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Juicio a la TV

RAÚL URFIZBEREA: —Quiero hacerle una pregunta, Romay. Usted, en la última entrevista que se realizó con el ministro Gordillo, dijo que en Canal 9 existe un concepto filosófico, moral y ético a propósito de su programación. Quiero saber si usted lo dijo en serio o en broma.
ALEJANDRO ROMAY: —Bueno, depende de qué conceptos tenga usted sobre esos adjetivos. Ese no es un simple enunciado, es un propósito que corresponde a la fenomenología de la creación artística. Es evidente que cuando la dirección general de un canal pone en marcha un programa lo hace con un concepto moral, filosófico y ético que le trasmite a los productores, libretistas, a los directores en una reunión conjunta, y luego, a partir de ese momento, esa creación artística puede o no tener éxito. Pero el programa nace con esos conceptos. A usted lo que yo dije le llamó la atención, por eso me pregunta si fue en broma. ¿Qué entiende usted por concepto filosófico en la aplicación de un programa?
URTIZBEREA: —Bueno, lo que pasa es que lo que la televisión trasunta es que hay una gran preocupación por la conquista del rating. Y en ningún momento nada de lo que se hace se hace para otra cosa que no sea para conquistar mayor audiencia. ..
ROMAY: —No, eso sería muy ingenuo, Urtizberea, y a usted no le cabe ser ingenuo.
URTIZBEREA: —A ver, vamos a preguntarle a la señora Mónica Robertie, que es empresaria y ama de casa...
MONICA ROBERTIE: —Bueno, yo me hago una pregunta. Usted acaba de decir que cuando un programa va a salir al aire se reúne con su gente y tiene un concepto filosófico. . .
ROMAY: —Aplicamos un concepto filosófico. ..
ROBERTIE: —Aplican un concepto filosófico... ¿En qué momento aplican el concepto comercial? Porque usted es empresario, y su empresa es la televisión.
ROMAY: —Veo que acá no se entiende lo que es concepto filosófico, y eso me apena profundamente.
ROBERTIE: —Yo creo que lo del concepto filosófico es una manera de salir del paso porque pienso que el concepto comercial lo aplican desde el vamos. Y qué es lo que usted entiende por concepto filosófico, porque todavía no lo ha explicado.
ROMAY: •—Bueno, la televisión argentina, sobre todo el área que nos toca cubrir a nosotros, tiene aproximadamente dos millones trescientos mil aparatos. Por lo tanto debe servir a ocho millones de televidentes. Nosotros consideramos en Canal 9, cuando realizamos un programa, que no debemos ser sectarios. Antes que una posición comercial fría tenemos un pensamiento de la verdad absoluta, que eso es la filosofía; sí no estaríamos haciendo sofismas, y nosotros no somos sofistas; somos filosóficos cuando hacemos una programación.
HORACIO CARBALLAL —Los sofistas son una escuela filosófica, también.
ROMAY: —Sí, pero es una escuela a la que Platón repudió por considerar que era una verdad relativa y no definitiva.
URTIZBEREA: —Aquí lo que veo es que podemos caer en lo que no queríamos caer...
ROMAY: —Sí, pero yo quisiera explicarlo para que la señora de
Robertie tenga un concepto claro de la cosa. Cuando nosotros nos reunimos decimos en primer término que debemos servir a ocho millones de televidentes; entonces, partiendo de un principio de esa palabra que a ustedes les ha parecido muy peyorativa y les ha asustado y consideran que de alguna manera pudo haber sido una broma cuando no es más que una verdad absoluta que nosotros hemos expresado, y que cuando nosotros realizamos el estudio de un programa partimos de una necesidad: tratar de lograr para ese programa los ocho millones de televidentes, y sin necesidad de hacer sectarismos, porque nosotros de ninguna manera queremos integrarnos con el conjunto de los apocalípticos. Nosotros queremos hacer con esta materia cultura de masas. Esa es nuestra labor.
URTIZBEREA: —Ehhh... Romay, ahora tengo que hacer un corte, pero evidentemente si hay algo que la gente censura es que no hay precisamente cultura de masas, y yo después del corte quiero. ..
ROMAY: —Bueno, hagamos una cosa, analicemos la programación de cualquier canal y comparémosla con la de canal 9 y vamos a ver si estamos o no realizando una cultura de masas.
URTIZBEREA: —Estamos enjuiciando a la televisión. Yo quiero aclarar, por lo que viene sucediendo, que esto no es un enjuiciamiento a canal 9.
CARBALLAL: —Yo te pediría hacer también otra aclaración, en la que creo que vamos a coincidir todos. Se habló, antes del corte, de cultura de masas, se habló de cultura popular. Yo creo que todos nosotros vamos a coincidir en que no hay cultura popular y cultura de élites. Lo que si hay es
una difusión popular de la cultura, a la cual, más que nadie, los medios llamados de comunicación social deben prestar su servicio de manera tal, Romay, que sirvamos a esos .ocho millones, y no nos sirvamos de ellos. Y para redondear, muy brevemente, quiero decir que nuestra concepción filosófica sobre cultura es muy simple: la que da el diccionario. A nivel individual, todo aquello que la criatura humana, como ser perfectible que es, puede desarrollar toda su potencialidad. A nivel comunitario, es el mantenimiento de las grandes vivencias, de las grandes obras de un pueblo, que de generación en generación se transmite enriqueciéndose...
URTIZBEREA: —Eso es muy importante, Carballal, porque la mayoría de la gente cree que cultura es conciertos, pinturas...
CARBALLAL: —Exacto; se cree que cultura es bellas artes, y en televisión, Romay, uno de los enormes daños que se le hace a la cultura es cuando un canal piensa que cubre su porcentaje cultural con una conferencia o con un concierto. Cultura es la forma como se para un locutor frente a la cámara; eso ya es cultura. Y en ese sentido creo que es muchísima la responsabilidad de los medios en lo que hace a la cultura nacional. Perdón, si necesitan alguna otra aclaración...
ROMAY: —No, no, está bien; esto surgió de una pregunta muy agresiva de Urtizberea que sería necesario terminarla porque si no quedaría inconclusa y el público pensaría que no se le ha dado respuesta. El concepto filosófico de canal 9 es hacer cultura masiva, o sea llevar la difusión cultural a la mayor cantidad de espectadores. Moralmente, nosotros pertenecemos a una manera nacional de ser, es decir, tenemos una moral nacional. Y esa manera de ser, de actuar, de responder, corresponde también a una manera de vivir. Y esa manera de vivir es la que nosotros defendemos en nuestra pantalla. La defendemos a través del idioma, de los autores y de las adaptaciones. Y desde el punto de vista ético nosotros cuando hacemos un programa decimos: "señores, este programa no debe agredir a nadie ni debe ser un factor de resquebrajamiento dentro de la sociedad o dentro de la estructura de nuestra sociedad".
URTIZBEREA: —A ver, usted, doctor, que acaba de publicar un libro que parece que va a ser un "boom": "Los decretos de Alta-marca", y que además es director de la Asociación Internacional para la Investigación de las Comunicaciones Masivas, ¿qué le puede contestar al señor Romay?
RICARDO NOCEDA: —Pienso que podríamos abandonar por un momento el esquema de juicio a la televisión y dar por sentado para ponernos de acuerdo provisoriamente y poder seguir adelante que sobre la televisión el juez es la opinión pública. La televisión argentina puede ser mejorada; de eso no hay ninguna duda. Ahora bien, lo que quería decir yo es que hay dos estrategias: si una cosa tiene puntos altos y puntos bajos, como se debe buscar la mejora del promedio, y no es un promedio aritmético porque hay un factor muy importante. Viendo la televisión por lo que sale de ella, que no interesa, sino por lo que entra en el espectador, vemos que el problema de la televisión no es lo que ella provee sino lo que el telespectador va a buscar. Por eso yo pienso que lo que hay que hacer con la televisión es eliminar
lo peor y no agregar lo mejor. ¿Por qué? Porque la naturaleza humana está hecha de tal manera que tiene una propensión hacia lo mórbido. El hombre no se determina con indiferencia frente a lo mejor o lo peor. Tiene una propensión hacia lo bajo, de tal manera que si nosotros le damos a un centímetro de distancia entre uno y otro lo mejor y lo peor, el dedo se incline en el dial para elegir lo peor. Entonces, la manera de subir el nivel es poner nuevos canales culturales, edificantes, pero fundamentalmente hay que suprimir los baches que tiene, y todos lo reconocemos, la televisión.
URTIZBEREA: —Entonces hay que hacer tomar conciencia a la gente que la televisión la elige ella.
ROBERTIE: —Sí, por eso quiero hacerle una pregunta al señor Romay, cuando dijo que debía captar la masa...
ROMAY: —Yo dije servir a los ocho millones.
ROBERTIE: —Es captar...
ROMAY: —Yo dije servir...
ROBERTIE: —Buen... pongámosle servir... ¿Cómo, cuando usted pone el programa ya tiene los ocho millones?
ROMAY: —Bueno, ya partimos de una base extraña filosóficamente. Si alguien en canal 9 propusiera un programa para captar audiencia, inmediatamente serla rechazado.
ROBERTIE: —No me diga eso, señor Romay, si no, ¿para qué funciona el rating y todo lo demás?... ¡Perdóneme, pero no me diga eso! ¿No piensan jamás en el rating que ese programa les va a dar?
ROMAY: —Nosotros. ..
ROBERTIE: —.. .Hay un concepto totalmente equivocado...
ROMAY: —¿Le puedo contestar?
ROBERTIE: —Sí, cómo no.
ROMAY: —Da la casualidad que yo soy productor de teatro, el director de un canal de televisión y he sido también esporádicamente productor de cine. Esto se hace con un esquema de investigación previa. ..
URTIZBEREA: —Bueno, señor Romay, la señora decía que usted pensaba nada más que en el rating.
ROBERTIE: —No exactamente, pero una buena dosis de eso hay.
ROMAY: —Hay dos cosas que se dijeron aquí con las que no estoy de acuerdo, y no quiero dejarlas pasar... Tal vez tres. El doctor No. ceda dijo que la calidad de la televisión era ya cosa juzgada por el público, y que la televisión era perfectible. Y después, la señora dijo que los hombres que hacen
televisión sólo piensan en la captación de audiencia. Y finalmente el doctor Noceda expresó que el público tiene una inclinación hacia lo malo, hacia lo mórbido y hacia lo negativo. Bueno, tengo que contestar esas tres cosas. No es cierto que el público se incline a lo mórbido, ni es cierto que el público se incline hacia lo bajo. Yo creo que entre lo bueno y lo malo, el público se ha quedado siempre con lo bueno. Ella dijo que nosotros hacíamos captación, y qué diferencia había entre captación y servicio. Y yo empecé a explicarle. El espectáculo no se hace caprichosamente. Se investiga, es una técnica como cualquier otra. Nosotros nos reunimos con sociólogos e investigadores de mercado y tratamos de preparar un programa que satisfaga las necesidades de los ocho millones de espectadores.
ROBERTIE: —Yo no quiero especificar a su canal, pero yendo a la programación de todos, voy un poco a lo que dice el doctor Noceda. Ustedes explotan el morbo con programas que realmente van a eso.
ROMAY: —¡Explíquenme cuál es el programa!
ROBERTIE: —¡Corazones Solitarios, que es un programa que no sé si le da un poco de cultura a la sociedad, pero que sí explota y exprime el morbo que en la gente existe!
ROMAY: —¡Ah, no, no!
ROBERTIE: —Ah, no no. . . ¡Sí! Un niño muñéndose en la cama del hospital, y el primer plano en la cara del niño así angustiado, y entonces el locutor diciendo que la madre no aparecía... Bueno, en ese programa, perdóneme sí no es suyo, pero no importa...
ROMAY: —No, no, no. . . Es nuestro, es nuestro. Corazones Solitarios, y nos sentimos muy orgullosos de ese programa.
ROBERTIE: —Entonces, cuando ustedes explotaban que la madre no estaba...
ROMAY: —No era en Corazones Solitarios.
ROBERTIE: —Perdóneme, no estoy hablando de Corazones Solitarios; aparte de ése hay muchos más exactamente iguales.
ROMAY: —Ah, bueno. . .
ROBERTIE: —Entonces, en vez de decir que la comunidad asistió a ese chico, que hubo gente que lo llevó al sanatorio, es decir, mostrar toda la parte buena y positiva que el ser humano tiene, explotan así, dándole, dándole y dándole a esa madre desnaturalizada, a esa madre que no venía... Es decir, ¿qué es eso?
ROMAY: —Bueno, espere, espere. ..
ROBERTIE: —¿Qué es eso?
ROMAY: —Señora de Robertíe, señora de Robertie...
ROBERTIE: —¿Por qué explotan así el morbo de la gente?
URTIZBEREA: —La señora de Robertie hablaba de la explotación del morbo.
ROBERTIE; —Exactamente.
ROMAY: —La señora de Robertie. ..
URTIZBEREA: —.. .seamos sintéticos. ..
ROMAY: —La señora de Robertie dijo que había un señor en un hospital donde estaban practicando una operación, y que ese señor trataba de captar audiencia explotando el morbo. Y que no señaló los aspectos positivos. Pero esto quiere decir que ella conoce los aspectos positivos. ¿Por qué está subestimando a la población y piensa que ella no captó los aspectos positivos igual que usted? O sea que esa chica, que no pertenece a Corazones Solitarios, sino que fue un acto humanitario del canal que consiguió que el doctor Matera la operara, se consiguió su traslado de la ciudad de Córdoba a Buenos Aires, y luego como demostración del nivel alcanzado por nuestra técnica, sobre todo en lo que es neurocirugía, esa chica fue operada frente a las cámaras. No es un hecho nuevo de la televisión mundial. Esto es un hecho
ROMAY: —Bueno, eso puede ser un problema del locutor que puede ser discutido...
ROBERTIE: —Bueno, pero. ..
ROMAY: —Evidentemente, cuando usted tiene un concepto, insisto, a propósito de cómo se debe desarrollar un programa de solidaridad humana y se lo da a un locutor para que lo anime, el locutor puede no saber destacar los elementos positivos y puede enfatizar sobre los elementos negativos.
NOCEDA: —Yo creo que no debemos detenernos en episodios cuyos pormenores no interesan a nadie.
URTIZBEREA: —No, pero se puede ir de lo particular a lo general también...
NOCEDA: —Sí, pero lo fundamental es lo siguiente. El inmenso poder de penetración y de formación espiritual, cultural, de gusto, de modo de vivir, de lenguaje que tienen los medios de comunicación masiva en general, es mucho más poderoso que la que tiene por ejemplo, toda la escolástica clásica, es decir los sistemas de educación de la antigüedad. Entonces, si la función del Estado es una función docente y gasta sumas inmensas en mantener colegios, no se puede aceptar que por la televisión y la radio —no digo que sean pésimas— no sean todo lo excelente que pueden ser no se ponga el mismo esfuerzo en mejorar en lo posible estos medios, porque teniendo más poder de penetración y formación que la escuela llegamos a la paradoja y al absurdo que el Estado, con la mano derecha y con enormes gastos sacados de impuestos, está alimentando un sistema educativo que luego un sistema —que permite con la mano izquierda— esté anulando la función educativa del Estado.
URTIZBEREA: —Esto. ..
NOCEDA: —Ya voy a terminar. Yo lo que quisiera decir es lo siguiente. Si aceptamos que la televisión en su promedio puede ser mejorado, y si el Estado, que es quien concede las explotaciones, no hace que esos medios realicen y entreguen a la población el mayor potencial posible de mayor elevación cultural y espiritual va a estar permitiendo con una pasividad culposa —no digo dolosa, pero sí culposa— que él mismo defeccione en su función fundamental.
ROMAY: —Me parece una maravillosa exposición, pero no creo que así aportemos nada.
CARBALLAL: —Bueno, yo voy a ver si consigo un término medio. Yo estoy totalmente de acuerdo con lo que dice el doctor No ceda sobre la responsabilidad de Estado. Pero hay también una grave responsabilidad de la familia porque la televisión tiene como destinatario a la familia y no al hombre aislado. Y por eso el padre a pesar de estar agobiado por sus dos empleos, debe saber elegir entre cinco canales que pasan cinco programas distintos a la misma hora.
ROBERTIE: —¿Lo puedo interrumpir? Yo tengo la suerte de re-presentar en este panel a la parte empresaria, o sea puedo criticar la faz comercial, y además soy madre. Nuestra responsabilidad es cierta, pero muchas veces mis chicos están viendo un programa infantil y en el medio se incluye una escena erótica, y usted, señor Romay, no me mire porque sabe que es cierto.
ROMAY; —No, no la miro; y sonrío por la inconsciencia con que se está tomando este tema, perdóneme que utilice un término tan duro...
ROBERTIE: —¿Inconsciencia en qué sentido?
ROMAY: —Porque así como ustedes están señalando el hecho de que aparezca de pronto un aviso erótico, los mismos padres son los que llevan a su casa un diario o una revista donde están Los mismos avisos, o la publicidad de una película pornográfica...
ROBERTIE: —Pero no estamos discutiendo este tema.
CARBALLAL: —Sí, la señora tiene razón. Estamos discutiendo el hecho televisión, y la responsabilidad es de todos. Del Estado, de los padres y de los directivos de los canales. Y también de los avisadores. Todos deben asumir su propia responsabilidad, y no se trata de tirar piedras al tejado del vecino, porque puede resultar que el nuestro sea de vidrio.
NOCEDA: —¿Diez palabras nada más? ¿Me permite? Estoy de acuerdo en la responsabilidad de los padres, pero debe ser ayudada. Porque un padre no se puede pasar el día con la escopeta en la mano a ver qué canal mira su hijo...
ROBERTIE: —Y el padre y la madre trabajan fuera de la casa.
CARBALLAL: —Cinco segundos nada más, como para reforzar la posición de Romay, que está aparentemente en minoría. La televisión ha hecho grandes esfuerzos y grandes programas que no recibieron el apoyo del público. Nosotros, como público, somos los que debemos ir haciendo a la televisión, y cuando veamos algo que nos guste debemos escribir a los canales, llamar por teléfono, así se seguirán haciendo esos programas.
URTIZBEREA: —Tenemos que señalar algo que la calle ha criticado en los últimos acontecimientos, y es la responsabilidad del periodista, que en la búsqueda de la nota llega a excesos que la gente no perdona y que rechaza. Estamos enjuiciando a la televisión y ahora también a los periodistas que han informado sobre los últimos sucesos con tanta espectacularidad.
CARBALLAL: —Lo que pasa es que no hay que perder de vista que la noticia debe ser objetiva y verdadera, e integra en cuanto o tanto no lesione intereses legítimos de terceros. En otras palabras, la noticia no debe faltar a la caridad.
ROBERTIE: —Bueno, creo que estamos sobre el final del programa, y como esto es un juicio supongo que debemos emitir el nuestro. Lamentablemente nos tenemos que dirigir solamente al señor Romay, ya que es el representante más directo que tenemos a mano. Como empresaria le diría que los canales están en competencia de búsqueda de los peores programas, y hasta se los quitan unos a otros. Siempre pugnan por el peor. Como madre, les critico que no se dan cuenta de que de ellos depende mucho la formación de nuestros hijos.
NOCEDA: —Mi juicio es éste: quiero insistir en un concepto, el concepto de que por una estructura muy intima de la criatura humana es importante que el Estado antes de mejorar lo bueno elimine lo malo, porque el hombre va a ser dominado por su morbo, y si tiene la posibilidad de elegir va a tender siempre a ver lo bajo y no lo que se encuentra en las altas cumbres.
CARBALLAL: —A mí, como a todos los que estamos acá, me
preocupa mucho el estado actual y por sobre todo el porvenir de la televisión argentina. Pero no me preocupa acá, donde se puede optar, sino porque estoy permanentemente en el interior del país y allí el panorama sí que es grave. La programación cuando no es foránea es porteña, y tengo mucho miedo de que pasemos un rasero. Nosotros tenemos una cultura nacional en tanto y cuanto tengamos una cultura correntina, una riojana y una patagónica. Y pienso que debemos alentar la programación local sin importarnos demasiado la carencia de valores que puede haber en un momento determinado en esos lugares. Cada provincia deberá tener la televisión que corresponda a su cultura para que tengamos una televisión nacional y no solamente porteña.
ROMAY: —No puedo dar respuesta a todo esto porque no tengo tiempo. No me basta un solo
minuto, y me apena que el público, que necesita esta respuesta, no la pueda tener. Una cosa es la planificación y otra es la posibilidad. Por lo tanto nosotros tenemos que ubicarnos en bases concretas y realistas. La televisión es parte del país, un país subdesarrollado como el nuestro...
CARBALLAL: —Discrepo totalmente.
ROBERTIE: —En desarrollo...
ROMAY: —A un país subdesarrollado como el nuestro.
NOCEDA: —¡Es un país que está en vías de ser subdesarrollado!
ROMAY: —.. .subdesarrollado como el nuestro. Ustedes han expuesto sus pensamientos. Desde mi punto de vista, un país como el nuestro, que tiene un manejo económico equivocado, que solamente a nivel cultural se encuentra ocupando un segundo o tercer puesto, ya
que '¡n los otros planos ocupa lugares muy alejados en las tablas de valores. Entonces, no podemos menos que reconocerle un valor a nuestra televisión, que dentro de un contexto de un país que tiene falencias importantes en todos los esquemas que de alguna manera le sirven de basamento haya podido ser un elemento significativo en el concierto internacional. Por eso, lo único importante que se dijo acá es que la televisión es perfectible.
URTIZBEREA: —Bueno, tengo que cerrar yo esta audición. No sé cuál será el juicio del público con respecto a esta audición, pero sí se ha intelectualizado mucho es porque se ha cuidado el nivel de los invitados. Ustedes me han hecho personalmente y a diario críticas sobre lo que es la televisión. Bueno, este programa que hicimos es totalmente lo contrarío de lo que ustedes están criticando.
Revista Gente y la Actualidad
24 de abril de 1972

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ALEJANDRO ROMAY, DIRECTOR GENERAL DE CANAL 9; MONICA ROBERTIE, EMPRESARIA Y AMA DE CASA; HORACIO CARBALLAL, SUBSECRETARIO DE CULTURA; RICARDO NOCEDA, ESCRITOR, CONDUCIDOS POR RAUL URTIZBEREA, PROTAGONIZAN UNA LUCIDA CRITICA A LA TELEVISION NACIONAL.
LA TELEVISION HA RECIBIDO, EN LOS ULTIMOS TIEMPOS, ACIDAS CRITICAS. EL PASADO JUEVES POR LA NOCHE, EN CANAL 7, RAUL URTIZBEREA CONDUJO "JUICIO A LA TV", UN INTENTO DE DESENTRAÑAR ALGUNAS DE LAS MAS SERIAS ACUSACIONES QUE SOPORTA LA TELEVISION ARGENTINA. ALEJANDRO ROMAY FUE BLANCO DE LOS SEVEROS IMPACTOS LANZADOS POR LOS HABILMENTE SELECCIONADOS PANELISTAS. FUE UN PROGRAMA AGRIO, REVELADOR, POLEMICO.


Juicio a la TV
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