debe tender a llenar el vacío que existe entre la paz y la guerra. Hay que llenar ese vacío sin pérdida de tiempo para que permita a las fuerzas actuar inmediatamente con la mayor eficacia.
Gendarmería ha actuado en esta zona porque es su jurisdicción. Se produjo este hecho y actuó sin ninguna orden previa, cumpliendo con su misión. Pero si eso ocurre a 100 kilómetros más adentro, no hubiese podido actuar como tampoco hubiese podido actuar el Ejército, sino que debía haberlo hecho la policía. Está el caso de Córdoba.
P. P.: Es comprensible que las Fuerzas Armadas se abstengan de intervenir en lo que no está dentro de sus funciones específicas, pero cuando como en este caso se llega a la batalla y entramos en el proceso político-militar, ¿no deberían realizar una campaña de difusión de cuál es el problema moderno de la seguridad nacional?
Gral. Alsogaray: Esa tarea de ilustrar a la opinión pública sobre los peligros que deben enfrentar las Fuerzas Armadas es una tarea permanente. Usted puede tener razón, o mejor dicho tiene razón, de que la ilustración no se intensifica en la medida necesaria para crear esa conciencia contra el peligro externo e interno.
Las Fuerzas Armadas tienen sus representantes ante el gobierno nacional y son los responsables de que esas tareas se realicen.
En mi esfera de Gendarmería Nacional, esta charla tiende a llenar los recaudos expresados de dar la mayor difusión posible a estas circunstancias.
P. P.: Con cierta frecuencia se ha denunciado que en algunos sectores de las Fuerzas Armadas y en los Servicios de Seguridad e Información se ha protegido a grupos extremistas de extrema derecha, con el argumento de que si bien no eran legales, servían para luchar contra el comunismo. La experiencia demuestra que en los países de extrema derecha es muy fácil pasar a la extrema izquierda. ¿No cree que se ha obrado con cierta insensibilidad e imprudencia con esos grupos?
Gral. Alsogaray: Usted se refiere...
P. P.: Al grupo Tacuara.
Gral. Alsogaray: En razón de mis funciones no me he ocupado de seguir este asunto en detalle, pero creo que en su pregunta está la contestación: cualquier extremismo tiene que valerse de la violencia para conseguir su fin. Cuando se entra en ese camino es muy lógico y natural que esos extremos se junten en un punto determinado.
P. P.: Cuando se toleraba a la Tacuara de derecha, ¿se previo que podía aparecer una Tacuara marxista?
Gral. Alsogaray: Yo no estoy en los detalles de las investigaciones; le puedo contestar a título personal. Por otra parte, el tema en sí es de carácter reservado, no le puedo dar una contestación categórica o real de los hechos. Ya que hablamos de una ley de seguridad nacional, dentro de la misma tendrían que figurar los elementos o instrumentos para reprimir los elementos extremos mencionados, y si se juntan reprimirlos en conjunto.
P. P.: Creemos que hubo tolerancia con esos grupos por parte de los poderes públicos.
Gral. Alsogaray: Yo no sé si es tolerancia, inacción, indiferencia, etc., pero todo esto hace pensar en que se está girando alrededor del tema, pero no se actúa con la eficacia y organización que la situación requiere.
P. P.: Para concluir, señor general, ¿puede decirse que después de los episodios como la lucha de los guerrilleros en el Norte, episodios como el del grupo Tacuara, que asaltó al Policlínico Bancario, después de los acontecimientos de la C.G.T. en Rosario, debiera haber una nueva actitud respecto de lo que es la seguridad nacional?
Gral. Alsogaray: Evidentemente, hay suficientes elementos de juicio a través de todos los hechos por usted mencionados como para enfrentar a este enemigo con toda la seriedad e importancia que el caso requiere.
Con toda seguridad que los funcionarios responsables de la conducción del país comparten esta preocupación; creo que faltan la unificación de esa conducción y la planificación adecuadas.
P. P.: Esto es todo, señor general: hemos agotado el tema.
5 de mayo de 1964
PRIMERA PLANA

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